A un año de cuando la universidad pública copó las calles

La Marcha Federal Universitaria del 23 de abril de 2024 expresó la primera articulación espontánea entre diversos sectores de la sociedad que repudiaron el desfinanciamiento del Gobierno Nacional a la Educación Superior, en todas las plazas del país. En Bariloche, la manifestación partió desde Onelli y Moreno y culminó en el Centro Cívico. Aglutinó a miles de estudiantes, docentes, investigadores, graduados y miembros de la comunidad en general, en una marea humana que colmó hasta las veredas con más de siete cuadras de extensión, al grito de “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”. Pero, a un año del masivo acontecimiento, ¿cuánto de los reclamos de la comunidad universitaria fueron escuchados?
Viviana Diez, docente de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) e integrante de la Asociación de Docentes de la misma casa de estudios, reflexionó con este medio sobre los frutos que dejó aquella histórica movilización. 
“La marcha significó una convicción de toda la sociedad respecto a la importancia de defender la universidad pública, gratuita, de calidad, inclusiva y popular, frente al ataque que aún venimos viviendo durante el gobierno de Milei. La gente se volcó al reclamo, a pesar de no pertenecer a la comunidad universitaria. Eso fue un triunfo político. El Gobierno en parte tuvo que ceder porque no logró instalar el discurso legitimante con toda esa cuestión de las auditorías”, expresó.
En la actualidad, las distintas demandas de la comunidad universitaria siguen vigentes; en algunos casos se agravaron y en otros persisten sin solución. Uno de los puntos más críticos es el salario de los docentes universitarios. Desde que asumió la gestión de Milei en diciembre de 2023, los gremios sostienen que se perdieron alrededor de 4 salarios en relación a la inflación y la devaluación. El ritmo de actualización de los haberes ni siquiera se aproxima al índice del INDEC: en el 2025, los docentes universitarios solo recibieron dos aumentos del 1,5 y el 1,2% contra el 8,6% de inflación acumulada en el primer trimestre.
El manejo discrecional de los fondos para las universidades públicas genera incertidumbre en la continuidad de programas y servicios que hacen a la vida académica y que afecta a todos los claustros. Por segundo año consecutivo, el Gobierno no otorgó una partida presupuestaria para la Educación Superior y, debido a esto, las autoridades universitarias debieron suspender ciertos convenios y proyectos para garantizar los gastos de funcionamiento edilicio, entre otros. 
“No es que no haya plata. El ataque a la universidad, la ciencia y la técnica es ideológico. Los fondos se van en exenciones impositivas que permanecen, deuda, carry trade. El intento es deliberado para que el sistema de ciencia desaparezca, por eso el desfinanciamiento es una estrategia”, comentó la dirigente de ADURN.
Los estudiantes fueron protagonistas de aquella marea humana que colmó todas las plazas del país en abril del año pasado. Esta semana, en el Centro Regional Universitario, se convocó a una jornada recreativa en memoria de la gran movilización en defensa de la educación pública: Cambalache Facultural.
Bajo la consigna “No olvidemos días de lucha”, el evento propuso un espacio de encuentro, reflexión y expresión artística, con una amplia variedad de actividades que incluyeron talleres, charlas, intervenciones culturales y momentos para compartir comida y debate.
Javier, estudiante de la carrera de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue, dialogó con ANB sobre la actualidad del movimiento estudiantil, a un año de la primera Marcha Federal Universitaria. 
“La marcha nos sirvió para reforzar la organización estudiantil, el vínculo con los claustros y con la comunidad. Creíamos que el tema de los derechos básicos estaba consensuado, pero la marcha abrió un replanteo para defender lo esencial que es la educación pública más allá de las diferencias”, indicó.
“La universidad sigue abierta y eso fue un logro de la marcha, pero no se solucionó nada, apenas ganamos algunas batallas. En el CRUB hay recortes por todos lados, hay salidas de campo que ya no podemos hacer, hay que alquilar espacios del edificio para poder hacer caja chica y pagarle a la gente de limpieza y gastos para mantener la universidad abierta”, señaló el estudiante de la carrera de Educación Física.
Algo inédito que dejó la movilización del pasado abril fue la participación de centros estudiantiles de universidades privadas como la UADE en Buenos Aires y colegios religiosos públicos de gestión privada en distintas ciudades. Además, referentes políticos, personalidades del mundo artístico, famosos, deportistas, etc.
Desde ese entonces, el Gobierno no logró deslegitimar el reclamo con las auditorías al sistema educativo, de las cuales aún no se desprendieron resultados para corroborar las supuestas irregularidades que denunció el presidente Milei.
 Brunela, presidenta del Centro de Estudiantes de la sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, también resignificó la fecha. La dirigente estudiantil dijo que la marcha de abril de 2024 unificó al pueblo argentino en defensa de la universidad pública.
“Hubo sentimiento de lucha que nos mantuvo unidos como pueblo. Nosotros logramos instalar el debate para repensar en las aulas las razones por las que podemos seguir estudiando en la universidad y la necesidad de apoyar las luchas de cada claustro”, expresó la dirigente estudiantil. 
El miércoles pasado, La Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu) anunció que impulsará una “Marcha federal universitaria” en la segunda quincena de mayo. Los 23 gremios de base de la Conadu también aprobaron adherirse al acto del 30 de abril que convocaron las centrales sindicales de trabajadores en conmemoración al 1° de Mayo (Día Internacional del Trabajador). (ANB)