, ser yo mismo y mostrarme como soy, dejar de tener ese escudo del personaje, dejar de ser alguien que no soy para pertenecer o para ser ‘aceptado’. Ese pibe con músculos, soberbio, y con la cabeza en alto no fue nada más que un escudo ante la sociedad de mierda en la que vivimos”, escribió en un texto que tituló “Lo intento”.
“Hoy en día me muestro como soy, con mis virtudes, con mis defectos, a veces soy apuntado con el dedo por ciertas acciones, que no las hago con maldad, sino que con inocencia y dignas de un chico 21 años. Nunca fui un pibe malo, pero se me tildó muchas veces de ello. Creído, soberbio, insoportable, y muchas cosas más tuve que escuchar. Lo que no entienden que es que vivimos en un mundo difícil, y pertenecer al mundo de la fama, la tele, es muy difícil, no es para cualquiera, sino tenes la cabeza fría te comen rápido”, analizó sobre el rol que intenta mantener en los medios.
Y contó que reza y agradece todas las mañanas a Dios. “Por darme otro día de vida y por darme trabajo. No tengo maldad, no tengo actitudes oscuras, solo a veces tomo malas decisiones pero aún así confío en la luz que tengo y en que soy de buena madera”, concluyó Tomás Holder en su escrito.