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En un mundo donde los desafíos globales parecen desbordar nuestras capacidades, es hora de dejar atrás la noción de que solo los gobiernos tienen el poder de cambiar el rumbo. Hoy, la realidad del desarrollo sostenible implica a una multiplicidad de actores que tienen un papel crucial en su consecución. Entre ellos, el sector privado.
Sólo en nuestro país, las empresas aportan casi el 90% de la inversión total, según datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Este hecho no solo subraya su rol central en la economía, sino que también justifica por qué planes estratégicos a nivel global como la Agenda 2030 implican al sector empresarial en la consecución de sus objetivos. No debemos olvidar que las empresas, con su capacidad de innovación y recursos, son claves para impulsar el progreso hacia un desarrollo más inclusivo, sostenible y justo.
Es por ello que, en el Pacto para el Futuro recientemente aprobado por las Naciones Unidas, encontramos más de una veintena de referencias al sector privado. Es un acuerdo global sin precedentes que representa un compromiso histórico para enfrentar los desafíos más urgentes de nuestro tiempo. Entre ellos se incluyen la paz y la seguridad internacional, el desarrollo sostenible, el cambio climático, la cooperación digital, los derechos humanos, la igualdad de género, el rol de la juventud y las generaciones futuras y la transformación de la gobernanza global.
Las empresas, con su capacidad de innovación y recursos, son claves para impulsar el progreso hacia un desarrollo más inclusivo, sostenible y justo”
Y no, aunque suene similar, no estamos ante el sustituto de la Agenda 2030; de hecho, el Pacto para el Futuro se ha fundamentado en la necesidad de acelerar la implementación de acuerdos internacionales previos, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o el Acuerdo de París y, al mismo tiempo, estar preparados para afrontar los nuevos retos y oportunidades que se presenten.
Aunque el sector privado tiene un papel importante en los cinco ejes que componen este acuerdo, su papel es más relevante en el último sobre la transformación de la gobernanza mundial.
El sector privado se convierte en un motor de cambio al aportar recursos financieros significativos y experiencia en la implementación de proyectos que impulsan el desarrollo sostenible. Además, se hace un llamamiento al sector privado, en particular a las grandes corporaciones, para que desempeñen un papel activo en la protección del planeta y en la consecución de los ODS. Esto refleja un enfoque basado en alianzas, donde tanto las instituciones financieras como las empresas tienen la responsabilidad de movilizar recursos y actuar de forma conjunta para enfrentar los desafíos interconectados del desarrollo y el cambio climático.
En el ámbito tecnológico, la responsabilidad ética de las empresas es igualmente clara. La Acción 43 del Pacto llama al sector privado a asegurar que el desarrollo y uso de nuevas tecnologías respeten los derechos humanos. Desde la Inteligencia Artificial hasta la ciberseguridad, es imperativo que las empresas tecnológicas trabajen para cerrar las brechas digitales y crear herramientas que promuevan el bienestar global, en colaboración con la comunidad técnica, académica y civil.
El sector privado se convierte en un motor de cambio al aportar recursos financieros significativos y experiencia en la implementación de proyectos que impulsan el desarrollo sostenible”
Perouna de las partes más importantes es que también se habla de rendición de cuentas. En concreto, la Acción 55 refuerza la necesidad de que las empresas no solo contribuyan a resolver los desafíos globales, sino que también asuman una mayor responsabilidad y rendición de cuentas en la implementación de los marcos de las Naciones Unidas. Esto implica que las compañías deben comprometerse con prácticas que promuevan la transparencia y la ética en sus operaciones, especialmente en el contexto de los problemas globales, como el cambio climático y la pobreza.
El Pacto para el Futuro no se limita a la acción inmediata; también mira hacia el horizonte, con la participación del sector privado en la gobernanza del espacio ultraterrestre, como se menciona en la Acción 56. A medida que la exploración espacial cobra impulso, es fundamental que las empresas participen en debates sobre su uso responsable y sostenible, evitando replicar errores del pasado.
Se trata así, de un plan para reforzar una palanca clave del desarrollo sostenible: el multilateralismo. Pero no solo entendido como la colaboración entre los estados, sino también como el trabajo en alianza con el sector privado. Porquesin las empresas el Pacto para el Futuro es inviable.
La pregunta es: ¿están listas las empresas para asumir este liderazgo?
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