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Sociedad

A 15 años de la represión policial en Bariloche: tres jóvenes asesinados y una herida que no cierra

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El 17 de junio de 2010 comenzó una de las jornadas más tristes en la historia reciente de Bariloche. Tres jóvenes; Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas; fueron asesinados por las fuerzas de seguridad en un despliegue represivo que dejó secuelas profundas y una deuda de justicia que sigue sin saldarse.

17/06/2025 12:09 Hs.

El cuadro, con el rostro de las víctimas, aún permanece en las paredes del Concejo Deliberante. Foto ANB

Este martes 17 de junio se cumplen 15 años de la represión policial que dejó un saldo de tres muertes en Bariloche. Tres nombres que siguen presentes en la memoria de la ciudad: Diego Bonefoi (15), Nicolás Carrasco (16) y Sergio Cárdenas (29).

Todo comenzó en la madrugada, cuando Diego Bonefoi, de 15 años, fue asesinado de un disparo por la espalda por el cabo Sergio Colombil. La noticia se esparció con rapidez y desató protestas espontáneas en los barrios del Alto, marcadas por el dolor, la bronca y la impotencia. 

En lugar de una respuesta institucional que brindara contención o diálogo, el Estado desplegó un operativo represivo que se cobró otras dos vidas: Nicolás Carrasco, de 16 años, baleado el mismo día; y Sergio Cárdenas, de 29, vecino del barrio y padre de dos hijos pequeños, herido en medio de la represión al día siguiente y fallecido luego en el hospital.

En esas 48 horas, no solo hubo tres víctimas fatales, sino también decenas de personas heridas por balas de goma y de plomo. La violencia desplegada por las fuerzas de seguridad fue desmedida, y quedó grabada en la memoria colectiva como uno de los episodios más crudos de abuso institucional en democracia.

Con el paso de los años, las causas judiciales avanzaron con lentitud y con escasa contundencia. Solo el cabo Colombil fue condenado por homicidio en 2012, con una pena de 20 años por el asesinato de Bonefoi.

Recién en 2018 se concretó un juicio por la represión, en el que seis policías fueron condenados por lesiones y abuso de armas, pero actualmente todos gozan de libertad. Por los asesinatos de Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas, nunca hubo responsables penales directos.

La ciudad recuerda a Diego, Sergio y Nino en distintos espacios de la ciudad: uno de ellos en la Costanera. Foto archivo: Marcelo Martínez.

El dolor de los familiares no cesa. Karina Riquelme, esposa de Sergio Cárdenas, fue y sigue siendo una de las caras más visibles en la búsqueda de justicia. “Intentando aprender a llevar el dolor. Quince años que nos cambiaron la vida. Compartiendo el dolor con mis hijos por no poder decir nunca más un ‘Feliz día, papá’, por no volver a abrazarlo. Duele el vacío, duele la poca justicia que quedó de este horrible asesinato”, expresó en diálogo con ANB. 

“Fueron muchos años cargando con semejante mochila. Fijate que después de 12 años recién pude llevarlos al banquillo de los acusados. Años de lucha mientras criaba a mis niños, mientras laburaba. Años muy difíciles”, agregó. 

Karina también señaló la sensación de impunidad que sigue vigente: “Me he cruzado en varios sectores de la ciudad con algunos de los condenados, caminando como si nada hubiese sucedido. A 15 años sigo sosteniendo que en este país solo existe justicia para algunos”.

En homenaje a las víctimas, el Municipio incorporó esta fecha al calendario oficial como el “Día de la Inclusión Social y contra la Represión Policial”, mediante la ordenanza 2033-CM-2010.

La memoria de Diego, Nicolás y Sergio no sólo está presente en las marchas y actos conmemorativos, sino también en los espacios de la ciudad: donde antes funcionaba la comisaría 28 hoy hay un CAAT con una huerta comunitaria; sus rostros aparecen en grafitis, en la plaza de la Escuela La Llave, en murales frente al edificio del Poder Judicial y hasta en un cuadro que cuelga dentro del Concejo Municipal.

Cada año, la movilización popular vuelve a decirlo fuerte y claro: “A tres pibes los mató la Policía. El Estado es responsable”. La memoria persiste en las calles. La justicia, en cambio, sigue en deuda. (ANB)