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Cultura y Educación

¿Cuál era el “camino de la suiza sudamericana” que unía Bariloche con Chile?

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Para cruzar centenares o miles de cabezas de ganado amén de otras mercaderías, las opciones no se limitaban al trayecto que actualmente utiliza el “Cardenal Samoré”. Sin embargo, hoy resultaría muy trabajosas.

Puerto Montt, el destino intermedio de algunas exportaciones barilochenses.

Si en el presente alguien proyecta partir desde Bariloche en dirección al sur de Chile, no hay duda alguna ni mayores reflexiones que hacer: se toma la Ruta Nacional 237 hasta su intersección con la 40, se atraviesa Villa La Angostura y cuando la cinta asfáltica se aparta de la también llamada Ruta de los Siete Lagos, se toma la 231 hasta que el monolito indica que se ingresa a jurisdicción chilena. Pero no siempre fue así de fácil planificar un viaje allende la cordillera.

A fines del siglo XIX y principios del XX, el comercio con Chile era “inevitable. A las largas distancias y al alto costo de los fletes, se le sumó el peligro de bandoleros y el total abandono en que las autoridades tenían a pobladores y caminos” si la intención era vincular el Nahuel Huapi con el resto del territorio argentino. El diario La Nación publicó el 24 de abril de 1901 que entre el poblado de San Carlos y la costa atlántica “no hay ni un puente, ni un camino, ni un gendarme que garantice la seguridad de las vidas, y eso por leguas y leguas en el largo trecho que las lentas carretas de bueyes atraviesan entre dieciocho y veinte días”.

La cita y demás pormenores pueden leerse en “Estado, frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche” (Prometeo Libros-2010), de la historiadora Laura Méndez. “A esta realidad se le sumaban las condiciones climáticas a menudo desfavorables que hacían que, por meses, se interrumpieran los viajes entre San Carlos de Bariloche y el Alto Valle rionegrino. En contrapartida, la posibilidad de trasladar mercaderías por pasos cordilleranos hacía del Nahuel Huapi la zona ideal para un tráfico comercial rápido y factible durante todo el año”, razona el relato.

Más o menos se sabe que “el área rural circundante al Nahuel Huapi fue […] la que proveyó de ganado vacuno y ovino para exportar a Chile, aunque fue importante también la magnitud de ganado que desde el oeste del Chubut llegaba al Gran Lago para ese fin. A pesar de que el camino era largo y oneroso -había que realizar un viaje de cientos de kilómetros arriando entre 500 y 1.000 vacunos o hasta 2.000 ovejas, para lo que se necesitaban alrededor de 15 arrieros, 3 encargados de caballos y 1 peón de cocina-, esta alternativa aparecía más atractiva que la ruta al Atlántico, muchísimo más distante que el camino a Chile. El […] arriero tejano Jarred Jones era el intermediario entre las producciones chubutenses y el mercado chileno vía Nahuel Huapi”, contextualizó la investigadora.

Al sur

Para cumplir con esos cometidos “existían, sobre fines del siglo XIX, tres formas para trasladarse a Chile, dos de ellas terrestres y una lacustre. Por vía terrestre, uno de los pasos utilizados era el río Manso, que nace en las laderas occidentales del cerro Tronador, vira al oeste y desemboca en el Pacífico. Siguiendo su cauce es posible cruzar la cordillera, existiendo documentación que acredita que ya en 1854 el cacique tehuelche Sinchel arrió mil vacas desde Chubut a la colonia del lago Llanquihue y a partir de 1884 frecuentemente se trasladaba ganado desde la Argentina hacia Chile. Ese fue el paso empleado por la Compañía Frigorífica de Cochamó, poseedora de grandes extensiones de tierras en el Chubut y exportadora de ganado mayor y ovinos”. Poco menos de un año atrás, algo hablamos del tema.

“El otro paso empleado fue el paso Puyehue descubierto en 1890 por los chilenos José Tauschek, Bernardo Azocar y Federico Ide, que comunicaba la región con las ciudades chilenas de Osorno, Victoria y Valdivia”. También abordamos el asunto hace unas semanas.

Por su parte, “el llamado camino de la suiza sudamericana era el paso Pérez Rosales, ruta cordillerana lacustre por la que se iba desde San Carlos de Bariloche hasta Puerto Varas. Ese paso también se denominó de los lagos, ya que para cruzar la cordillera era necesario navegar el lago Nahuel Huapi, el lago Frías, el lago Todos los Santos y eventualmente el Llanquihue”, según la reconstrucción de Méndez.

Entonces, “el trayecto de mercaderías y personas se iniciaba en vapor por el Nahuel Huapi hasta Puerto Blest, de allí en bote hasta Puerto Alegro (sic), y desde el lago Frías hasta la Casa Pangue a lomo de burro. De allí en coche -cuando los hubo- o a caballo hasta Peulla. Al día siguiente en vapor por el lago Todos los Santos hasta Petrohué, de allí en auto o caballo hasta Ensenada y nuevamente en barco a través del lago Llanquihue, hasta Puerto Varas, donde empezaba el último tramo por tierra. Esta ruta fue la utilizada para la comunicación con la ciudad portuaria de Puerto Montt”.

Puerto Varas.

Es que la fundación de la localidad trasandina se anticipó poquito más de medio siglo a la formalización de Bariloche. En efecto, “fundada el 12 de febrero de 1853, fue el destino más importante de las producciones del Nahuel Huapi, sobre todo en articulación con la actividad comercial de ultramar”, sobre todo en dirección a Alemania. Hoy, el Camino de la Suiza Sudamericana apenas si tiene finalidades turísticas. A nadie se le ocurriría ir de compras al vecino país por trayecto tan bello como trabajoso.