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En un pueblo del norte de la Argentina se esconde un destino premiado internacionalmente, lleno de paz, tranquilidad y naturaleza. También tiene una atracción poco conocida: allí se pueden buscar pepitas de oro en su río, producto de una fascinante historia minera.
Este destino se ubica en la provincia de San Luis, el cual fue premiado por la lista de “Best Tourism Villages” de la ONU.
Se trata del pueblo La Carolina, ubicado en la plenitud de las Sierras Puntanas, en la provincia de San Luis. En 2023 fue elegido como “el pueblo más lindo del mundo” por la Asamblea Ordinaria de la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas (OMT) a través del reconocimiento “Best Tourism Villages“.
En La Carolina se destacan sus calles de piedra y el contacto con su río de mismo nombre, en el que los visitantes pueden buscar pepitas de oro. “Un paseo por las alturas de San Luis, pueblo de poesía y recuerdos de oro, testimonio viviente del esplendor minero puntano“, reza el sitio web oficial que promociona el lugar.
En cuanto a la búsqueda de pepitas de oro, es una tradición que se sostiene tras más de dos siglos y que responde al pasado minero del lugar. Puntualmente a la llegada de exploradores españoles en el 1700 y al virrey Sobremonte, quien cuenta la historia que terminó yéndose con un tesoro, justamente, en oro.
san luis la carolina
La búsqueda de pepitas de oro es una tradición de más de dos siglos y responde al pasado minero del lugar.
@turisargentina
El río está muy cerca de la mina, que puede recorrerse como una de las actividades que ofrece el lugar aunque con la debida protección. “Buscar pepitas de oro en los ríos una tradición que los abuelos mineros compartían con sus nietos, y así por generaciones”, dijo Ariel Farber, guía de Huellas Turismo, a diario La Nación.
Y añadió el especialista: “Es una actividad que empezó hace 240 años y que todavía muchos hacen como hobby”. Con una pala, los turistas pueden sacar arena de un sector determinado y ponerla encima de una fuente de madera. Luego hay que girar la fuente despacio en el agua y que la arena decante.
Si tienen suerte, los visitantes ven en el fondo de la fuente un granito brillante. Se dice que los habitantes de La Carolina y de otros pueblos cercanos van juntando los granitos de oro para venderlos después.
Por otra parte, hay que destacar que en este bello pueblo puntano está la mina que se puede recorrer. Con la protección adecuada que exigen in situ (casco, linterna y botas de goma), los guías inician el camino genial hacia la historia. La misma cuenta que el túnel fue construido por ingleses -en busca de oro- que luego lo abandonaron en 1870.
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