Cultura y Educación
Fabiana Kaddour se fue de Bariloche
Las orillas del lago Moreno ya no serán lugar de trabajo para Fabiana.
Rostro visible del Camping Musical por más de una década decidió retornar a su ciudad natal. También impulsó alfabetización cultural en escuelas y jardines de infante, además de tocar fugazmente en Trilogía Viajera.
La ciudad acaba de perder a una entusiasta de la cultura y la música. Después de dos décadas de atizar la fragua de la educación por el arte, de sostener el funcionamiento del Camping Musical Bariloche e incluso de merodear por peñas folklóricas, Fabiana Kaddour decidió retornar a su ciudad de origen: Bahía Blanca. Si bien todavía trabaja de manera remota para la institución del lago Moreno, ya se la empezó a extrañar.
“Llegué en 2004 porque tenía muchas ganas de iniciar una nueva vida y siempre me gustaron los paisajes de la Patagonia, la montaña, los lagos y sus historias. Quería conocer de cerca qué significaba vivir en el sur y eso fue lo que impulsó a llegar a Bariloche”, evocó Fabiana, con quien El Cordillerano se contactaba con frecuencia semanal para renovar la cartelera del ahora CAMBA (Campus de Artes y Música Bariloche).
“En el Camping empecé en verano de 2011. En principio iba a trabajar enero, febrero y marzo, pero después la comisión directiva me ofreció continuar porque la institución estaba recomponiéndose después de años en una crisis que se había originado en la desaparición de Fundación Antorchas”, recordó. La entidad “había colaborado muchísimo con la realización de los seminarios becando a alumnos y también con las actividades que se hacían”.
Después de aquellos problemas, que entre otros inconvenientes implicó la pérdida de la sede céntrica, “fueron años de recomposición y en esa época también se empezaron a gestionar arreglos en la sede, por ejemplo, los techos en la sala de conciertos que se llovían. Fue un ciclo nuevo que comenzó con una comisión directiva que empezó a impulsar actividades y a poner en valor el lugar. Mi vínculo arrancó en ese momento y sigue en la actualidad”, destacó Fabiana.
Dos años después pasaron cosas. “En 2013 la sala Rautenstrauch celebraba sus 25 años y tenía techos nuevos, entonces fue un momento para festejar el aniversario con música y ahí fue que se volvieron a realizar conciertos con continuidad. En principio una vez por mes y después hubo más actividad, no sólo en verano sino también en invierno y durante todo el año como sucede ahora”. La ahora ex barilochense tuvo mucho que ver en ese despegue.
Fabiana y el Camping, inseperables durante más de una década.
“Se creció gracias a que artistas y productores de Bariloche, la región y el país empezaron a enterarse de que el Camping estaba otra vez activo. Entonces, esa fue también mi tarea: difundir, producir eventos, ir a las radios para hacer prensa, notas de televisión, repartir afiches, boletería, jefa de sala y un poco de todo, como sucede en las asociaciones en las que la gente hace de todo para funcionar y ofrecer lo mejor para el público”, comparó.
Alfabetización cultural
Pero su accionar no se limitó al quehacer de la institución de la música académica. “Además me dediqué y lo sigo haciendo a dar clases de Música porque soy profe, en jardines de infantes y escuelas primarias”, añadió. “También implementé proyectos de alfabetización cultural, convocando a artistas para que fueran a cantar y a mostrar su música. Incluso, también a las Narradoras de la Biblioteca Sarmiento, que iban a contar historias”.
Fabiana hizo que concurrieran a las escuelas donde trabajó “grupos de danza, los ensambles de música de La Llave, el Coro Municipal de Niños/as… A todos los elencos artísticos que podía convocar lo hacía para que las infancias pudieran acceder a la cultura y disfrutarla en vivo”, destacó. Y ella mismo no se privó mientras pudo, de pararse del otro lado del escenario y ser protagonista directa de la actividad musical.
Es que “empecé a tomar clases en la Escuela La Llave y a participar de un grupo de folklore. En 2011 o 2012 conocí a algunos integrantes del Ballet Tolkeyén que estaban en Trilogía Viajera, un grupo que todavía continúa. Me invitaron a participar tocando el charango y tocábamos mucho en las peñas que se hacían en distintos lugares de la ciudad, escuelas o centros de folklore”, recordó.
Para la bahiense ahora reincidente “fue una época hermosa porque disfrutaba de la música en todas sus facetas. En esa época el Camping no tenía tantos conciertos como ahora, entonces tenía los fines de semana libres y podía dedicarme a tocar y a las peñas. Cuando empezamos a tener programación continua en el Camping me dediqué a coordinar los conciertos prácticamente todos los fines de semana del año” y entonces, Trilogía Viajera quedó a un costadito.
Aunque se fue, Fabiana valora “el quehacer cultural de Bariloche. Me parece que está muy bueno que últimamente aparecieran muchos espacios autogestionados nuevos en distintos lugares de la ciudad, porque tiene mucha extensión y distintas poblaciones”, razonó. “Está bueno porque están atentos a las distintas necesidades y también está bueno que la gente pueda acceder a la cultura, más allá de si le queda cerca o lejos”.
Según su intensa experiencia, “a veces eso sucede y a veces no, por eso es importante que haya proyectos culturales de orden público y que todas las franjas etarias puedan acceder a la cultural, desde las infancias hasta los llamados adultos mayores”, consideró. “No sé si toda la población puede acceder o conoce todo lo que sucede a nivel artístico y cultural en Bariloche, por eso me parecen importante la educación artística y la alfabetización cultural porque lo que no se conoce no se puede querer ni defender”.
Derecho universal
Nuestra exvecina se despidió con una exhortación, después de ponderar el trabajo de entidades como la asociación Teatrantes y el Frente Cultural Bariloche. “La cultura es un derecho universal, aunque todavía falta trabajar mucho en eso”. Como ya publicó El Cordillerano, unas semanas después de reinstalarse en Bahía Blanca sobrevino el tremendo temporal y Fabiana no permanece impasible.
“Estoy impulsando el pedido de ayuda para el Conservatorio de Música, porque es donde yo estudié y hoy en día, muchos chicos y chicas están accediendo a la educación artística gratuita. Tiene 1.300 alumnos y nada que ofrecerles en estos momentos porque se perdió todo el equipamiento de instrumentos y parte de la biblioteca se inundó. Todo suma”, invitó Fabiana, inquieta como pocas si la música y el conjunto de la cultura están de por medio.