Política y Economía
Cristina Fernández de Kirchner: ¿Justicia o proscripción?
El abogado penalista, Daniel Torres, dio su opinión sobre la condena a Cristina Kirchner, de seis años de prisión e inhabilitación política perpetua por corrupción.
Por: Daniel Torres, abogado penalista.
Ante la reciente confirmación por parte de la Corte Suprema de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por el delito de administración fraudulenta —pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos— es válido hacerse una pregunta clave: ¿se trató de un acto de justicia o de una proscripción política?
1. Un proceso como el de cualquier ciudadano
Cualquier ciudadano argentino enfrenta una investigación preliminar en la que fiscales o jueces determinan si existen elementos para llevarlo a juicio. En este caso, tras atravesar esa etapa con la intervención de múltiples funcionarios judiciales, la causa contra CFK llegó a juicio oral, donde un tribunal evaluó las pruebas y dictó condena.
Luego, la defensa recurrió a la casación, que confirmó la sentencia. Y finalmente, acudió en queja ante la Corte Suprema, que rechazó el planteo, dejando firme la condena. Todo este Todo el proceso transcurrió conforme a derecho, sin privilegios ni discriminación.
2. ¿Se alteraron los plazos?
Tampoco hubo una manipulación de los tiempos. El proceso completo duró más de nueve años, algo habitual en causas complejas. En muchas provincias, los plazos judiciales son incluso más breves. Si el objetivo hubiera sido evitar su candidatura, se habría acelerado el trámite, cosa que claramente no ocurrió.
3. La inhabilitación: consecuencia legal
La inhabilitación perpetua no es una medida arbitraria: es una pena accesoria prevista por ley para quienes cometen delitos contra la administración pública. No se trata de una decisión discrecional de los jueces.
Conclusión: relato o realidad
No se advierte ninguna conducta excepcional por parte del Poder Judicial. Cristina Fernández de Kirchner accedió a todas las instancias recursivas, fue juzgada con las garantías que prevé la Constitución y resultó condenada como cualquier otro ciudadano. Incluso durante buena parte del proceso fue candidata, ocupó cargos y ejerció poder político.
Cristina estuvo inmersa en la misma justicia —con sus virtudes y muchos defectos— que sufre cualquier ciudadano común. Con un agravante: fue durante años la persona más poderosa del país, y si realmente quería cambiar ese sistema judicial que hoy cuestiona, tuvo todas las herramientas para hacerlo. Sin embargo, lejos de mejorar, la crisis de la justicia se profundizó bajo su poder.
Por eso, más que una proscripción, lo que ocurrió fue simplemente justicia.