La conferencia de David Lazer (58 años, California) en la Universidad Politécnica de Cataluña, en la que ha llenado el auditorio, se centra en la necesidad de una “coalición transatlántica” para estudiar a los gigantes de internet. En una entrevista posterior en el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación, organizador del mayor congreso sobre ciencias computacionales celebrado en España, este reputado investigador y profesor de la Northeastern University (Boston), que aúna en una sola persona dos ámbitos como las computación y las ciencias políticas, se despacha sobre los grandes desafíos de un mundo de plataformas dominado por la desinformación y la polarización.
Pregunta. ¿Cómo altera la desinformación el panorama democrático actual?
Respuesta. Si el ciudadano no está bien informado, no va a tomar decisiones que estén alineadas con sus preferencias. La desinformación y el estar mal informados socavan fundamentalmente la democracia. Hay mucha más desinformación flotando por ahí de la que solía haber, sin duda. Pero también hay muchas más personas que intentan corregir información errónea. La pregunta interesante que realmente no sabemos es: ¿cuál es el resultado final?
P. ¿Qué mecanismos usan las noticias falsas para llegar y dividir a la opinión pública?
R. Existen nuevos participantes sin los estándares editoriales tradicionales que han entrado en el ecosistema de las noticias. Y también ha surgido la posibilidad, a veces llamada democratización de la información, en la que las personas seleccionan lo que desean compartir y otros ven ese contenido. Además, a veces las personas expresan opiniones, aunque solo vean una parte del rompecabezas, y comentan. Esto posibilita que se obtenga una visión distorsionada de lo que ocurre en política o en el mundo en general. Esa es la preocupación contemporánea. Claramente, ahora podemos ver mucha más desinformación, pero la gente también estaba bastante desinformada hace una generación. ¿Son las cosas peores ahora que antes? ¿Son mejores en algunos aspectos y peores en otros? Probablemente sea una mezcla de ambos.
P. Y la difusión es través de Twitter [ahora X], Facebook, Instagram…
R. Hay muchos mecanismos de propagación. En las redes, son comunidades pequeñas que comparten desinformación. En Twitter, por ejemplo, es un grupo bastante reducido el que difunde gran cantidad de desinformación, algo que no existía antes. Pero las consecuencias son mayores cuando las élites políticas o los medios de comunicación se equivocan. Una de las mayores crisis en los EE UU es la de los opioides. Y mucho de eso se basó en información errónea sobre lo adictivos que eran el OxyContin y otros opioides, que se difundió a través de los médicos y los medios de comunicación. Nos centramos mucho en la desinformación y el contenido terrible en línea, pero la menor cantidad de desinformación que vemos en fuentes creíbles puede ser muy trascendental.
P. ¿Que los medios tradicionales adopten el tono de la desinformación es mucho más perjudicial que las noticias falsas?
R. La desinformación es amplificada accidentalmente por los medios de comunicación o los políticos. Podemos ver, por ejemplo, que en EE UU algunos políticos dicen cosas que no son ciertas de manera rutinaria, y luego eso es reportado por los medios. La pregunta es cómo deben informar los medios sobre eso. ¿Pones un titular que diga que tal persona afirmó falsamente algo? Pero luego surge la acusación hacia los medios de que están tomando partido al verificar los hechos de un político en el titular. Pero si no lo haces, algunas personas ni siquiera pasan del titular. Los medios de comunicación se ven atrapados por quienes difunden la desinformación.
P. ¿Cómo se puede promover un ecosistema de información que favorezca la verdad?
R. Vemos a actores intentando manipular el sistema deliberadamente inundándolo con desinformación, pero es algo limitado. El problema no es solo evitar la desinformación, lo que necesitamos como sociedades es encontrar la manera de seguir apoyando la producción de información de alta calidad que sea independiente, porque la desinformación es mucho más barata. Eso es difícil, porque muchos modelos de negocio que existían para generar información de calidad han sido destruidos, en especial los medios locales y pequeños, lo cual crea puntos ciegos para nuestros sistemas políticos y sociales.
P. ¿Hasta qué punto la polarización marca las próximas elecciones en EE UU?
R. Es evidente que la polarización política desempeña un papel muy importante en lo que vemos en los EE UU. Cada bando político es menos receptivo a la información negativa sobre su candidato o a la información positiva sobre el otro candidato. Eso hace que el electorado sea muy rígido e impermeable a la información, de alta o baja calidad. ¿Y por qué tenemos este grado de polarización? Es un concepto muy complejo, forma parte de la disfunción del momento. ¿Por qué pasa? ¿Qué papel juegan las redes sociales? ¿Internet contribuye de alguna manera a eso?
P. ¿Las redes sociales son la clave?
R. Las personas siempre hemos sido sociales… Hoy en día, la palabra hablar incluye cosas como WhatsApp u otros tipos de mensajería instantánea. Mi primera experiencia con la desinformación fue cuando hablé con un consejero en el campus que me dijo que a John F. Kennedy no lo mataron. Regresé a casa, se lo conté a mis padres y me dijeron que no creyese todo lo que oía… Tenemos que ser cuidadosos sobre a quién culpamos de la desinformación… En EE UU, muchos de los republicanos creen que las elecciones de 2020 fueron robadas y que Trump realmente ganó. Y eso se debe a que líderes políticos republicanos lo promueven. La política siempre ha girado en torno a la creación de sistemas de información que hacen que los votantes crean cosas que pueden no ser del todo ciertas. Y esto tiene lados muy oscuros. Si crees que las elecciones están siendo robadas, puede ser la base para reacciones graves, como las que vimos el 6 de enero de 2021, cuando una muchedumbre invadió el Capitolio. La cuestión es hacia dónde va EE UU políticamente y no solo dentro de unos años, sino el mes que viene.
P. ¿Sin redes se podría haber producido la invasión del Capitolio?
R. Ha habido turbas que han invadido espacios antes. Creo que las redes sociales crearon un espacio de difusión y coordinación que hizo que fuera más fácil hacerlo, las redes unieron a la gente de manera más rápida. Eso habría sido más difícil en el pasado, pero no imposible.
P. ¿Es útil para Trump que Elon Musk sea dueño de Twitter?
R. No cabe duda de que importa, pero también importa mucho que Fox News haya apoyado mucho a Trump. Si yo fuera Trump y tuviera que dejar una de las dos, dejaría Twitter, y me quedaría con Fox News. Creo que la influencia de Twitter se ha visto disminuida por la naturaleza partidista de Musk. Sigue siendo un espacio para el debate, pero se ha reducido, porque es un lugar claramente más desequilibrado y tóxico. Hay cierta ironía en el hecho de que Musk tal vez haya socavado el poder de Twitter.
P. ¿Si Trump gana las elecciones, podemos decir que es una victoria de quienes promueven la desinformación, las noticias falsas?
R. En la medida en que el propio Trump ha sido una fuente clave de desinformación repetida. Sí, creo que eso es cierto. Él ha promovido el mito de la falsedad de las elecciones robadas de 2020, etc.
P. ¿Qué podemos hacer para reducir la desinformación?
R. Lo bueno sería crear transparencia sobre lo que están haciendo las plataformas. Y mucha de la capacidad para estudiar eso está en el ámbito académico. Que los académicos puedan dar un paso al frente y trabajar con los medios de comunicación para crear más transparencia sobre lo que están haciendo las grandes empresas tecnológicas. Y eso ayudaría a determinar los tipos de intervenciones regulatorias necesarias y que, por ejemplo, en las recomendaciones de productos de Amazon, solo se acepten afirmaciones científicamente validadas.
P. En uno de sus estudios, llegó a la conclusión de que el algoritmo no aumenta la polarización. Uno diría lo contrario…
R. Lo que descubrimos es que si cambias el algoritmo de Facebook, pasas menos tiempo en Facebook. Si de ahí luego te vas a X, no estoy muy seguro de que eso disminuya la polarización de tu consumo de noticias… En otro artículo sobre Google, miramos el filtro burbuja, para ver si los algoritmos muestran básicamente las cosas que quieres ver. Demostramos que Google muestra contenido bastante diverso, pero luego la gente elige las cosas que se alinean con sus preferencias. El objetivo del ecosistema de información contemporáneo es facilitar el acceso a la información que se desea consumir. Hay un debate activo en la literatura, que dice que las personas en realidad están expuestas a contenidos muy diversos en línea, pero otros argumentos sugieren que se consume menos diversidad. Si pensamos socialmente, en general somos desproporcionadamente amigos de personas que son como nosotros políticamente. Si analizamos el consumo partidista de noticias, descubrimos que lo que leen los republicanos en The New York Times es muy diferente a lo que leen los demócratas. Y esto no tiene que ver con los algoritmos, sino con los procesos sociales de difusión del contenido.
P. Todo gira en torno a nosotros y nuestras propias elecciones.
R. Hay un argumento plausible de que estamos creando feeds seleccionados que crean flujos de información alineados políticamente. Dicho esto, están sucediendo muchas otras cosas en sociedades como las de EE UU. La probabilidad de que tu vecino sea del mismo partido que tú es mucho mayor que hace una generación porque geográficamente nos hemos polarizado mucho más en patrones políticos del tipo ciudad frente a campo, la división urbano-rural. No sé cuán universal es esto, pero hace 30 años simplemente no pasaba.
P. ¿Cree que la IA puede ayudar a controlar la desinformación o todo lo contrario?
R. Es un arma de doble filo, veremos en qué dirección se mueve, probablemente en ambos sentidos. Por una parte, hace que sea mucho más fácil producir grandes cantidades de información falsa, que siempre ha sido más barato que producir información válida. Permitirá producir imágenes o vídeos que podrían resultar muy persuasivos. Pero también puede ser mejor para detectar desinformación. También podemos pensar en cómo afectará a la búsqueda, la forma central en la que vamos de un lugar a otro. Por ejemplo, si tengo alguna pregunta sobre hechos, podría simplemente abrir mi teléfono y hablar con él y listo, aparece una respuesta. La pregunta interesante es sobre si nuestros sistemas de IA realmente producen información correcta o solo información plausible. Actualmente, las herramientas de IA son bastante ajenas a los valores de verdad. ¿Siempre será así? No necesariamente. Gran parte de esto depende de cuánto valoran las empresas la verdad frente a cuán central es eso para su negocio. Hemos visto muchos ejemplos en los que el valor otorgado a la verdad es muy bajo. Valoran más la participación, mantener a los usuarios, vender producto… Y eso es una gran preocupación.
P. En Europa hay una regulación sobre la IA que ha despertado cierta polémica. ¿Qué opina?
R. No tengo una opinión bien definida. La IA tiene que ser transparente y significativa y tener capacidad analítica. Tenemos que pensar más en cómo creamos una transparencia similar a la que se aplica a las estadísticas económicas gubernamentales. ¿Cuántas estadísticas de Internet, cuánto dinero se invierte en agencias de estadísticas de Internet para el gobierno? No existen. Necesitamos repensar cómo creamos información y conocimiento sobre estas áreas de enorme importancia para la sociedad contemporánea. Y hasta que no lo hagamos, la retórica va a superar enormemente nuestro conocimiento. Necesitamos pensar en cómo invertimos en algún tipo de plataforma independiente para crear conocimiento.
P. Por último, ¿quién cree que va a ganar las elecciones en EE UU?
R. ¿Tienes una moneda que pueda lanzarse al aire?