* Enviado especial a Doha, Qatar
De antemano, el clima estuvo espeso. Y no precisamente por la alta tempratura que se sintió en Doha a lo largo de toda la jornada, quizás la más calurosa de la última semana. Los fanáticos saudíes se pasearon con camisetas, banderas y una sonrisa en su rostro desde el 2-1 ante Argentina. Los mexicanos, expectantes por el duelo frente a la Albiceleste. Y los fieles de la Scaloneta, entre el nerviosismo que generó la chance concreta de quedar afuera del Mundial y la fe intacta para afrontar la segunda cita en Lusail, con una misión: hacerse sentir en las tribunas más que en el debut.
“No se escucharon nunca”, ¿qué pasó que no cantaba nadie?”, “una vergüenza la hinchada argentina” fueron algunos de los comentarios que se escribieron desde toda Argentina a testigos presenciales del estreno mundialista frente a los árabes. Y si bien la actitud de los hinchas cambió radicalmente, hay cuestiones para aclarar. Una gran parte de la hinchada argentina está compuesta por simpatizantes de Bangladesh, Pakistán e India, por ejemplo. En su mayoría, concurren a los estadios con camisetas argentinas de imitación, pero no comprenden el idioma ni se suman a los clásicos cánticos. Pero además, los saudíes fueron muchos más que los argentinos en Lusail, que llegó a contar con más de 88 mil espectadores en total (hoy se batió récord en la Copa del Mundo).
Sumado a que el equipo no transmitió demasiado y que claramente el público mundialista no suele ser tan fervoroso como el de los fanáticos que asisten a los estadios argentinos cada fin de semana para ver a su equipo, el cóctel fue letal. Por eso la hinchada nacional se juró hacerse oír más que nunca en la segunda cita ante México y ya
El gesto de Messi tras su gol ante México y el desahogo del final: “Volvimos a ser lo que somos”