“Esto lo tenía con mucha paciencia pero ya me colapsé”, reconoció en diálogo con Radio Seis y contó que ha tratado de hablar de la mejor manera, pero “no me dan bolilla, se ríen en mi cara”.
Contó que sobre la pared que da a la casa de su hermana está apoyado el contenedor de basura, “que en el verano suben las ratas y tienen leña apoyada y tienen la costumbre de tirar y golpean la pared y caen los cuadros. Hay una escalera apoyada que vos podés tranquilamente escaparte”.
Remarcó que “es habitué que se escapen y salen por el terreno de mi hermana. Hicieron una covacha sobre el paredón de la casa de mi hermana, se levantan a las 6, ponen la música al mango, hay una nena de un año que está a los saltos”.
Contó que su sobrina ha ido a la comisaría del Centro Cívico y han hecho denuncias pero hasta ahora no obtienen respuestas y “viene de hace mucho tiempo”.
Enfatizó que no le importa que los presos anden afuera sino que lo que les moleta es “la mugre que tienen” y que pongan la música a las 6 a un volumen muy alto y después de las 21 hasta la medianoche.
Ante la falta de respuestas su sobrina se iba a acercar a Defensoría del Pueblo. Comentó que antes estaba Hugo Cechini que “por lo menos hablaba con los encargados y entendían la situación. Hay sillas, colchones, nos tiene muy preocupadas porque somos una familia trabajadora“, remarcó y “queremos descansar el fin de semana, a la noche, no somos una familia jodida, solamente necesitamos tener tranquilidad”.