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Cultura y Educación

Inviernos de intemperie “peligrosa para la salud” en el Nahuel Huapi

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El militar, explorador y exgobernador de Santa Cruz estuvo por aquí por espacio de varios meses en 1894. Dejó valiosas observaciones sobre la época fría.

Una nevada de agosto complicó los planes de Lista.

Como venía de afrontar varias temporadas invernales en Santa Cruz e inclusive en Tierra del Fuego, para Ramón Lista el invierno de 1894 en Nahuel Huapi no resultó “tan desagradable”. No obstante, en determinada circunstancia de su permanencia en la zona tuvo que rehacer sus pasos en busca de abrigo, porque las bajas temperaturas no sólo mortificaron al viajero y sus compañeros, sino y, sobre todo, a sus animales.

Proveniente de las filas castrenses y explorador, Lista fue el segundo gobernador de Santa Cruz al constituirse como Territorio Nacional. En una síntesis que publicó en el Boletín del Instituto Geográfico Argentino dos años después de su vista a esta zona, sostuvo que “la vida a la intemperie es muy molesta, peligrosa para la salud, si se quiere; pero al abrigo de una choza cualquiera, al simple reparo de la tienda de lona, se pasan los días como en otra parte y en nada se altera el funcionamiento regular de las vías respiratorias ni se deprime la energía vital”.

Antes de recalar en inmediaciones del lago, Lista desplegó actividad polémica en las latitudes más australes de la actual Argentina, porque participó de al menos una masacre de selknam, uno de pueblos indígenas fueguinos. Cuando estuvo por estas playas contaba con 38 años y una considerable experiencia en cuanto a viajes de exploración. En los últimos días de mayo Lista y sus acompañantes arribaron “al llano de Tequelmalal y a las ruinas del fortín Chacabuco. Ahí cerca, entre adustas montañas que se elevan hasta la región de las nieves eternas, desenvuelve su napa azul el lago Nahuel-Huapí que semeja un mar interior cortado por canales y boscosas islas”, describió.

Evidentemente, los últimos tramos de aquel otoño fueron benévolos porque según el viajero, “es muy raro que nieve o llueva dos días de seguido y cuando esto ocurre, sopla a las pocas horas el viento del Oeste que barre las superficies y derrite la nieve. Por otra parte, el frío es poco intenso, los animales -caballos u otros- viven bien al raso, no faltándoles el necesario alimento, que allí consiste en diversas gramíneas y apetecidas hojas de maitén”.

En 1894 “la población” era “todavía muy escasa en las inmediaciones del lago”. Consignó Lista que “se halla de trecho en trecho alguna estanzuela (sic) o parada de ovejas, en donde siempre se está seguro de recibir la mejor acogida”. Precisó que “prescindiendo de la primera quincena de junio de 1894, que la pasamos mitad en viaje y mitad alojados a la orilla del Limay, el resto de ese mes lo empleamos en pequeñas excursiones hasta la llamada Península del Sud, especie de martillo formado por el lago en sus continuos ataques a la tierra firme. En una de esas breves e interesantes caminatas reconocimos los cerros de Tequelmalal y el valle inmediato de Ñhirhuao (sic)”.

Geografía familiar

Por sus descripciones pueden reconocerse fácilmente a la Península San Pedro y al cerro Leones de la actualidad, comprendido en el municipio de Dina Huapi. En el interior de la elevación, el grupo dio con “algunas cavernas con pinturas murales indígenas”, destacó Lista. En cuanto al alojamiento del que disfrutó “a la orilla del Limay”, fue proporcionado por la “casa de Zavaleta, distante unos 1.300 metros del desagüe del lago”.

El exgobernador de Santa Cruz.

En otra de sus excursiones Lista y su grupo llegaron “a la Laguna Larga, pequeño lago oblongo”, al que, en otro pasaje de su texto, mencionó como el Gutiérrez, nombre que había impuesto Francisco Moreno 14 años antes. Entre el 1° de julio y el 8 de agosto, “la temperatura media del día fue de 0 a 5 centígrados, habiendo llovido despacio cinco veces y nevado tres; con vientos variables del Sud, Norte y Noroeste”.

La tendencia se modificó el 14 de agosto, cuando el viento vino decididamente del otro lado de la cordillera “con fuerza poderosa, casi irresistible para la tienda mejor plantada. La temperatura, al amanecer, es de (aproximadamente entre) 3 y 5 grados. Se ve la cordillera: ha nevado en ella hasta muy bajo nivel”. Al día siguiente, bajó la presión, subió la humedad y lloviznó. El 17 del mismo mes, la partida cruzó el río Limay para dirigirse “hacia la casa de Mr. Jones”, en el marco de un día neblinoso y frío.

Se trataba del célebre texano. Un día después amaneció despejado y con sol. “Nos despedimos del estanciero Jones e ¡hico! ¡hico! apaleamos las mulas reacias, poniéndolas en el rumbo del Brazo del Norte”, anotó Lista. En este tramo de su viaje, los exploradores apuntaron a llegar al río Correntoso. En esta ocasión, el clima no fue tan benévolo y los animales tiritaban de frío, después de una copiosa nevada que finalmente, apresuró el retorno en dirección a las instalaciones del estadounidense. Invierno no “tan desagradable”, pero igual digno de respeto.