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Con sol o lluvia, Lidia ofrece café, torta fritas y calzones rotos a unos metros del Paso Cardenal Samoré

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Un cartel luminoso que refleja casi todo el frente del auto de Lidia, ofrece café y otras delicias caseras al costado del asfalto. Se trata de Lidia Céspedes, vecina del Paraje Rincón que con 53 años estableció su emprendimiento de venta ambulante.

“Amaso tipo 5.30 de la madrugada todos los días y salgo a la barrera tipo 7.30 am. Con mi tupper de 11 docenas de torta fritas lleno. Scons y calzones rotos”. Foto: gentileza

Hace seis años que vive en Paraje Rincón. Un pueblo cercano a Villa la Angostura que se encuentra a unos 25 kilómetros y  a 1 km antes del Paso Cardenal Samoré. Recorre la ruta todas las mañanas, esperando por turistas y residentes que aguardan la apertura de la barrera para cruzar a Chile.

El amor por la cocina y el servicio hizo que Lidia viera la oportunidad de generarse una fuente de trabajo propia, pero no se trata de un stand o food truck, sino que, en su automóvil recorre permanentemente la calzada con un cartel luminoso de “venta de café” y se detiene cuando conductores y familias que, hacen largas filas antes de pasar por la Aduana se acercan a comprar bebidas calientes, mate cocido, tortas fritas ó calzones rotos.

El camino que lleva al Paraje Rincón y luego al Paso Cardenal Samoré es la Ruta Nacional 231, allí se la puede encontrar a Lidia en su vehículo, muy temprano por las mañanas antes de 8 am y en horas del mediodía también.

“Arranco tipo 5.30 de la madrugada todos los días y salgo a la barrera tipo 7.30 am. Con mi tupper de 11 docenas de torta fritas lleno. Scons y calzones rotos. También con tres termos de 1 litro y medio de café con azúcar y otro sin azúcar. Otros termos con agua para mate. Además de yerba y agua fresca”, relató en diálogo con El Cordillerano.

El trabajo para Lidia es su fortaleza, se casó hace seis años y se mudó con su esposo a Paraje Rincón y “tenía que buscar trabajo, porque había dos posibilidades: trabajo o duermo hasta las 11 de la mañana. Pero yo no soy así”, señaló.

Lidia explicó que la venta es durante todo el año, invierno y verano, sobre todo con camioneros y desde hace seis años que su lugar durante las mañanas, es la barrera del Paso Fronterizo Cardenal Samoré haciendo el desayuno y viandas de todo tipo “las colas de los camiones ya esperan por mí, porque saben que estoy. En invierno trabajo el doble, por las colas de espera de los camiones, en este lugar tan inóspito, donde no tienen baños ni comida”, manifestó.

“El invierno es muy duro en Paraje Rincón, yo trato de ubicar a la gente de turismo chileno o argentino, proveemos de comida, incluso cuando no hay plata. La gente vuelve agradecida y jamás se olvidan”, detalló.

 

“Mi trabajo es este de hace seis años, nunca enfocado al dinero, siempre trabajé con mucha empatía y cariño por el trabajo. La parte linda que te hace levantar todos los días, sábado, domingo, 1 de enero, navidad, mi cumpleaños, es saber que alguien te espera y lo hace con cariño porque la mayoría nos conocemos hace años”, concluyó.

El cartel luminoso que refleja en el parabrisas de su auto se lo regalaron turistas de Chile y los imanes que se aprecian en las puertas del vehículo, también fue un obsequio del turismo de Bariloche.