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sábado 15 de marzo de 2025
La Escuela Secundaria Rionegrina N° 46 (ESRN 46) se convirtió en el primer colegio público de la provincia en tomar una decisión pionera: restringir el uso del celular en el aula. La medida, impulsada por el equipo directivo con el respaldo de la Coordinación de Área, busca mejorar la concentración y la interacción entre los estudiantes, evitando las distracciones que genera el uso constante de los dispositivos.
El director de la institución, Marcelo Muena, explicó en Radio Seis que la decisión fue tomada tras evaluar los efectos negativos que el uso del celular tiene en el proceso educativo. “Evaluamos el año pasado que es perjudicial para la escuela. En pandemia era necesario, incluso les pedíamos que lo usen. Pero ahora, nos dimos cuenta del perjuicio que significa para la labor dentro del aula, para el docente, la concentración del estudiante y la actividad interpersonal”, señaló.
Para implementar la medida sin generar conflictos, no se optó por la retención de los dispositivos al ingreso. En cambio, se estableció que cada estudiante es responsable de guardarlo y no utilizarlo durante las horas de clase. “Es su responsabilidad, sabe que lo tiene, pero no puede usarlo”, explicó Muena.
La iniciativa comenzó a aplicarse en los cursos de Primer y Quinto año, ya que, por problemas edilicios, el resto de los cursos aún no ha podido iniciar las clases. Antes de la implementación, la decisión fue comunicada a los padres, quienes reaccionaron positivamente y brindaron su apoyo. “Les causó buena impresión, para ellos es una lucha también el tema”, afirmó el director.
Si bien la restricción es estricta durante las clases, se contemplan excepciones en casos de salud o para el desarrollo de actividades específicas, como el taller de Fotografía. Además, el uso de celulares sigue permitido en los recreos y espacios comunes.
Muena también destacó la preocupación por el impacto del uso excesivo del celular en los estudiantes, ya que algunos incluso llegan al colegio sin haber dormido debido al tiempo que pasan conectados. “El principal problema es que el estudiante está cinco horas con nosotros en el aula todos los días. El teléfono es adictivo, durante todo el día, en todos lados. Las familias dicen que es muy difícil sacárselos”, describió.
(Bariloche Opina)
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