Cultura y Educación
¿A quién se debe que Bariloche se llame así en vez de Vuriloche?
Si el nombre de la ciudad alude el mítico paso cordillerano, ¿por qué la diferencia entre las vocales?
Sobre el este del mapa, se lee claramente Buriloche.
¿A quién se debe que Bariloche se llame así en lugar de Vuriloche o Buriloche? El nombre que a comienzos del siglo XX comenzó a sumarse a San Carlos ya se escribía con “a”, aunque históricamente aludiera al mítico paso cordillerano que en las fuentes antiguas aparece con “u”. Si bien la versión actual se generalizó rápida y casi acríticamente, la modificación tuvo un responsable con nombre y apellido. De origen europeo, trabajó en Chile durante varias décadas.
Después de permanecer por casi 100 años debajo del bosque, el célebre sendero se reabrió a comienzos del siglo XVIII a instancias del sacerdote Juan José Guillelmo. Las fuentes de esos tiempos se refieren al Paso Vuriloche o Buriloche. Con su reapertura, soldados españoles de Chiloé, con recua de mulas inclusive, eran capaces de llegar al lago Nahuel Huapi desde Ralún -extremo este del Seno de Reloncaví- en sólo tres días.
Señaló el error Francisco Fonck, un alemán al servicio de Chile que cruzó la cordillera y navegó por el oeste del Nahuel Huapi en 1856. Su expedición es muy conocida, porque después de superar las montañas y desembocar en el actual Puerto Blest, llegó hasta la península San Pedro, donde los viajeros levantaron una bandera chilena. De hecho, fue quien impuso ambos nombres.
Más allá de visiones en extremo nacionalistas, observó el viajero que “la lección Bariloche, usada con frecuencia por los autores modernos y aceptada oficialmente en la República Argentina por la denominación del departamento Bariloche, no está bien fundada a mi humilde modo de ver”, razonaba alrededor de 1899. En ese año publicó su obra sobre los viajes del sacerdote Menéndez a estas playas.
Ralún, el punto de entrada o salida al Paso de Vuriloche.
Según pudo establecer Fonck, el cambio de letra “parece que es debido a un error de pluma o de imprenta en que es fácil incurrir por consistir la diferencia en solo una vocal. Tengo el conocimiento de un ejemplo relativo a este mismo caso. Antes de publicarse la obra de Olivarez yo escribía también Bariloche siguiendo la lección de mi ilustre maestro Domeyko. Pues bien, su versión está basada en un manifiesto, aunque involuntario error de esta clase: en una luminosa reseña de los adelantos geográficos en Llanquihue hasta 1850 reproduce una cita textual del mapa de Moraleda, escribiendo Bariloche cuando en el mapa dice Buriloche”, estableció el explorador puertomontino.
Con “v” y “u”
Miguel de Olivares fue otro sacerdote jesuita, contemporáneo de Guillelmo, que escribió “Historia de la Compañía de Jesús en Chile” y también “Historia militar, civil y sagrada de lo acaecido en la conquista y pacificación del Reino de Chile”, obra que en su mayoría se perdió. Parte de su trabajo se publicó en forma simultánea a las averiguaciones de Fonck, es decir, 150 años después de terminar su contribución. La escritura del jesuita, precisamente, se refería al paso como Vuriloche.
Por su parte, Ignacio Domeyko fue un experto en minas de origen polaco que llegó al país vecino en 1838 para enseñar en Coquimbo y, con el tiempo, llegó a desempeñarse como rector de la Universidad de Chile (1867-1883). Fue considerado un gran conocedor de la geografía de su lugar de adopción, pero aparentemente, fue quien inició la sucesión de equívocos. En primera instancia, al cometer el error y luego, al publicarlo y transmitirlo.
Según su Fonck, Domeyko quiso expresar en palabras conocimientos que Moraleda había acuñado en un mapa y en lugar de Buriloche, escribió Bariloche. José de Moraleda había hecho su trabajo entre 1792 y 1796, a las órdenes del virrey del Perú. Su mapa fue redescubierto hacia 1850 y, en su momento, fue de gran importancia, porque, según parece, todo el conocimiento geográfico que se había adquirido con la expedición de Francisco Menéndez al Nahuel Huapi a partir de 1792 se había perdido.
Si bien se supone que tenía el mapa de Moraleda a la vista, escribió el polaco: “Tenemos suficientemente indicada la situación del volcán de Osorno, colocado entre la laguna de Llanquihue (designada en dicho mapa con el nombre de la laguna de Purahillo) y la de Todos Santos, como también se ve señalada la orilla occidental de la laguna Nahuelhuapi, averiguada en 1795. En este mapa, en la primera de las lagunas, es decir la de Purahillo, toma su origen el Maullín”, observó.
En el párrafo decisivo, anotó Domeyko: “Es también de notar en el citado mapa que en un punto situado cerca de la desembocadura del estero que parte de la laguna de Todos Santos se dice: ‘Entrada del camino de Bariloche por donde los vecinos de Chiloé transitaban a la antigua misión de Nahuelhuapi’. Cosa admirable, que en aquellos tiempos los españoles hayan tenido una misión y un camino transitable en un lugar que parece inaccesible para nosotros, lugar cuya situación parece pertenecer ahora a las regiones fabulosas”.
Su texto fue publicado en los Anales de la Universidad de Chile en 1861 y al parecer, fue aceptado sin mayores intenciones de chequear por parte de quienes detuvieron sus miradas en estas latitudes a uno y otro lado de la cordillera, hasta que se concretó la incorporación de estos espacios a la soberanía argentina. Llama la atención que, a pesar de tantas disputas limítrofes, en Buenos Aires se aceptara como válida la transcripción de Domeyko, a fin de cuentas, un erudito a las órdenes de Santiago. El mapa dice claramente “Buriloche”.