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El dinero será destinado a una fábrica de pastas de un centro penitenciario en Roma.
El Papa Francisco, conocido por su dedicación hacia los más marginados de la sociedad, ha dejado un legado conmovedor poco antes de su fallecimiento. Este lunes, se supo que el Sumo Pontífice realizó una significativa donación de 200,000 euros a los presos, reafirmando uno de los principios fundamentales de su papado de no marginar a aquellos privados de su libertad. Esta acción resonó profundamente en todos aquellos comprometidos con la justicia y la inclusión social.
El obispo Benoni Ambarus, quien es director de la Oficina para la Pastoral Carcelaria y responsable de Asuntos Caritativos en Roma, fue quien anunció esta generosa donación. Ambarus acotó que Francisco había conferido esta suma de sus últimas posesiones, destacándose así su compromiso hacia los menos favorecidos hasta sus últimos momentos de vida.
El beneficiario de este significativo gesto es el centro penitenciario para menores Casal del Marmo, en Roma. Los fondos están específicamente dirigidos a la fábrica de pastas operativa dentro del centro, una iniciativa que promueve la reintegración social de los jóvenes mediante el trabajo. Ambarus recordó una de sus últimas conversaciones con Francisco, en la cual le comentó la situación financiera de la fábrica y la necesidad de liquidar unas sustanciales deudas para poder reducir costos y expandir la capacidad de empleo. Ante esto, Francisco respondió decidido que, a pesar de sus limitados recursos, estaba dispuesto a apoyar la causa.
Más allá de esta última donación, el Papa Francisco siempre mostró una especial sensibilidad hacia la situación de los prisioneros. Durante sus 12 años de papado, visitó regularmente distintas prisiones. En estas visitas, Francisco hizo resonar ante el mundo su constante llamado a tener en cuenta a quienes, pese a sus errores, merecen una segunda oportunidad.
Cada Jueves Santo durante la Semana Santa, Francisco reforzó su compromiso visitando distintas cárceles. Desde su primera visita al Casal del Marmo en 2013, siguió un sólido calendario de visitas que incluyó prisiones en Rebbibia, Paliano, Velleteri y Civitavecchia. En cada una de estas visitas, su mensaje fue claro: los prisioneros no deben ser olvidados, y cada interacción sirvió de recordatorio de la necesidad de orar y trabajar por su eventual retorno a la sociedad.
No solo en sus palabras y acciones personales se refleja este compromiso. En diciembre de un año no especificado, cuando se inauguraban las celebraciones del Jubileo, Francisco rompió con las tradiciones al abrir una puerta santa en la capilla del Padre Nuestro del penal de Rebibbia, marcando un hito sin precedentes y enfatizando su mensaje de que nadie debe ser desatendido.
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