Sociedad
Confirmaron condena contra una mujer por la desaparición de 31 vacas tras un conflicto contractual
Un productor ganadero perdió 31 animales tras un conflicto contractual con la dueña de un campo en La Pampa. La justicia civil de Roca responsabilizó a la propietaria por la desaparición del rodeo y la condenó a pagar una indemnización millonaria. La Cámara Civil confirmó recientemente el fallo de primera instancia.
El campo, de 1.515 hectáreas, había sido alquilado en 2017 para explotación ganadera, con vencimiento en julio de 2020. El acuerdo permitía un máximo de 200 vacas o 150 terneros y fijaba el valor del arrendamiento en kilos de carne, según la cotización del mercado de Liniers.
Tras la finalización del contrato, el productor continuó ocupando el predio con el consentimiento tácito de la arrendadora, quien incluso aceptó pagos posteriores. Sin embargo, el vínculo se deterioró y la dueña del campo decidió ceder el terreno a un nuevo ocupante. Cambió el candado del acceso sin previo aviso, impidiendo el ingreso del productor y la recuperación de su hacienda.
El hombre denunció la desaparición de 23 vacas, 4 terneras y 4 terneros. SENASA confirmó que los animales estaban inscriptos a su nombre y que habían sido vacunados en febrero de 2021. Pero al intentar constatar su presencia más adelante, ya no estaban. El organismo labró un acta dando de baja al rodeo.
El productor demandó por daño emergente, lucro cesante y daño moral, alegando una pérdida millonaria y complicaciones administrativas ante el SENASA. La arrendadora negó responsabilidad y sostuvo que el productor debía haber retirado su hacienda al finalizar el contrato.
La justicia civil de Roca consideró que los animales desaparecieron mientras estaban dentro del campo y bajo control de la arrendadora, quien además bloqueó el ingreso e impidió su recuperación. Rechazó la contrademanda por presunto incumplimiento contractual y ordenó una indemnización superior a los 36 millones de pesos.
La sentencia fue apelada, pero la Cámara Civil confirmó el fallo. Acreditó la existencia, permanencia y posterior desaparición del ganado mediante actas oficiales, registros sanitarios y testimonios.
También validó el daño moral, señalando que el productor fue perjudicado por la pérdida de su capital, la imposibilidad de trabajar y las consecuencias administrativas.
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