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hace 10 mesesel
Aníbal Rubén Lotocki cumplió hoy 4 meses encerrado tras los muros del Complejo Penitenciario N°1 de Ezeiza. El médico, condenado a 8 años de prisión por las graves lesiones causadas a Silvina Luna y otras tres modelos -y procesado por el homicidio de su paciente Cristian Zárate, que falleció tras una cirugía estética-, llegó a la cárcel de máxima seguridad más célebre del país el 21 de octubre de 2023 al mediodía. Pocas horas antes, la Cámara de Apelaciones porteña había ordenado su encarcelamiento preventivo por otra causa, donde se lo investiga por la muerte de Zárate.
Al llegar a Ezeiza, el médico fue alojado en un pabellón de baja peligrosidad. Allí, trabó amistad con distintos presos, varios de ellos acusados por delitos de narcotráfico. Así, Lotocki pasa sus días entre la lectura, el ejercicio y la reticencia a hablar con los psicólogos de la institución.
¿Por qué esa reticencia? Un trabajador de Ezeiza lo explica a Infobae: “No quiere hablar con los profesionales de acá porque sospecha que lo que va a decir, luego será filtrado a la prensa”. Por eso, si bien solicitó ayuda psicológica, pidió que sea con un terapeuta personal.
Lotocki se encuentra alojado desde los primeros días de noviembre del año pasado en el pabellón B del módulo 1. Allí fue recibido por distintos reclusos que le dieron la bienvenida. A pesar de que muchos se le acercaron, el cirujano comenzó a formar su ranchada con uno en particular: el falso abogado Marcelo D’Alessio, según la Justicia, el engranaje central de una banda dedicada a la extorsión y el lavado de dinero.
No es su único amigo. Lotocki también trabó una afianzada amistad con Gustavo Enrique Fabricius, la mano derecha argentina de un empresario prófugo por intentar traficar una tonelada y media de cocaína a España en velero. También está presente en la “ranchada” del médico, Marcelo Armando Biradelli, otro pesado narcotraficante con fluidas conexiones colombianas.
Según un informe de la DEA norteamericana, y reproducido por el diario La Capital, Biradelli “tiene un recorrido histórico en el campo de las drogas”. El nuevo amigo de Lotocki “ostenta una serie de delitos diversos en el estado de California desde 1977, como un asalto con lesiones (1º de mayo de 1980), un homicidio al conducir bajo efectos de alcohol (27 de abril de 1981) y una sentencia a 168 meses de prisión por distribuir cocaína dictada el 1º de diciembre de 1988″. Por este último delito fue liberado el 25 de mayo de 2004 y deportado al día siguiente a Argentina.
El tercer y último amigo de Lotocki no habla muy bien español. Se trata de Alexander Rosdobutko, conocido como Astralex. Se trata de un DJ austríaco condenado a mediados del año pasado a 5 años de prisión por haber ingresado 8 kilos de éxtasis a la Argentina en un vuelo desde Holanda.
Según diversos informes internos a los que pudo acceder Infobae, el cirujano no realiza muchas actividades fuera del pabellón, aunque concurre asiduamente a actividades educativas. Los documentos aclaran que todavía no eligió ninguna carrera del Centro Universitario de Ezeiza, aunque se inclinaría por alguna carrera de orientación humanística.
El deporte no es algo que lo haya atraído particularmente en sus días de encierro. Sin embargo, Lotocki aprovecha para caminar por el patio del pabellón y realizar algunas flexiones de brazos. En cuanto a las visitas, el médico sigue recibiendo a sus familiares, principalmente a su esposa María José Favarón. Más aú, recibe a sus abogados, ya que cambió el equipo de su defensa hace pocas semanas.
Si bien recibió varias ofertas de representación, el médico optó por ser defendido por el estudio del doctor Claudio Lifschitz, ex secretario del destituido y condenado juez Juan José Galeano, conocido por su participación en la Causa AMIA.
Con sus nuevos abogados, Lotocki intenta salir de Ezeiza. El juez Luis Schelgel, a cargo de su caso, tiene en su escritorio un pedido de prisión domiciliaria realizado por los defensores del médico. Por la pena en expectativa que tiene la causa en la que está detenido con preventiva, 25 años por tratarse de un homicidio simple con dolo eventual, que vuelva a su casa parece difícil. Sin embargo, Lotocki decide aferrarse a esa esperanza desde su celda del Modulo 1.
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