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Política y Economía

Casi todos los bloques de Senadores renunciaron al aumento de sus dietas

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La neuquina Lucila Crexell reflotó un viejo proyecto para que esos fondos no queden en la Cámara, sino que sean donados al Hospital Garrahan.

Senadores de distintos bloques políticos, con la excepción de Unión por la Patria (UP) y algunos otros, han decidido renunciar al aumento de sus dietas salariales recientemente estipulado. Esta medida emerge como una respuesta a la creciente crítica pública sobre los ingresos de los legisladores, que han experimentado un crecimiento significativo tras los últimos acuerdos paritarios.

La iniciativa de mantener las dietas congeladas fue encabezada por Victoria Villarruel, quien adoptó medidas proactivas mediante la firma de un decreto. Este acuerdo otorgó la opción a los senadores de rechazar parcial o totalmente el impacto del aumento salarial, que alcanzaba un modesto 1,3%. La polémica no tardó en gestarse, arrastrando consigo percepciones divididas entre los diferentes corredores políticos.

En esta coyuntura, Lucila Crexell, representante neuquina, revitalizó una propuesta que posee antaño, pero que sigue resonando en estos tiempos: en lugar de dejar los fondos de aumento dentro de las murallas del Senado, sugiere canalizarlos hacia causas nobles, como es el caso del Hospital Garrahan, institución que se encuentra en constante clamor presupuestario ante el Poder Ejecutivo.

La discusión sobre las dietas de los senadores comenzó con una revisión del método de cálculo de sus valores como parte de una estrategia más amplia dentro del Congreso, impulsada por conversaciones sobre austeridad y presiones externas relacionadas con discursos prevalentes, como el de Javier Milei, que critica duramente a la clase política. Este intenso debate sobre las finanzas del Senado, particularmente tras el acuerdo paritario, provocó un descontento palpable entre la ciudadanía, cuestionando las razones detrás de los incrementos salariales de los senadores.

La situación llevó a que, por ejemplo, quienes residen fuera del área metropolitana de Buenos Aires vieran un aumento en sus dietas a valores cercanos a los $7 millones, con previsión de alcanzar hasta los $9 millones mensuales en caso de aceptación del incremento. Frente al descontento público, este rechazo al aumento fue visto por algunos como un gesto de sintonía con el sentir popular, aunque no estuvo claro si dicho gesto es meramente simbólico o tendrá un impacto real en la vida política argentina.