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Policiales y Judiciales

Crimen del trabajador de Invap: juez concede prórroga antes del juicio por jurado

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La defensora oficial Paola Del Río solicitó una nueva prórroga excepcional para concretar peritajes que intenta hace un tiempo y la fiscalía se opuso. Finalmente la investigación del caso y la prisión preventiva se extenderán hasta fines de julio y el caso contra Nicolás Roa, por el crimen de su padrino, Gilberto Ceballos, se encamina a un juicio por jurados populares.

Foto: Eugenia Neme.

El juez de Garantías, Víctor Gangarrossa, aceptó parcialmente los planteos realizados por la defensa en torno a la concesión de una prórroga especial que le permita realizar un peritaje que considera fundamental para la teoría del caso y optó por conceder una nueva prórroga a la etapa preparatoria hasta el 25 de julio y a la prisión preventiva hasta la efectiva realización de la audiencia de Control de Acusación, en la que la fiscalía requerirá la elevación a juicio por jurados populares.

El hecho investigado ocurrió entre las últimas horas del 8 de agosto y las primeras del 9 de agosto de 2024, en el interior de un departamento ubicado en la calle Ruíz Moreno al 100, lugar en el que el exempleado de Invap, Gilberto Ceballos, fue asesinado a puñaladas.

De acuerdo a la acusación, el informe de autopsia reveló que Ceballos fue atacado con un elemento cortante con el que le asestaron más de 40 puñaladas por distintas partes de su anatomía, provocando su deceso. La acusación recae sobre Roa, bajo la figura de homicidio agravado por su comisión con alevosía y ensañamiento.

El caso ya había tenido una extensión de plazos debido a las dificultades que sufrieron las partes para reunir la evidencia.

Según los datos recolectados hasta el momento, el joven Roa era ahijado de Ceballos y había estado viviendo en el departamento de él. En su versión de los hechos, alegó que tuvo que defenderse cuando el fallecido intentó abusar de él. Poco después se presentó voluntariamente en la comisaría y admitió el hecho pero para los investigadores en esas 13 horas desde el asesinato a su entrega voluntaria, pudo haber desplegado diversas acciones para entorpecer el crimen.

Cuando las autoridades llegaron al domicilio encontraron manchas de sangre que revelaban el recorrido desplegado por los protagonistas del caso y el cadáver de Ceballos en la bañadera.

Una vecina declaró que escuchó ruidos durante la noche, como si alguien se estuviera mudando y moviera los muebles de lugar, al tiempo que escuchó los quejidos de un hombre.