El papa Francisco no formará parte del tradicional Vía Crucis de Viernes Santo en Roma, debido a las bajas temperaturas y a su frágil estado de salud.
En una jornada de conmemoración y reflexión, el Viernes Santo marcó un momento especial para los fieles de Roma y alrededor del mundo. El papa Francisco, a pesar de estar ausente físicamente del tradicional Vía Crucis, decidió compartir un mensaje poderoso que resuena con fe y esperanza.
La fragilidad en la salud del Sumo Pontífice ha sido una constante preocupación en años recientes, obligando a su ausencia en las ceremonias al aire libre durante las bajas temperaturas que aún sobrevuelan la capital italiana.
Sin embargo, la profundidad de sus palabras trasciende las distancias físicas. Las meditaciones preparadas por él fueron leídas durante la ceremonia y también difundidas a través de sus redes sociales, reafirmando que ‘la economía de Dios no mata ni aplasta’.
En las líneas escritas, el papa Francisco destaca un contrapeso, una economía regida por la humildad y la conexión con la tierra, un llamado para redescubrir valores humanos esenciales. A lo largo de las 14 estaciones del Vía Crucis, su presencia se sintió a través de una invitación a una forma más compasiva de vivir nuestras vidas cotidianas.
En un giro conmovedor, el Papa recordó que ‘la vía del calvario pasa por nuestras calles cotidianas’. Es una afirmación que nos recuerda que “el sufrimiento y la redención coexisten en el día a día, y nos alienta a buscar la divina presencia de Cristo en cada encuentro, incluso cuando a menudo nos deslizamos en dirección opuesta a nuestro deber moral y espiritual”.
La pandemia global, las crisis sociales y las incertidumbres políticas han sembrado un terreno fértil para la reflexión. En este contexto, el mensaje de Francisco no solo es inspirador, sino necesario. Su llamado a no olvidar a ‘quienes viven en las fronteras de la vida y sienten que su viaje ha terminado’ nos invita a una empatía más profunda y al reconocimiento del otro.
Mientras el cardenal Baldassare Reina presidía el evento en representación del Papa, los asistentes se refugiaban bajo el manto de las palabras del pontífice, que les instaron a abandonar los caminos de la indiferencia. Su compromiso con los más vulnerables brilló en su visita, el Jueves Santo, a la prisión de Regina Coeli, reafirmando su dedicación a las vidas que muchos eligen olvidar.
