Meses antes de morir, durante una entrevista, casi que había expresado su más ferviente deseo… Podría decirse su última voluntad, para reunirse algún día con quien fue el gran amor de su vida: “Si alguna vez me pasa algo, quiero que me entierren al lado de El Gordo”, decía Susan Barrantes (nacida Susan Mary Wright en Bramcote, Reino Unido, el 9 de junio de 1937).
“El Gordo” era nada menos que Héctor Barrantes, amante y jugador de polo, deporte que conoció de niño y comenzó a jugar desde su adolescencia en los campos de Trenque Lauquen, ciudad que había visitado Susan aquel trágico 19 de setiembre de 1998 para compartir la tarde de ese sábado junto a su contadora Pucky Ribot en su casa, con quien la unía mucho más que una relación profesional, ya que era la hija del viejo administrador de Barrantes.
-No vayas ligero, le sugirió Pucky con la armonía propia de la mujer de campo.
-Quedate tranquila, respondió Susan, la abrazo y le dio un beso.
Luego subió a su Land Rover 420 junto a Rafael Barrantes, su sobrino, que la acompañaba, y pasaron por el centro de la ciudad para comprar algunas provisiones antes de partir rumbo a su estancia El Pucará, ubicada en Tres Lomas, a uno 70 kilómetros de allí. Eran poco más de las ocho de la noche…
Solía llegar los viernes a la ciudad para pasar el fin de semana visitando amigos y gente cercana y querida, y así combinar su vida en el campo rodeada de paz y animales con otra un tanto más urbana pero igualmente muy tranquila.
Pero pasadas las nueve de la noche, después de dejar la ruta 5 y tomar la 23, sucedió el imprevisto fatal. El comisario de Tres Lomas, Héctor Molinuevo, recibía una alerta en su radio respecto a un choque de frente. El auto de Susan había impactado contra la Trafic del comisionista local José María Rodríguez. La parte delantera de la camioneta quedó destrozada. El coche totalmente destruido se había convertido en un sinfín de hierros que impresionaban a bomberos y policías que llegaron a socorrer en el lugar.
La escena aterraba: Susan terminó decapitada producto de la violencia del impacto, pese a que llevaba colocado el cinturón de seguridad, aunque las primeras informaciones aseguraban lo contrario. Rodríguez tenía una fractura en su pierna derecha y Rafael Barrantes un corte profundo en el pómulo izquierdo. Raúl Olivera, por entonces director del Hospital Municipal de Tres Lomas recibió a los heridos y dio precisiones: “El joven además de la herida sufrió conmoción cerebral. El chofer de la Trafic se fracturó el tobillo”.
“Homicidio culposo” caratuló la causa el doctor Guillermo Martín del juzgado criminal número y dio orden de que se realizaran las pericias correspondientes en estos casos, además de la autopsia a Susan Barrantes que practicó el doctor Juan Furch ya a la medianoche, mientras desde la ruta trasladaban los vehículos al cuartel de bomberos de Tres Lomas.
En Buenos Aires Martín Barrantes, padre de Rafael, herido en el accidente, recibía la sorprendente noticia. De inmediato se puso en contacto telefónico con Pucky Ribot, la persona con quien Susan había estado por última vez, que desarrolló un papel fundamental durante toda la madrugada en el hospital esperando la llegada de Barrantes padre y haciendo los trámites correspondientes para que todo estuviera en condiciones a efectos de poder realizar el sepelio.
No fue todo. Además debió comunicarse para darle la triste novedad a las hijas de Susan, Jane, que se encontraba en ese momento en Australia, y Sarah en Italia, ambas fruto del matrimonio celebrado en 1956 con el teniente Ronald Ferguson, quien también era un apasionado del polo, lo practicaba con el príncipe Felipe de Edimburgo, y a través de esa relación llegó a ser profesor del príncipe Carlos en ese deporte.
A propósito de su hija Sarah, es conveniente hacer un aparte para destacar que la joven se terminó enamorando y luego se casó con el príncipe Andrés, segundo hijo de la Reina Isabel II y de Felipe de Edimburgo. La Celestina de ese romance fue nada menos que Lady Di, princesa de Gales y amiga de Susan, su mamá, que generó el encuentro inicial entre ellos. El 23 de julio de 1986 se terminó celebrando la boda en Londres, en la Abadía de Westminster. Así ambos recibieron de manos de la propia reina los títulos de duques de York, condes de Inverness y barones Killyleagh. La pareja con el tiempo se separó y los medios británicos le adjudicaron a Sarah ciertos engaños.
Volviendo atrás, la relación entre Susan y su marido, Ronald Ferguson, que ya ostentaba el cargo de Mayor, parecía transcurrir normalmente… Hasta que la llamada prensa del corazón descubrió que Ferguson le era infiel a Susan todo el tiempo, incluso mientras llevaba un embarazo que luego termino perdiendo. Ella vivió muy triste toda esa época. Conoció a Héctor Barrantes a fines de los 60 en Sussex, pero solo fue una presentación informal. Años después volvieron a encontrarse en Deauville, torneo al que “El Gordo” había asistido con su mujer, Luisa James, quien luego murió víctima de un choque que se produjo en la ruta 5, en la zona cercana a la localidad de Pehuajó con su marido al volante.
Hacia fines de 1974 Susan y Héctor se volvieron a ver ya ambos sin compromisos sentimentales. Ella aceptó encantada la propuesta de Barrantes de venirse a vivir a la estancia El Pucará en la Argentina y se terminaron casando en 1975. A sus hijas les costó entender la decisión de su madre de alejarse de ellas, pero la terminaron aceptando.
En “El Pucará” la llamaban “Susie” y no había quien no hablara de su don de gente y la respetara por su actitud siempre gentil y solidaria. Junto a “El Gordo” era plenamente feliz hasta que él comenzó a padecer un cáncer linfático y murió el 10 de agosto de 1990 a los 51 año. Susan hizo todo lo posible para que sanara, hasta logró una internación en un importante senatorio de Nueva York para intentar mejorar su calidad de vida.
Desde la pérdida de Barrantes nada fue lo mismo para ella. Se puso la estancia al hombro, pero la administración no le resultó nada fácil en el negocio de los caballos de polo. Ambos soñaban con fundar un club de polo a orillas del mar en Punta del Este, pero no pudo ser. Las deudas la desbordaban, sin embargo la siguió peleando. En homenaje a su esposo editó un libro que llamó “Polo”, dedicado a él, acerca de la historia del deporte en el mundo, con excelentes fotografías, una introducción del recordado Juan Carlos Harriot y prólogo del príncipe Carlos.
Estaba claro que las finanzas no le cerraban, pero ella no bajaba los brazos en honor a su gran amor. Se vio obligada a hipotecar el campo y renegaba por eso. Entonces le propusieron regresar a su país junto a sus hijas y sus nietos pero no aceptó porque no quería rendirse. Prefirió que ellos la visitaran en la Argentina cuando pudieran, como lo hicieron en varias oportunidades.
Le fascinaba andar en alpargatas y mimar a sus caballos y a sus perros. “Cordial, buena persona y amistosa”, así la recordaban sus vecinos. Era tan querida y respetada que el Concejo Deliberante de Tres Lomas firmó una excepción para que pudiera ser enterrada en la estancia El Pucará junto a su esposo como era su anhelo.
En la mañana del lunes 21 de setiembre Sarah pudo aterrizar en el aeropuerto de Salliquelló. Allí la esperaba Martín Barrantes padre, quien consternado se fundió con ella en un abrazo interminable. Jane, su hermana mayor pudo arribar recién en la tarde proveniente de Australia. Cuando se encontraron no cesaron de besarse, abrazarse y recorrer la estancia tomadas siempre de la mano.
Cuando Sarah entró al salón principal reunió a todos los presentes, familiares y trabajadores: “Ella los quería demasiado, por eso los convoqué”, resumió con voz quebrada. No dijo nada más, de inmediato empezó a escucharse Candel in the wind –Vela en el viento-, canción preferida de su madre y que Elton John supo dedicar a Lady Diana con posterioridad a su fatídica muerte. No pudo contenerse y se lanzó a llorar con profunda angustia.
Los empleados estaban desconsolados, pero en algunos momentos la recordaban a través de anécdotas simpáticas con la mejor sonrisa posible: “La señora Susie siempre nos invitaba a su mesa y cuando recibía muchas personas de alto nivel, si se aburría era ocurrente: les inventaba cualquier motivo siempre válido para levantarse de la mesa, no volvía más y venía con nosotros a comer asado y contar historias de campo, le encantaba este pueblo y su gente. Se trepaba a la Ford 63, cargaba sus perros y se iba a dar vueltas por los caminos de tierra. Una vez trajo a Banana Pueyrredón para que cantara a beneficio del Hospital de Salliquelló y siempre donaba para el albergue de Ingeniero Thompson, era una mujer muy humanitaria”.
Tal era su amistad con Susana Giménez que la actriz y conductora llegó en avión privado al campo para darle el último adiós acompañada por el abogado Carlos Fontán Balestra. Sarah y Jane corrieron a abrazarla y lloraron juntas. Luego las hermanas se acercaron a la cruz en la que podía leerse una inscripción tallada que rezaba: “Héctor y Susie Barrantes. Juntos en paz con los árboles que plantaron. Nosotras los amamos. Jane y Sarah”. Se miraron, derramaron sus últimas lágrimas y Sarah reflexionó en voz baja a través de una pregunta dirigida a su hermana: “¿Cuánto hacía que no estábamos las tres juntas?”.
El municipio trabaja junto a feriantes de Punto Panorámico para la regularización del sector, y el lunes se llevó a cabo una reunión en la Subsecretaría de Inspección General con referentes de la Subsecretaría de Cultura y los puesteros del lugar.
Las partes abordaron diferentes puntos para comenzar un reordenamiento de los comerciantes del lugar y poder llegar a una posible regularización.
En la reunión se acordó que los feriantes deberán nombrar representantes que servirán de interlocutores con el Municipio. Además, tendrán que elaborar un reglamento interno con pautas de convivencia.
Por su parte, el Municipio otorgará permisos y fijará un canon correspondiente para cada una de las actividades.
Por otro lado, se informa a la comunidad que el número de feriantes ha alcanzado su límite y, por lo tanto, no se podrán inscribir nuevos puestos por el momento.
El caso se inició con una medida de protección de derechos impulsada por la Senaf puesto que las niñas estaban en situación de vulnerabilidad. Luego se otorgó la guarda provisoria a la abuela por dos años. Intervino una defensora pública y una defensora de menores.
Durante el proceso, el juzgado de Familia tuvo en cuenta un informe social que confirmó que la abuela ya se encontraba a cargo del cuidado de las niñas desde 2021, cuando se le otorgó la guarda por vía judicial. El documento describió un entorno familiar estable y adecuado para las hermanas. Se destacó además el compromiso de la abuela en su crianza y la satisfacción de sus necesidades.
Para resolver también se valoró la opinión de las niñas. Según la Convención sobre los Derechos del Niño, el derecho a ser escuchados es un aspecto fundamental que las autoridades deben garantizar en casos como este, así como su autonomía progresiva, que implica considerar sus opiniones conforme a su edad y madurez.
El fallo resolvió la privación de la responsabilidad parental tanto del padre como de la madre, en virtud de lo dispuesto en el artículo 700 del Código Civil y Comercial, que contempla el abandono como causal para dicha medida. En este contexto se consideró que las conductas de los progenitores configuraban un desamparo total hacia las niñas, lo que justificaba la decisión de apartarlos de su rol parental.
La tutela de las menores de edad fue otorgada a la abuela, quien asumirá la responsabilidad legal de ambas bajo los términos del Código Civil y Comercial. Se dispuso además que se inscriba la sentencia en las partidas de nacimiento de las niñas, dejando constancia de la nueva situación jurídica.
(Por Rosario3).-A 24 horas de la sesión de la Cámara de Diputados que definirá si queda o no en pie el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario, el gobierno se siente fortalecido por el respaldo del grueso del PRO –solo quedarían afuera legisladores que responden a Horacio Rodríguez Larreta– expresado por Mauricio Macri, aunque aún no tenía garantías de éxito. Es que para repetir la foto de los “87 héroes” que celebraron con un asado la anulación de la ley de reforma jubilatoria y blindaron el primer veto de Javier Milei a una norma del Congreso le faltaban aún algunos votos.
Hasta este lunes a la noche el oficialismo contaba con 80 votos seguros y la oposición con 159. Entre los 15 en duda está la respuesta a este intríngulis que pone a la gestión libertara frente a una nueva victoria que puede ser a lo Pirro. Pero también muy necesaria como señal de gobernabilidad ante los mercados, el sector que le sonríe con mayor fervor mientras de a poco pierden respaldo popular sus políticas y sus modos.
El final está abierto y las ausencias y abstenciones pueden terminar torciendo la decisión para un lado o para el otro. Pero es cierto que el pronunciamiento de Macri, aunque haya sido con duras críticas a la gestión, mejoró notablemente la posición relativa del gobierno. A la vez, significó un golpe para los rectores universitarios, que en los últimos días intentaron convencer a los diputados del PRO de sus provincias para que rechacen el veto.
Sin embargo, los referentes universitarios no se daban por vencidos este martes. “Es difícil pero no imposible”, señalaban.
La luz de esperanza la sostenían en que según ellos de los cinco diputados radicales que apoyaron el veto al aumento a los jubilados solo uno es un voto seguro para el gobierno: el tucumano Mariano Campero. De los otros cuatro, dicen desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), tres se habrían comprometido a levantar la mano por el rechazo y aún negocian con el otro para que se abstenga.
El gobierno hace otro cuenta: dice que aún cuenta con el respaldo de tres de esos legisladores. Pero además, confía en que torcerá a su favor la voluntad de diputados de los partidos provinciales, que son, en un escenario tan ajustado, los que finalmente se convertirán en árbitros de la decisión.
Apuntan, a sacar los votos que le faltan para blindar el tercio con el apoyo los legisladores que responden a los gobernadores de Río Negro, Alberto Weretilnek, de los del misionero Carlos Rovira. Esos diputados votaron en su momento a favor de la ley.
Pero Weretilneck y Rovira son mandatarios que, como los peronistas tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil, se vienen moviendo como aliados del gobierno. En esa lógica, no parece ser el momento más conveniente para enfrentarse al oficialismo justo cuando se debate el presupuesto nacional.
La sesión fue citada para este miércoles a las 11 y acaso hasta entonces se mantenga la incertidumbre.
Mientras tanto, la comunidad universitaria, movilizada, continuará la presión con vigilias y tomas de facultades. El gobierno, en tanto, anunció que pagará el aumento del 6,8 por ciento a docentes y no docentes, a pesar de que los gremios lo rechazaron como insuficiente ya que entienden que desde que asumió la actual gestión perdieron entre un 25 y un 30 por ciento de poder adquisitivo por el retraso de sus sueldos.