Política y Economía
La apertura del cepo y la miopía de un plan socialista travestido de austríaco
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hace 4 semanasel
El cepo es tema de discusión económica desde hace doce años. Lo puso CFK en noviembre de 2011 y lo mantuvo todo su segundo gobierno. Macri lo levantó a comienzos de 2016, pero lo restituyó en el último tramo de 2019. AF, CFK y STM lo mantuvieron todo su gobierno y ahora ya lleva un embarazo (humano) con Javier Milei. Los datos ilustran que la hipótesis que sostiene que “los políticos argentinos se enamoran del cepo” es difícil de rechazar. No sorprende. Sin embargo, con cepo ningún gobierno pudo ser reelecto. El cepo permite evitar la explosión y cambiarlo por implosión, lo que significa que los políticos logran no salir eyectados de su puesto como sucedió con Alfonsín y De la Rúa y terminar su mandato en tiempo y forma, pero solo a expensas de empobrecer creciente y constantemente al sector privado (lo más grave). Luego, en los comicios presidenciales, el público pasa factura y ningún PEN logra permanecer en el poder. Si no levantara el cepo, el actual PEN probablemente tampoco sería reelecto. Si quisiera tener alguna chance (ninguna certeza) de dar vuelta la historia, tendría que levantar el cepo cuanto antes.
¿Qué es el cepo y por qué hay que levantarlo?
Un muy resumido y simplificado análisis ético de lo que es el cepo explica por qué debería ser levantado “ya”. El cepo es una violación a la libertad y a la propiedad privada. Por un lado, la violación a la libertad potencia el poder político de los burócratas sobre los privados. Por el otro, la violación de la propiedad privada agranda el poder económico (billetera) de los políticos y empobrece a los privados. Son dos juegos de suma cero. Es fácil de entender. El cepo impide que los privados comercien los dólares libremente entre ellos, ya que obliga a los exportadores a liquidar en el BCRA. Con cepo, el Estado pasa a ser un intermediario que maneja monopólicamente los dólares del comercio exterior. Como todo monopolista, los políticos fijan el precio del dólar a dedo. De hecho, el actual titular del PEN se ufana de haberlo hecho. A partir de este monopolio, los políticos hacen los más variados negocios con esos dólares ajenos expropiados. Por ejemplo, se los dan a quienes ellos quieren (amigos) y/o los compran a un precio barato inventado por ellos mismos, y luego los venden a un precio más caro (CCL). El cepo sirve para que los políticos engorden su billetera a expensas de los privados. Un ejemplo paradigmático en este sentido es la recaudación del impuesto PAIS, que subió un 193% en términos reales en los primeros siete meses de 2024, pasando de un 1,5% a un 6,5% del PBI. En resumida cuenta, no hay duda posible: si desde lo ético el cepo atenta contra la libertad y propiedad privada, un gobierno liberal debe levantarlo “ya”.
El cepo es un desequilibrio que atraviesa a todos los mercados de la macroeconomía
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
La injustica ética del cepo se traslada negativamente al campo utilitarista. El cepo constituye un desequilibrio que atraviesa todos los mercados de la macroeconomía. Por un lado, es un exceso de demanda (escasez) de dólares en el mercado cambiario. Del otro lado, es un exceso de oferta en todos los otros mercados (bonos; pesos; bienes y servicios y laboral). Y más allá de ciertas mejoras de cortísimo plazo que no son otra cosa que la ilustración de que el cepo debe ser levantado siempre rápidamente, los desequilibrios tenderán a incrementarse mientras el cepo se mantenga, agigantándose tanto los costos de oportunidad de su apertura como los incentivos para que los burócratas lo mantengan en el tiempo. Del otro lado, la microeconomía y el sector privado generarán menos PBI per cápita y estarán peor en la tendencia de mediano y largo plazo mientras haya cepo, salvo muy puntuales excepciones sectoriales y/o firmas.
Es importante comprender por qué los desequilibrios están condenados a crecer mientras siga el cepo. El cepo es un precio máximo para el dólar (subvaluado) y un precio mínimo para el peso (sobrevalorado). La gente corre a sacarse de encima los pesos artificialmente sobrevalorados para intentar cambiarlos por dólares al oficial, que está barato. El dinero sobrevalorado (peso) pondrá al dinero infravalorado (dólar) fuera de circulación, generando escasez de dólares. En este sentido, solo cabe mencionar que las reservas totales han caído de US$ 30.141 MM (26/4) a US$ 27.069 MM (2/8), mientras la acumulación de reservas ha menguado de US$ 8.932 MM a US$ 5.860 MM en el mismo período. Con la escasez, el dólar paralelo sube y la brecha se agranda. Las expectativas de devaluación crecen. Así, ante la suba de precio el ahorrista sale a comprar dólares para evitar comprarlos más caros, ya que esa demora significaría menor ahorro y consumo futuro. El precio y la brecha siguen en alza en la tendencia. Como contrapartida, la demanda de pesos cae y caerá en la tendencia. No hace falta que el Gobierno emita para que crezca el desequilibrio. Si emitiera, sucedería lo mismo, pero más fuerte. Del lado de la oferta, las mayores expectativas de devaluación hacen que los tenedores de dólares los retengan aumentando todavía más su escasez, con lo cual el círculo vicioso se retroalimenta. En los últimos tres meses, la brecha se triplicó, subiendo del 11,6% (8/4) al 52,5% (12/7), aunque ahora el Gobierno haya bajado circunstancialmente la brecha al 39% con más intervencionismo.
Como ya dijimos, el exceso de demanda en el mercado cambiario da lugar a exceso de oferta en todos los otros mercados. El desequilibrio en el mercado de bonos implica un ajuste vía precios de los bonos que caen. En la tendencia, el riesgo país sube de 1.162 (22/4) a 1.652 (5/8) puntos básicos. Se encarece el costo de capital y sube la tasa de descuento de los flujos de fondo de los proyectos, impactando negativamente sobre la inversión privada y la tasa de crecimiento futura. De acuerdo con los datos de IBIM de OJF, el gobierno de Javier Milei tiene los peores datos de inversión desde NK para acá: a precios corrientes y en términos del PBI, la inversión sería 15,1% (dic. 23); 14,6% (ene. 24); 14,2% (febrero); 11,8% (marzo); 12,0% (abril); 13,1% (mayo), y 12,2% (junio). En el mercado de bienes y servicios, el exceso de oferta implica peor nivel de actividad en la tendencia promedio de corto, mediano y largo plazo; aunque en el cortísimo plazo pueda haber algún pequeño rebote. De acuerdo con el IGA de OJF, el nivel de actividad caería un 5,0% en los primeros seis meses de 2024. Si se “limpia” el rebote estadístico del “campo” (+57,2%), la caída acumulada superaría el 8,0%. Por otra parte, el exceso de oferta en el mercado laboral es caída de la masa salarial (PxQ) en la tendencia. De acuerdo con el último dato, la caída de la masa salarial asciende al 6,5%. Como ya dijimos, en el mercado de dinero el cepo es exceso de oferta de dinero; ergo, aumento de la inflación en el promedio de la tendencia de corto, mediano y largo plazo. Sin embargo, de la mano de una actual recesión, solo superada por el covid-19 y la crisis de 2002, el Gobierno ha logrado bajar la inflación del 6,7% (promedio mayo, junio y julio de 2023) al 4,3% (promedio mayo, junio y julio de 2024) en el cortísimo plazo. No obstante, mantener el cepo implica que crecería la probabilidad de que la trayectoria temporal de la inflación tuviera forma de “U” en el futuro. De suceder, el Gobierno perdería su único activo económico y, consecuentemente, reputación y credibilidad. Su política se volvería dinámicamente inconsistente y probablemente terminaría siendo abandonada. En pocas palabras, la teoría demuestra y la evidencia ilustra, tanto con los datos de los últimos doce años como con los números de los últimos tres meses, que, en la medida en que se mantiene el cepo, los problemas no se solucionan, sino que se agrandan cada vez más. Paralelamente, los potenciales costos de su apertura aumentan. En este contexto, el cepo queda.
De cómo se salga del cepo dependerá el futuro de los próximos cuatro años
¿Por qué el PEN no ha abierto el cepo y cómo pretende levantarlo?
El PEN entiende lo que es el cepo en términos éticos, y aun así no lo levanta. Paralelamente, también comprende todos los desequilibrios que el cepo genera, pero aun así lo mantiene. ¿Por qué? Porque al PEN le interesa lograr dos cosas que, según su visión, van de la mano: que el dólar esté barato y la inflación baje. Con la primera mostraría que los salarios se recuperan en dólares, mientras que con la segunda honraría su promesa de campaña. De acuerdo con la lectura del PEN, ambos fenómenos sumarían votos para las elecciones legislativas de 2025. Por el contrario, el PEN tiene en claro que si actualmente levantara el cepo, el dólar saltaría, la inflación mayorista se aceleraría, la inflación minorista crecería y los salarios reales caerían, ya que estaría quitando el control de precios máximos (mínimos) al dólar (peso).
En este marco, el PEN abriría el cepo solo si tuviera la certeza de que el dólar no saltaría y la inflación no se aceleraría. Justamente, el Gobierno legisla el blanqueo y vende el discurso de la “no emisión”, “escasez de pesos” y “peso fuerte” para que los privados exterioricen dólares, haya dolarización endógena y exista chance de abrir el cepo sin que salte el tipo de cambio ni se acelere la inflación. De acuerdo con la ingeniería monetaria y social del PEN, todo esto generaría que la inflación bajara al 2% mensual convergiendo al ritmo del crawling peg, lo cual permitiría mantener el tipo de cambio real constante. Paralelamente, según esta misma ingeniería monetaria y social del PEN, la “falta” de pesos y la “exteriorización” de dólares harían que el blue, CCL y MEP cayeran por debajo de $ 1.100, convergiendo hacia el dólar oficial para fin de año. Si se diera todo esto, el PEN probablemente dejaría de tener miedo de que el dólar saltara y la inflación se acelerara y, consecuentemente, se animaría a abrir el cepo. Posteriormente, y siguiendo la lógica presidencial, la no emisión de pesos sumada a la mayor oferta de dólares generarían deflación en pesos y caída del tipo de cambio nominal, permitiendo estabilidad (poca volatilidad) del tipo de cambio real. A su vez, la estabilidad del tipo de cambio real potenciaría la inversión, la acumulación de capital y el crecimiento económico. Todo un laboratorio de socialismo monetario e ingeniería social, pero que se trasviste con cimientos austríacos, aunque cometiendo varios errores intelectuales y miopía analítica.
¿Terminará no levantándose en serio y en forma completa el cepo?
Desde E2 (Economía & Ética) siempre remarcamos que abrir el cepo es condición necesaria, pero no suficiente, para que la macroeconomía mejore. El resultado a futuro no solo depende de cómo se salga del cepo, sino que será función de lo que suceda sostenidamente uno, dos, tres y/o cuatro años después de levantarlo. En otras palabras, mantener el cepo asegura pagar costos macro en forma creciente, pero su levantamiento solo brinda una chance condicionada de que la macro pueda mejorar; es decir, se puede levantar el cepo y que la macro también termine peor. El gobierno de Macri ilustra cabalmente esto último.
Siguiendo el teorema de la imposibilidad del socialismo de Von Mises, el socialismo monetario y la ingeniería social que el PEN planea aplicar para intentar abrir el cepo fracasarían, porque el burócrata nunca puede hacerse de la información relevante para controlar lo que pretende controlar ni para lograr los resultados que se propone alcanzar. En este caso puntual, el BCRA no puede controlar la oferta monetaria, cuya masa es determinada por la interacción del Central, bancos, depositantes y tomadores de créditos, cuyas preferencias por la liquidez no determina el político, pero dan valor al multiplicador monetario. Mucho menos puede conocer la demanda de dinero, que es resultado de millones de valuaciones subjetivas individuales permanentemente cambiantes. En este escenario, el equilibrio entre oferta y demanda de dinero es tan solo una rareza circunstancial; peor en Argentina, que no tiene demanda de dinero por motivo de ahorro. Además, el político tampoco puede saber qué resultado generarán sus movimientos de política económica, ya que el público se anticipa y defiende, procurando justamente evitar los resultados que el burócrata pretende alcanzar. Esta dinámica cambia los resultados. De esta manera, la regla en política económica es que las cosas salgan mal y las políticas deban ser ajustadas o cambiadas. Por consiguiente, en E2 (Economía & Ética) consideramos que sería baja la probabilidad de que el Gobierno pudiera abrir el cepo bajo las condiciones y el escenario que pretende. Por el contrario, teniendo en cuenta lo que la teoría demuestra y la realidad ilustra, en E2 pensamos que más adelante en el tiempo sería probable que los dólares paralelos subieran, la brecha se agrandara y el Gobierno tuviera que abrir el cepo bajo un escenario más conflictivo que el que pretende alcanzar y enfrente el riesgo de una inflación con forma de “U”.
Un mal plan desinflacionario de dos mastines ingleses
Ahora bien, dándole la espalda a todo lo explicado, podríamos asumir que la excepción termina dándose, el socialismo monetario es exitoso y el PEN abre el cepo con su planificada convergencia de dólar debajo de $ 1.100. Primero, esta cotización inicial nada diría sobre las cotizaciones futuras, porque el Gobierno habría logrado bajar el CCL, MEP y blue con intervencionismo; ergo, esos $ 1.100 no serían una cotización de libre mercado. De hecho, si se considera que el cepo es un control de precios máximos para el dólar, el tipo de cambio verdaderamente libre sería más alto que dichos hipotéticos $ 1.100 y también que los actuales $ 1.330/$ 1.385. Segundo, si el cepo se abriera “en serio”, el tipo de cambio futuro volvería a depender del libre juego entre oferta y demanda de dólares, con lo cual la foto inicial poscepo con el dólar a $ 1.100 podría no tener nada que ver con el dólar más adelante. A menor (mayor) oferta y mayor (menor) demanda de dólares, dólar más caro (barato). Dejando de lado el cortísimo plazo y poniendo en dinámica la película de mediano y largo plazo, pensamos que lo más prudente sería no anticipar un fuerte crecimiento de la oferta de dólares (blanqueo al margen), pero sí una significativa expansión de la demanda de divisas, con lo cual los tipos de cambio nominal y real deberían subir en el mediano y largo plazo. Por el lado comercial, ni los términos de intercambio ni el precio esperado de las exportaciones harían pensar en un significativo aumento de la entrada de dólares. Paralelamente, cualquier rebote estadístico del nivel de actividad doméstico significaría más importaciones y menos dólares netos en la esfera comercial. Por el lado de la cuenta de capital y financiera, tampoco sería esperable un fuerte boom de dólares, ni para inversión privada real ni para inversión especulativa. Se espera un mundo con las menores tasas de crecimiento y el mayor costo de capital de las últimas décadas y lustros en 2024/2025/2026. En pocas palabras, no habría que esperar un fuerte crecimiento de la oferta de dólares por ninguno de los canales alternativos. Por el contrario, sería razonable anticipar un crecimiento de la demanda de dólares, porque actualmente habría demanda de dólares por motivo de ahorro insatisfecha, actores económicos que fueron obligados a desahorrar en 2024 y que, por ende, procurarían recomponer el ahorro en dólares en 2025/2026. Además, el BCRA seguiría emitiendo (según su nuevo programa monetario). La intermediación financiera y el crédito bancario también crecerían. Con percepción de dólar barato, todas estas variables alimentarían la demanda de divisas. Para peor, durante los próximos siete años la demanda de dólares del Gobierno más que se duplicaría.
En síntesis, a futuro el dólar medido en términos reales sería más caro que en el presente. Ningún fundamento contradice esta afirmación ni tampoco justifica la reciente apreciación cambiaria que el Gobierno pretende intensificar. De hecho, el actual tipo de cambio atenta contra la producción y generación de riqueza, tanto para los sectores exportadores como para los mercados internistas, porque la productividad argentina parecería no poder sostener la actual apreciación cambiaria. Paralelamente, los fundamentos monetarios y los fundamentos fiscales (medidos por peso de la deuda y vencimientos futuros) tampoco justificarían la reciente apreciación cambiaria. Por el contrario, el actual tipo de cambio real sería sustentable solo con una megaentrada de dólares, fuertes inversiones y reducciones permanentes de los impuestos. Ninguna de las tres opciones parecerían ser posibles en el cortísimo, corto y mediano plazo. De esta manera, de darse todo esto, sería baja la probabilidad de que el dólar permaneciera tan barato, hubiese baja volatilidad del tipo de cambio y no reaparecieran sombras inflacionarias en la película 2025/2026 y 2027. De ser así, cabe hacerse una pregunta: ¿el Gobierno seguirá haciendo massismo de buenos modales durante todo su mandato y el cepo no será levantado “en serio” y en forma “completa”? Ya lo sabremos.
*Titular E2 (Economía & Ética) y profesor de la FCE de la UBA. y de la UB.
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Política y Economía
Mariano Gorodisch: “Hasta después de las elecciones legislativas del 2025 va a seguir habiendo cepo cambiario”
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hace 10 horasel
9 septiembre, 2024El levantamiento del cepo cambiario sigue siendo una incertidumbre en la agenda económica de Argentina, sobre todo teniendo en cuenta que el año que viene son las elecciones legislativas y el Gobierno no va a querer correr ningún riesgo en materia económica. En ese sentido, este medio dialogó con el periodista especializado en economía, Mariano Gorodisch.
“No solo que en 2024 no van a levantar el cepo, sino que hasta después de las elecciones legislativas del 2025 va a seguir habiendo cepo cambiario”, comentó Mariano Gorodisch. “El Gobierno establece que se puede crecer con cepo, sin embargo, se puede rebotar con cepo pero no crecer, pero al decir eso están dando a entender que va a haber cepo para rato”, agregó.
Hace tiempo que en Argentina no se registró ningún levantamiento regulatorio
Posteriormente, Gorodisch planteó: “El Gobierno también dijo que iba a ir levantando regulación por regulación, que no iba a ser un levantamiento total del cepo”. Luego, manifestó que, “se establece la pregunta de hace cuánto que la Comisión Nacional de Valores junto con el Banco Central y el ministerio de Economía no levanta ninguna regulación”.
“Si se compra dólar mep en una cuenta CERA, ahí se puede invertir directamente en la alic esos dólares sin pasar por el banco”, sostuvo el entrevistado. “Lo que quiere hacer el Gobierno es, una vez que esté todo encaminado, que no haya este ida y vuelta para el banco en cualquier inversión común”, complementó.
A su vez, el periodista especializado en economía señaló: “Para el ahorrista común que quiere comprar dólares, puede comprar dólares a través de la bolsa con un 20% de diferencia y hay que ver en qué le incide al ahorrista que va a votar, ya que no es que hay una brecha del 150%”. Por otra parte, remarcó que, “las empresas quieren lo que se les debe de deuda comercial y por utilidades, una vez obtenido eso, podrían pensar en una inversión”.
Se estima que para fin de año las reservas del BCRA estén en USD 10.000 millones negativas
A modo de cierre, Gorodisch expresó: “Ante la disyuntiva del Gobierno por salir del cepo, está la necesidad de obtener cerca de USD 15.000 millones y a fin de año vamos a tener USD 10.000 millones negativos en reservas por lo que hay que pagar”.
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Política y Economía
Enrique Szewach: “Si Milei no hace reformas de fondo, también vuela por los aires”
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hace 10 horasel
9 septiembre, 2024
Enrique Szewach, vicepresidente del Banco de la Nación, destacó la necesaria renegociación con el FMI: “Tanto para el Fondo como para la Argentina va a ser bueno tener un acuerdo”, señaló en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1). A su vez, consideró que con alta inflación los presupuestos en Argentina “fueron falsos” en los últimos años. “La presentación del presupuesto en el Congreso será un hito en la política económica argentina”, destacó.
Enrique Szewach es economista, periodista, escritor, director ejecutivo de IERALD. También fue vicepresidente del Banco de la Nación entre el año 2015 y 2017,y director del Banco Central entre el año 2017 y el año 2019.
Me gustaría empezar por la disputa intelectual y económica entre la ex vicepresidenta y el Presidente. Respecto de si, como dice Cristina Kirchner, se acaba el déficit fiscal, igual los problemas de la Argentina no están resueltos porque la deuda y el bimonetarismo son un ancla compleja. O viceversa, si como dice Milei, finalmente solucionando el tema del déficit fiscal, se empiezan a solucionar todos los demás problemas. ¿Cuál es su propio balance sobre este duelo de ideas?
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
A ver, terminar con el déficit fiscal es condición necesaria, inclusive porque el déficit fiscal fue la raíz de la bimonetariedad argentina, porque se terminó financiando con emisión monetaria, la emisión monetaria destruye el valor del peso, y la gente huyendo del impuesto inflacionario, huyó hacia el dólar, que hoy es el activo de ahorro de los argentinos. Así que cuando hacés una excavación arqueológica, aparece claramente el déficit fiscal y la forma de financiarlo.
Por supuesto que hoy ya ha tomado vuelo propio el tema de la bimonetariedad y va a pasar mucho tiempo, como le ha pasado a todos los países que fueron bimonetarios derivados de la crisis fiscal, para que la moneda local vuelve a ser apreciada como una moneda de ahorro en un contexto de estabilidad.
¿El déficit fiscal cero será la fortaleza o el talón de Aquiles de Javier Milei?
Vos mirás la experiencia peruana, uruguaya o la israelí si querés, en otra dimensión, en donde los activos dolarizados fueron perdiendo peso en los activos totales de los ciudadanos, y empezaron a crecer los activos en moneda local. Por supuesto, todavía con porcentajes que tienen componentes de moneda de dólar, pero mucho menor desde el punto de partida.
No quiero exagerar, pero Argentina va a tener que pasar años de estabilidad para que la gente vuelva a tener el peso como una moneda de ahorro, mucho más que lo efímero de unos meses con la tasa de interés o con el tipo de cambio.
¿Y reducir el déficit fiscal y sostener el superávit no soluciona los problemas de competitividad de la Argentina?
Bueno, depende de cómo lo hagan. A ver, vamos a ponerlo así: el gasto público o el sector público es parte del problema de competitividad de la Argentina. Lo que llamamos el costo argentino tiene metido adentro el costo impositivo, el costo de la logística, el costo de la baja calidad de los bienes públicos, el costo de la baja calidad de infraestructuras.
Indexar y renegociar con el Estado
O sea, el sector público es un componente importante de la competitividad y, si lo mirás agregadamente en términos económicos, es el gasto no comercial por excelencia. Entonces, si vos lográs bajar el gasto y bajar los impuestos, claramente estás mejorando la competitividad de la Argentina, hay una relación directa.
Es decir, la competitividad es de la empresa para adentro y la competitividad es de la empresa para afuera. Y el sector público, el gasto público y todo el manejo fiscal tiene mucho que ver de la puerta para afuera. Así que ahí también hay componente fiscal. Por supuesto, no es el único.
También hay temas vinculados con las regulaciones, con los incentivos a la inversión del sector privado y a los acuerdos comerciales para que haya más exportaciones, etc. Pero, otra vez, el sector público (no solamente nacional) tiene tal peso en la competitividad de la Argentina que también ahí como condición necesaria, aunque no suficiente, aparece su influencia en la competitividad.
Pasaron 2 semanas, ¿qué te resuena hoy en día de aquello que dijo Ricardo Arriazu, uno de los pocos economistas que el Presidente todavía sigue elogiando y que sostuvo que “si devalúa se acaba el gobierno de Milei”?
Con todo el aprecio que le tengo a Ricardo, que además es un extraordinario economista, podría decir con el mismo criterio, que si Milei no hace reformas de fondo, también vuela por los aires. Uno puede entrarle al problema de un lado o del otro.
La dura advertencia del economista preferido de Milei: “Si devaluamos, vuela todo por los aires”
Me parece que hay una exageración en términos de que una cosa es una devaluación o maxi devaluación, esas cosas extraordinarias que hace la Argentina cada tanto, y otra cosa es adaptar la política cambiaria a una situación que es compleja porque tenemos todavía lo que llamamos un shock externo negativo, los precios de los commodities que Argentina exporta han caído fuerte y aunque ahora quizás no caigan más, quedan en un nivel bajo.
Además, tenemos un incipiente atraso cambiario porque el tipo de cambio se está usando como ancla antiinflacionaria y la inflación no va a converger o no converge todavía a la tasa de devaluación. O sea, el tipo de cambio es un tema y que el Banco Central no tenga reservas dificulta hacer frente a los compromisos de deuda. Es cierto que puede seguir endeudándose para hacer frente a esos compromisos pero siempre es deuda para pagar deuda,
Entonces es cierto que alterar la política cambiaria en el aire sería un problema muy serio para la macro que defiende Milei, pero no es menos cierto que si no se hacen rápido las reformas que hay que hacer, el problema va a ser más grave todavía. Hay que enfocarlo en el equilibrio general y no poner tanto énfasis en la política cambiaria exclusivamente.
La relevancia de la presentación del Presupuesto de Milei para el 2025
¿El día que el Presidente vaya a defender el presupuesto 2025 va a ser el día más importante desde el punto de vista de comprender la política económica del actual gobierno?
No solamente no te equivocás, sino que además me parece que es un hito en la historia de la política económica argentina. Hasta ahora el Presupuesto era un papel vacío lleno de números y lleno de carpetas que iban al Congreso a que alguien levante la mano y que pasara sin pena ni gloria porque era un presupuesto falso.
Con alta inflación los presupuestos en Argentina fueron falsos en los últimos años y además con una cláusula muy particular porque los gobiernos subestimaban los ingresos y la inflación, entonces después la cláusula que tenían los presupuestos era que si tenemos más ingresos el Poder Ejecutivo los asigna como se le da la gana.
Entonces el presupuesto no existía, de hecho había una cláusula en el presupuesto de 2023 que obligaba al Ejecutivo a volver al Congreso cuando la inflación superara algo así como el 50% anual. Por supuesto nunca se cumplió, e inclusive nuevamente hemos transcurrido todo el 2024 sin presupuesto porque el Presidente no envió un presupuesto para el 2024 al igual que el gobierno de Fernández. Y por lo tanto se va a vivir todo el 2024 sin presupuesto.
Es decir, que haya un verdadero presupuesto, en un contexto de una tasa de inflación mucho más baja que te permite calcular; que el Presidente vaya y defienda sus prioridades; y que el Congreso, parafraseando al Presidente, revele sus prioridades, con los diputados y los senadores diciendo que prefieren gastar en A más que en B, representando a la gente, para mí es un hito fundamental.
El horizonte inflacionario
Elizabeth Peger (EP): Hay cierta preocupación sobre un estancamiento en el nivel de desaceleración inflacionaria, sobre todo porque el número en torno al 4% no logra despejarse y viene con esa inercia desde el mes de mayo. ¿Qué observás vos y qué expectativas tenés para los próximos meses?
Bueno, septiembre viene bastante bien en términos de desaceleración, por lo menos la primera semana. Es cierto, digamos, estamos en algún número entre 3% y 4%, puede ser que esté más cerca del 3% en septiembre. No es fácil porque hay una inercia derivada de ajustes de precios relativos que todavía están pendientes, entre ellos tarifas públicas y precios privados.
Además, en la medida que la economía empieza a recuperarse, algunos sectores empiezan a tratar de recuperar algún margen. El otro problema que siempre tiene la Argentina, que es el problema habitual en los precios relativos, es que cada uno de nosotros cree que el precio relativo que le corresponde es el máximo que estuvo en historia. Entonces, si todos queremos subir nuestro precio, un precio relativo, algunos tienen que bajar, ¿no es cierto?
Consecuentemente, es difícil quebrar esa inercia inflacionaria y sobre todo cuando hay una percepción de que el tipo de cambio empieza a atrasarse, o sea, vos usas como ancla el tipo de cambio y si esa política cambiaria empieza a no ser creíble, deja de ser un ancla o pierde el efecto pleno del ancla. Entonces sí, va a ser difícil quebrar ese 3%.
Puede ser que algún mes, por alguna condición estacional, puedas estar un poquito más abajo y otra vez estar un poquito más arriba. Pero me parece que para ir a un quiebre definitivo de la tasa de inflación, todavía hay que acomodar precios relativos y hay que avanzar más en las reformas de fondo de Argentina en donde está la reforma impositiva en serio, la reforma laboral, la relación Nación-Provincia.
O sea, cada vez que el Estado Nacional estuvo bajando algo la presión impositiva nacional o le cortó transferencias a las provincias, el superávit fiscal de la Nación se transformó en más impuestos en las provincias y más impuestos en los municipios.
Las renovadas negociaciones con el FMI
EP: En el tema de la negociación con el Fondo, vos en algún momento mencionabas tu inquietud y tus dudas de que efectivamente se pueda conseguir algún desembolso antes del fin de año o en los primeros meses de 2025, ¿seguís pensando lo mismo?
Hay dos negociaciones pendientes con el Fondo. Una es por los dólares que Argentina le tiene que pagar en los próximos tres años al Fondo, en donde el año que viene son sólo intereses, cerca de 2.600 millones de dólares. Y después hay intereses y capital, o sea que cuando mirás los tres años son algo así como 13.000 millones de dólares.
Y la otra negociación sería por fondos frescos para tener en la vitrina del Banco Central y respaldar el tipo de cambio. Yo te diría que, primero, al Fondo no le conviene tener a su principal deudor sin un acuerdo. O sea, tener a su principal deudor refinanciando sus cuotas a 10 años y no tener ningún acuerdo con ese principal deudor, no es una situación cómoda para el Fondo.
Y a Argentina no le conviene no tener al Fondo como socio, porque si bien el prestigio del FMI se ha deteriorado muchísimo en estos años, sobre todo por los acuerdos con Argentina, tener un acuerdo con el Fondo te da cierto barniz de que alguien está mirando los números y la política económica.
Martín Rapetti: “El Gobierno espera las elecciones en EE.UU para acordar con el FMI”
Ahora, dicho esto, al Fondo no le gusta esta política cambiaria, lo ha explicitado en sus distintos reportes en los últimos tiempos, porque quiere un tipo de cambio único y reconoce que hay cierto atraso en el valor del tipo de cambio.
Por otro lado, el Gobierno le está ofreciendo un récord fiscal que Argentina no ha tenido en décadas, y además si le aceptaste a Massa o a Fernández todas las barbaridades que se le aceptaron, es más difícil ponerse duro ahora. Creo que el Fondo va a exigir o va a negociar otro esquema cambiario o algo parecido.
Y por supuesto, siempre está la política detrás, porque el staff del Fondo tiene la dureza que tiene hasta que alguien importante le dice, mirá para otro lado. Porque si no, no hubiéramos tenido los acuerdos que tuvimos antes, y el Fondo tampoco quiere ser la causa de una crisis argentina, ni mucho menos.
Entonces yo creo que va a haber una negociación y que no va a ser fácil esa negociación. Y por otro lado, no tengo claro si, como veo que vos lo sugerías en la pregunta, no tengo claro si el Gobierno quiere un acuerdo con el Fondo durante el año electoral o si prefiere tratar de arreglárselas sin el Fondo hasta después de las elecciones. Me parece que la realidad se impone y que tanto para el Fondo como para la Argentina va a ser bueno tener un acuerdo.
AO VFT
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Política y Economía
Inflación de agosto de 2024: Luis Caputo se ilusiona con romper el piso del 4% y bajar aún más en septiembre
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hace 10 horasel
9 septiembre, 2024
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer este miércoles 11 de septiembre la inflación de agosto de 2024. Según los analistas privados, el Índice de Precios al Consumidor rondará el 3,9%, una cifra similar a la de los últimos tres meses pero apenas una décima por debajo de la de julio.
El ministro de Economía Luis Caputo indicó que espera un dato “parecido a julio”, que cerró en 4%, pero se ilusiona con que la baja se profundizará en septiembre, gracias a la rebaja de los 10 puntos del impuesto país. Su objetivo es que el dato llegue pronto al 2% para “empardar” el crawling de 2% de devaluación mensual.
Desde la vereda de los privados, no todos confían en que la reducción del IPC sea fácil de alcanzar. La consultora LCG indicó que el gobierno apuesta a empatar con el IPC el 2% de la micro devaluación mensual, aún a costa de sacrificar reservas para achicar la brecha. El esquema de Caputo logró domar los dólares paralelos, pero hasta ahora no pudo quebrar la inercia inflacionaria que rondó el 4% en los últimos meses.
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“Los dólares van a sobrar”: los 11 vaticinios optimistas de Luis Caputo para la economía argentina
“La inflación se reduce, pero cada vez le cuesta más alcanzar escalones más bajos; la actividad muestra señales mixtas según el mes y no se termina de conformar una tendencia positiva”, comentaron en su último análisis semanal.
¿Hay margen para esperar un descenso en el dato del IPC de agosto?
Un buen antecedente para esta desaceleración de los precios es que la inflación minorista de la Ciudad de Buenos Aires mostró en agosto una desaceleración del 4,2% en agosto, casi un punto por debajo de lo que había marcado en julio con el 5,1%. En los primeros 7 meses de 2024, la inflación porteña siempre fue mayor que la nacional.
Y parto de esto se asienta en que la medición de la Ciudad de Buenos Aires pondera más los servicios que la que realiza el Indec a nivel nacional.
En la medición porteña los bienes tuvieron un alza promedio de 3,1%, mientras que los servicios se incrementaron 4,9%. Además, el incremento del índice estuvo impulsado por los aumentos en las tarifas de transporte y de los servicios públicos, mientras que los rubros “Salud” y “Alimentos y bebidas” tuvieron subas por debajo del promedio.
Inflación de septiembre: cómo evolucionaron los precios en la primera semana del mes
Los alimentos mostraron un avance de 3,1% impulsados por carnes y derivados (5,3%), pan y cereales (4,1%) y leche, productos lácteos y huevos (3,7%).
En la medición interanual los precios subieron 243,1% mientras que en el acumulado de los ocho meses de 2024 la variación es de 106,8%.
La proyección de las consultoras privadas sobre la inflación de agosto
En tanto, las consultoras privadas estimaron que la inflación a nivel nacional de agosto fue del 3,9%, apenas una décima por debajo de la de julio, mientras que la prevista para septiembre rondará el 3,5%, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que realiza el Banco Central.
Esto representaría 0,1 puntos porcentuales por debajo del número de julio, sin embargo, para septiembre, proyectaron una inflación mensual de 3,5%, mientras que el año cerraría en 122,9%, que representan 4,75 puntos porcentuales en relación con la encuesta previa.
La esperanza de Luis Caputo de que la inflación siga bajando
En tanto, desde el lado oficial el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, consideró que “en septiembre” se verá “una baja de precios”, a la vez que dijo que espera que en agosto se vea un valor similar al de julio, mes en que el IPC se situó en 4%.
“Supongo que va a estar cercano al nivel de julio, ojalá un poco más abajo, pero va a estar en ese entorno, supongo”, dijo hace unos días en declaraciones radiales al referirse al dato del IPC de julio, y adelantó que la baja vendrá más fuerte para el próximo mes.
“Creo que en septiembre va a bajar, uno por el impuesto país, dos porque estamos tomando más medidas, algunas que anunciaremos y que van a contribuir a bajar el costo argentino”, adelantó, Para el ministro, lo que garantiza la baja es “el orden macro”. “Esa baja va a continuar. Argentina es un país que ya no emite más pesos, no es una economía recalentada. La capacidad instalada está al 55%, es decir que puede absorber cualquier shock de demanda, así que la realidad es que las condiciones están dadas para que la inflación siga bajando”, estimó el ministro.
Desde el ministerio de Economía, también el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aseguró en las últimas horas: “Saneamos el Banco Central, los números fiscales, la deuda comercial, y todo esto lleva a una reducción de la inflación muy rápida, y estamos abocados a que siga continuando”.
Quirno, en declaraciones, realizado en un seminario organizado cámara de aseguradores (AVIRA) cuestionó la diferencias de percepción al advertir que “las expectativas de inflación de los analistas distaban en 50 puntos de la realidad en los primeros 6 meses”.
El INDEC cambia la forma de calcular la inflación
En otro orden de cosas, el titular del Indec, Marco Lavagna, confirmó que en dos meses comenzará a aplicarse un nuevo método para medir la inflación, la cual, entre su cambio más importante, ampliará la cantidad de productos a relevar.
El INDEC cambiará la forma de medir la inflación: desde cuándo se implementará
“Estamos en las pruebas finales. Tenemos que tener mucho cuidado en cuándo hacemos los cambios para que esto se entienda bien”, aclaró Lavagna en declaraciones radiales.
La metodología incluye un cambio en la estructura de la muestra y en la ponderación de los bienes y servicios que se incluyen, ante la actualización de Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHO).
Desde el 2004, el índice releva 320.000 precios en 16.700 comercios informantes. “Tomamos desde panaderías, carnicerías y verdulerías hasta supermercados”, según Lavagna.
Con la nueva metodología, los relevamientos ascenderán a 500.000 precios de 24.000 informantes.
LR/ff
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