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Cultura y Educación

La Chorativa trae el choro brasileño al otoño barilochense: música con swing y corazón

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Hablar de Brasil no es solo pensar en playas, selvas, carnaval o fútbol. Hay raíces profundas que atraviesan a este pueblo, y el choro es precisamente eso: un lenguaje común y natural, presente en todos los músicos brasileños. Este sábado, el grupo La Chorativa, fundado por el clarinetista y saxofonista Miguel Nitzsche, acercará un rayito de esta sonoridad al Camping Musical Bariloche.

El choro es un género popular considerado parte del patrimonio cultural de Brasil. Surgido a fines del siglo XIX en Río de Janeiro, es fruto del mestizaje: combina influencias de la música europea (como polcas y valses) con el contagioso swing de los ritmos africanos.

Aunque suele ser animado y rítmico, su nombre proviene de la palabra portuguesa choro, que significa “llanto”. Nitzsche comenta en una conversación con Bariloche Opina:

“Los brasileños lo llaman ‘la música del dolor de codo’, porque están llorando los amores así” —y apoya el codo sobre la mesa, sosteniendo la cabeza con la mano— “en la barra de un bar, con una copa”.

“La primera vez que escuché un choro fue por la radio, en Buenos Aires, en FM Rivadavia —recuerda Nitzsche—. Me acuerdo hasta el día de hoy. Me llamó la atención… Yo todavía estaba en el Conservatorio. Y dije: ‘¿Y esto qué es?’. Porque no es algo tan popular como el samba o la bossa nova”. Sin embargo, el género ha sido clave para el color musical de Latinoamérica.

Se trata de una música rica y compleja, con múltiples capas melódicas y armónicas. “Están pasando muchas cosas cuando suena”, explica el músico, quien ha dirigido la Banda Atómica y la Banda de la Escuela La Llave durante años en Bariloche. Con abundancia de elementos rítmicos, señala que “tiene algo del ragtime, de la música rioplatense, del tango de la guardia vieja y de la milonga”.

El nombre La Chorativa remite, claro, al choro, pero también —aclara Nitzsche— “viene del concepto de cooperativa, y de que podamos integrar más gente”. Él mismo se encarga de los arreglos del grupo.

La formación actual incluye a Daniel Ducos (cavaquinho y arreglos), Fran Bubani (pandeiro y congas), Catalina Sainz (flauta traversa y voz), y Juan Crespi (guitarra y guitarrón). Un ensamble representativo del género.

“La flauta se usa mucho, y el principal compositor de choros, Pixinguinha, tocaba la flauta y después el saxo tenor”, cuenta Nitzsche. Lo mismo sucede con el cavaquinho —instrumento portugués de cuatro cuerdas, antecesor del ukelele—, el pandeiro —parecido a la pandereta—, y el guitarrón de siete cuerdas.

La Chorativa es una agrupación relativamente reciente, “ponele un par de años”, dice el clarinetista. Pero no es su primera incursión en el género: hace más de 30 años ya había fundado La Banderola, y antes de la pandemia integró otro grupo de música brasileña.

Según su experiencia en los escenarios, la respuesta del público ha sido vibrante. El choro llega al cuerpo, pero no es habitual escucharlo en la región. “Hace muchos años, los brasileños nos invitaron a tocar en la fiesta de las colectividades latinoamericanas, y no entendían cómo acá tocábamos choros”, recuerda.

Este estilo tan influyente y apreciado en Brasil tendrá una nueva oportunidad de sonar en Bariloche el próximo sábado 17 de mayo, a las 19 hs, en la Sala Rautenstrauch del Campus de Artes y Música. Las entradas pueden adquirirse anticipadamente a través de Passline o en puerta.

En este otoño de montaña, todos están invitados a templar los corazones con un poco de escucha soleada y ritmos con calor.