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Un curry no debería ser un plato pesado y denso. Todo lo contrario: debería ser cremoso, sí, pero a la vez fresco y equilibrado. Lo primero ocurre cuando dejas fuera de la fórmula las hierbas aromáticas, la acidez de los cítricos, el picante del jengibre o de los chiles frescos y la verdura. Si para ti un curry es pollo y arroz con medio litro de leche de coco, estoy aquí para rescatarte.
Empieza siempre calentando los aromáticos en una cantidad justa de grasa. Utiliza aceite de oliva virgen extra, aceite de coco o ghee (mantequilla clarificada). En este momento suele ir también el curry; verde, rojo, amarillo, en polvo o en pasta. Aquí es importante echar un vistazo a qué producto estamos añadiendo a nuestra olla. Según el curry, los ingredientes serán unos u otros: con la versión verde en pasta, estaremos incorporando a nuestro guiso chiles verdes, jengibre, ajo, limón, cilantro y raíz de galanga. También te recomiendo que investigues un poco sobre los tipos de curry que hay (aquí te contamos algo sobre ellos). Según el lugar donde se cocine, cambia no solo el producto, sino también la forma de elaborarlo.
Añade el líquido, pero no uses solo leche de coco. Prepara un caldo de pollo o de verduras, que aportará sabor y rebajará un poco la pesadez del plato. Los currys tailandeses pueden llevar fruta, dándole un toque más dulzón. Varía un poco con la proteína: el pollo está bien, pero prueba a darle otros formatos, como unas albóndigas. El tofu firme es también una opción genial, o si lo prefieres, incorpora gambas y pescado en dados a un curry con base de caldo de pescado. No te olvides de las verduras, que ya he nombrado antes. Córtalas en dados y añádelas al caldo, o saltéalas aparte y ponlas justo al final. Remata con más aromáticos, como ralladura de cítricos, hierbas frescas y unos frutos secos tostados y picados, una cucharada de yogur o kéfir.
Tiempo: 30 minutos
Dificultad: No es coser y cantar, pero tampoco estamos haciendo brujería
Mezclar la carne picada con un diente de ajo rallado, sal y pimienta. Hacer bolas con las manos untadas en aceite.
Cortar los puerros en rodajas de unos dos centímetros.
Picar el resto de dientes de ajo, el jengibre, los chiles -retirar las semillas si se quiere menos picante- y los ajetes. Sofreír en aceite a fuego medio.
Añadir la pasta de curry y cocinar dos minutos.
Cubrir con el caldo y la leche de coco. Poner a punto de sal. Cocinar 10-15 minutos a fuego bajo.
Freír las albóndigas en una sartén y retirar. En la misma sartén cocinar las rodajas de puerro hasta que queden algo tostadas.
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