La verdad es que quienes estuvimos en el estadio Louis II de Mónaco aquel 2 de junio de 1973 creíamos hasta mucho tiempo después que habíamos asistido a la última pelea de Carlos Monzón. Más aún, fue título de algunos medios y El Gráfico –revista para la cual cubrí el evento- se lo preguntó en la portada. Todo el combate fue una agonía para él. Y resultará por siempre inolvidable cómo se fue sobreponiendo a la extenuación sin respuesta física. Podría decirse que dentro de él un duende irredento le extraía round tras round una sangre espesa y roja con la cual regaba el ring; era la sangre de un campeón… Ahora voy al comienzo de la crónica histórica:
Trato de recordar todo lo que pasó. Me esfuerzo por encontrar la situación dominante de una noche dramática. Y trepo por las calles de Montecarlo sin mirar a nada ni a nadie. Escucho los mil idiomas de sus gentes, percibo los perfumes de su elegancia, rozo con mi piel la indiferencia de un mundo ajeno. ¿Qué me quedó de esta pelea de Monzón? Mi pregunta tiene varias respuestas. Acaso porque todo se metió con la profundidad de las cosas que nunca podrán olvidarse. Siquiera el suspiro final que necesitó el fallo oficial después de diez minutos de confusión y forcejeos sobre el ring.
Dos horas antes del match, el campeón llegó al estadio. Éramos pocos los que estábamos en su vestuario cuando Amílcar Brusa –maestro y “padre”- le daba las instrucciones: “Los primeros cinco o seis rounds dejalo venir a ver qué pasa. Vamos a trabajar con la izquierda desde lejos y la derecha la guardaremos para contragolpear. Nada de ir a cambiarle golpes, ni meterse en la media o corta distancia. Y otra cosa: me gustaría que de entrada le des bien afirmado un par de ganchos abajo como para que el tipo te respete, ¿está claro, Carlos?”.
Estaba muy claro. Y además lo ordenado por Amílcar era lógico. Pero Monzón sólo pudo cumplir con esta estrategia nada más que dos rounds: los dos primeros. Lució más tranquilo, seguro y sólido. Con más preocupación por el foul de Griffith con la cabeza que por sus golpes. Pero desde el 3° asalto la pelea se le fue complicando . El desborde del norteamericano y su presión para ganar la corta distancia fueron gravitando de tal manera que Carlos se vio obligado a replantear el combate. Y en lugar de manejarse desde afuera aceptó el ingreso de Griffith, produciendo el siguiente hecho: desmantelar su área superior para castigar con los ganchos al cuerpo. Él llegaba al plexo o al hígado de Griffith, pero Griffith tenía acceso a la zona alta de Monzón. Y ya se sabe que ópticamente produce mucho más efecto pegar arriba que abajo. Los golpes que van arriba pueden doler o no, pero se ven siempre; los de abajo sólo duelen y el único que les da valor es quien los recibe.
Para el público había paridad porque el retador compensaba siempre con sus golpes voleados. Sin embargo, en el 4°, 5° y 6° asaltos hubo un trabajo “invisible”, pero destructivo del campeón que en mi opinión merecieron la ventaja mínima que se puede obtener en cada vuelta; es decir un punto por round. Es más, en el 4° Griffith recibió un gancho de derecha en el plexo que lo cortó de aire. Terminó la vuelta con dificultades respiratorias. Otro tanto ocurrió en el 5°: contamos tres ganchos de derecha y un directo en contra. Y en el 6°, un cross de campeón que llegó apenas amortiguado por la cobertura de izquierda del norteamericano. Pero entre esto y los cambios de golpes propuestos por Griffith, más sus llegadas en cross, no hay ninguna duda de que debió provocar mejor impresión en los jurados lo hecho por el retador. Por lo menos así lo fue entendiendo el público.
Sigo buscando la imagen para fijar claramente lo que hemos vivido esta noche. Creo haberla encontrado: vestuario de Monzón después de la pelea. Fue distinto al de siempre, al de sus otros triunfos. Primero llegó Miguel Angel Campanino (campeón welter, pampeano, inolvidable amigo) y se sentó sin decir nada. Le pregunté: ¿Cómo la viste? “Para mí fue empate”, me respondió. Me quedé mudo. Fue una noche para dudar de todo, menos del triunfo de Monzón. O sea: dudar del futuro, dudar de la potencia, dudar de los reflejos, dudar de la predisposición mental de Carlos para mantener su entusiasmo por el boxeo, pero de ninguna manera dudar de la victoria. Una victoria sacrificada, dura, dramática, pero clara y sin discusiones. Después llegaron Cabrera y Daniel González –sparrings, compinches y amigos–. Cabrera estaba pálido. González permanecía en silencio. En otro rincón, el doctor Roberto Paladino se veía aplastado por los efectos de los Alplax que se había tomado antes del match. Nadie decía nada. Para asegurarme, pregunté a los que estábamos en el camarin no exento de ironía: “¿Ganó Monzón, no es cierto?”.
Mi temor era haber escuchado mal el fallo camino a los camarines. Y lancé la pregunta porque en casos anteriores en Roma, París, Copenhague o donde fuere, los que llegaban primero al vestuario comenzaban a abrazarse y a vivir la euforia. Esta vez nada de eso. Pensé, ahora cuando lleguen Monzón, Brusa, Tito y el profesor Russo –su histórico preparador físico– esto va a estallar. De pronto, Juan Carlos Casal – un entrañable amigo que vivía en Roma y ayudaba con su familia en todo- abrió la puerta. Primero entró Brusa. La frente empapada, el cuerpo caliente, la actitud nerviosa. Detrás suyo Monzón. Serio, casi preocupado; con el paso acelerado y los músculos todavía en tensión. Se sentó, comenzó a desabrocharse las botitas mientras miraba a todos sin mirar a nadie…
-¿Estás bien, Carlos?-, le pregunté
– Sí, fenómeno… Un poco cansado, ¿viste?
Atrás, cerrando la puerta, Russo y Tito Lectoure, su empresario y dueño del Luna Park. El profe Russo, rendido; Tito, disfónico y aún tensionado.
¿Qué pasa aquí?, me pregunté. ¿Por qué este vestuario silencioso, triste, sin color? Dos horas antes, mientras se esperaba el combate, se hacían chistes, se cantaba cumbia, se simbolizaba el optimismo. ¿Y ahora?… Nada. Sólo formalidad para responder al periodismo y apuro para salir hacia nuestro hotel en Bordighera –el pueblo que limita a Francia con el norte de Italia en uno de los extremos de la Costa Azul- pensando en el regreso a Buenos Aires. –
Es la imagen que rescato. Que me quedó grabada. Un hombre ha retenido su corona mundial fuera de su país ante un rival digno y difícil. Ha ganado legítimamente poniendo sobre el ring su esfuerzo y su total entrega. Ni siquiera eso alcanza para sentir el triunfo como tal. O sea como se deben sentir los triunfos limpios. Si Monzón hubiera perdido –pienso ahora– su vestuario no habría sido tan triste. Tal vez porque se esté esperando una excusa para terminar de una vez por todas.-
Griten, canten, celebren. Monzón ha ganado una vez más…No, esta noche parece que todos están tristes. Es que hay derrotas que obligan a seguir y hay triunfos que obligan a dejar. Nadie quiere hablar en el vestuario. Nadie se anima a decirlo. Pero todos piensan lo mismo. Las peleas para Monzón son cada vez más difíciles y su vida es cada vez más complicada.-
Ya es domingo. Está amaneciendo en Montecarlo. Es su mejor momento, el momento en que sólo se escucha el gorjeo de pájaros melodiosos. No hay ruidos en el aire. No hay gente en las calles. Repaso: Monzón ganó 4°, 5°, 6°, 10°, 12°, 13° y 14°, empataron 1°, 2°, 3°, 7°, 8° y 11°, y Griffith ganó 9° y 15°. En total: 148 puntos para Monzón contra 143 de Griffith. (El fallo oficial fue unánime: Piero Branbilla (italiano): 147-145; Raymond Beldeyrou (francés): 147-143 y Karl Bertest (alemán): 147-144.-
Vuelvo al hoy y recuerdo al Príncipe Rainiero en la primera fila. Más atrás, el formidable actor David Niven (únicos espectadores de smoking). En otro sector Jean Paul Belmondo (campera de cuero, una camisa a rayas, una corbata antigua y zapatillas blancas de goma. A su lado Yul Brinner, Jean Louis Trintignant, los diseñadores Pierre Cardin y Jean Bousquet, (fundador de Cacharel)… Se veían a los dueños de los lujosos yates fondeados en ese Mediterráneo transparente. Verdaderos magnates que eran los personajes de tapa de cualquier revista internacional de la época. Pero de todos esos personajes, esta noche que vivimos Monzón fue el gran protagonista. Y eso pueden lograrlo muy pocos en Montecarlo, la ciudad donde el lujo es una habitualidad y los dólares un fácil juguete a revolear….
En el final de aquella crónica de la época escribí: “Monzón estaba bajo la ducha de su vestuario. Me acerqué: ¿Y Carlitos? ¿Qué pensás de todo esto?, le pregunté.
-Creo que ésta fue mi última pelea…-, me respondió.
Tal había sido su agonía que me animé a escribir: “Ojalá que así sea, Carlos. Ojalá…”.
Y hoy, cincuenta años después, habré de revelar este secreto que los protagonistas principales prefirieron guardar de por vida. Ocurrió al finalizar el 9° round. Fue así: Monzón se dejó caer en el banquito; le costaba respirar pues había recibido un gancho al hígado. Sentía que no podía levantar los brazos. En esa esquina agonizante mientras Brusa le hablaba, el profesor Russo le frotaba la bolsa de hielo por la nuca y Tito Lectoure le arrojaba agua helada por dentro del pantaloncito desde la cintura hacia abajo. El estadio deliraba. Faltaban 20 segundos para dar inicio al 10° asalto. Y Brusa le escuchó decir a Monzon por primera y única vez : “Don Amílcar, tíreme la toalla, no puedo más, no puedo más, estoy mareado, estoy muerto”.
– Carlos , escúchame bien– le imploró al oído el viejo maestro mientras retorcía y tiraba fuerte de su patilla derecha una y otra vez: Te está viendo el Abel (el hijo que casi siempre lo acompañaba a sus peleas); el Abel está en Santa Fe frente a la televisión, la gente de Santa Fe te está viendo en todas partes; ¿querés que te vean abandonar? ¿Querés que me vean tirar la toalla y nos bajemos de este ring sin “morir” peleando…? En pocos segundos la campana llamó para iniciar el 10°. Monzón podía quedarse sentado y perder o ponerse de pie y continuar. El duende lo empujó hacia el centro del ring. Los campeones son campeones porque siempre tienen algo más; siguió con lo poco que le quedaba, casi nada, pero ganó.
Lejos estaba de suponer aquel exhausto campeón mundial- el mejor de los argentinos- que sería el “rey de los medianos” cuatro años más. Y que el glamour estaba por llegar a su vida: cine, Susana, amigos del teatro de revistas, divorcio, nuevo sastre, nuevas amistades, popularidad, nuevas costumbres, fama, gloria, cielo… Y el infierno de cerrar la parábola de su trágica vida cuando cumplía nueve años de cárcel por el crimen de Alicia Muñiz.
Después de 12 días llenos de competencia y emoción, los Juegos Paralímpicos de París 2024 han llegado a su conclusión oficial. La delegación nacional de Argentina tuvo una de sus mejores actuaciones en la historia del evento, terminando en el puesto número 37 en la clasificación general. De esta manera, se reivindica como una de las más destacadas de las últimas ediciones.
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Argentina logró cosechar un total de 13 medallas: dos de oro, tres de plata y ocho de bronce. Esto marcó la quinta mejor ejecución del país en la historia de los Juegos Paralímpicos, destacando particularmente el esfuerzo y la dedicación de los 70 deportistas que formaron parte de la delegación. Entre las figuras más relevantes, Iñaki Basiloff y Brian Impellizzeri brillaron al ganar medallas doradas en las pruebas de 200 metros estilo individual y salto en largo, respectivamente.
Las medallas de plata llegaron de la mano de Hernán Urra con lanzamiento de bala F35, Los Murciélagos, el equipo masculino de fútbol para ciegos, y de Alexis Chávez, quien se llevó el segundo puesto en la prueba de 100 metros. Las medallas de bronce fueron todo un logro colectivo; Antonella Ruiz Diaz se destacó en lanzamiento de peso, mientras que Juan Samorano obtuvo su medalla en Par Taekwando. Fernando Vázquez también sumó al medallero en salto de longitud, Basiloff volvió a destacarse en la prueba de 400 metros libres, y Chávez se posicionó nuevamente en el podio en los 400 metros.
Además, la dupla compuesta por Stefania Farrando y Rodrigo Romero conquistó el bronce en boccia, Paula Gómez se destacó en Para Judo y Gustavo Fernández brilló en tenis, sumando así al total de medallas obtenidas.
En el medallero general, China dominó al encabezar el ranking con un total de 94 medallas doradas, 76 plateadas y 50 de bronce. Gran Bretaña quedó en segundo lugar con 49 medallas de oro, 44 de plata y 31 de bronce, seguido por Estados Unidos que acumuló 26 medallas de oro, 41 plateadas y 27 de bronce. Así, estos países demostraron una vez más su poderío en el escenario deportivo internacional.
Histórica. No hay otra manera de definir la actuación de la Selección Argentina femenina Sub 20 en el Mundial de Colombia 2024. El equipo dirigido por Christian Meloni venció 1-0 a Costa Rica, terminó tercero en su grupo y se clasificó a los octavos de final, donde enfrentará a Alemania.
¿Por qué ya es histórica la actuación de la Selección Sub 20? En su cuarta presentación en un Mundial, es la primera vez que Argentina supera la Fase de Grupos. Encima, este logro llega luego de cuatro ediciones sin participar. Y, como para agigantar aún más lo conseguido por las futbolistas, hay que destacar que también es la primera vez que una Selección Argentina femenina de fútbol, de cualquier categoría, supera esa instancia en un Mundial.
¿Cómo le fue a la Selección Sub 20 en sus presentaciones anteriores? En el Mundial de Rusia 2006, Argentina también finalizó tercera en su grupo con un triunfo y dos caídas. Sin embargo, en ese momento la categoría no contaba con octavos de final, por lo que sólo los dos primeros equipos de cada grupo se clasificaban a cuatros. Ese lugar fue ocupado por dos potencias: Estados Unidos y Francia.
Seleccion Futbol Femenino –
Tremendo golazo de Kishi Núñez
Ya en Chile 2008, la Selección finalizó última, con un empate y dos caídas, en un grupo que compartió nuevamente con Estados Unidos y Francia. El único punto que sumó fue en la igualdad 0-0 ante China, que también quedó eliminado en la primera instancia.
La última participación antes de la clasificación a Colombia 2024, fue en Japón 2012. En esa oportunidad Argentina sumó tres caídas en un grupo que compartió con la poderosa Corea del Norte, Noruega y Canadá.
Selección Argentina –
Fiesta argenta en el Mundial Femenino Sub 20
¿Cómo llega Alemania a los octavos?
Alemania, que junto a Estados Unidos es la selección más ganadora en la historia de los Mundiales Sub 20 (tres títulos), se clasificó a esta instancia luego de finalizar primera en su grupo, con dos triunfos y una caída. Después de vencer 5-2 a Venezuela y 3-1 a Nigeria, cayó 1-0 ante Corea del Sur en su último partido.
Con la clasificación ya asegurada, la DT Kathrin Peter cuidó algunas piezas pensando en los octavos de final, pero puso en riesgo el liderazgo del grupo. Finalmente, tras la caída ante Corea, quedó primera, con un gol de diferencia con respecto a Nigeria, su escolta.
Histórico: la Selección Femenina se clasificó a octavos del Mundial Sub 20
Hazaña histórica de la Selección Femenina en el Mundial Sub 20. Las juveniles albicelestes le ganaron 1-0 a Costa Rica en el cierre de la fase de grupos y, por primera vez, jugarán los octavos de final del certamen internacional.Kishi Núñez, delantera de Boca, fue otra vez clave con un tremendo golazo de emboquillada desde casi 40 metros. Las dirigidas por Christian Melonise clasificaron como terceras en el Grupo F y ahora tendrán una prueba durísima contra Alemania, que terminó primera en el Grupo D.
Tras caer en el debut frente a Corea del Norte, las jugadoras argentinas venían de concretar una remontada memorable ante Países Bajos, de 1-3 a 3-3, y se jugaban todo en esta última fecha. En un encuentro apretado, con un par de atajadas importantes de Paulina Aprile bajo los tres palos, Argentina lo destrabó con el golazo de Núñez a los 18′ PT: presión alta en la mitad de la cancha, recuperación y rápida definición de la artillera de la Selección, que vio adelantada a Génesis Pérez, la arquera tica, y no perdonó. ¿El tanto del torneo?
En el segundo tiempo, con el resultado que las metía en octavos, las argentinas bajaron el ritmo del partido. A los 65′. después de un tiro libre, Serena Rodríguez (lleva dos goles en el torneo) capturó un rebote y la mandó al fondo del arco, pero lo que era el 2-0 fue anulado por un offside claro. Sobre el final también hubo que sufrir, porque a los 98′ Josselyn Briceño estrelló un tiro en el palo, que hubiera significado la eliminación.
Festejo grande de las pibas argentinas, que ahora buscarán seguir haciendo historia en el Mundial que se disputa en Colombia. Quedaron terceras en su grupo, con los mismos puntos que Países Bajos pero peor diferencia de gol, y este jueves 12 de septiembre chocarán en octavos frente a Alemania, tres veces campeona de la categoría, en el estadio Metropolitano de Techo, Bogotá.
“Teníamos revancha. Esto era una final, no la íbamos a perder. Somos Argentina, con eso lo digo todo. Acá estamos, clasificando de fase. Esto es pura felicidad. Me siento muy cómoda con el grupo y se lo quiero agradecer a mis compañeras”, sostuvo tras la hazaña Denise García Rojo, volante cordobesa que se desempeña en el Real Oviedo de España.
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También habló el DT Meloni: “Este grupo de jugadoras tiene que ser guía para las más chiquitas que están empezando a jugar en nuestro país. Me encanta acompañar el desarrollo. Son pequeños pasos pero estamos logrando resultados. Somos un equipo que intenta. Ahora disfrutaremos y vamos a pensar en estar entre los ocho mejores del mundo, sería una locura, pero vamos siempre con los pies sobre la tierra”.
El cuadro de octavos de final
Brasil – Camerún
España – Canadá
México – Estados Unidos
Colombia – Corea del Sur
Alemania – Argentina
Corea del Norte – Austria
Japón – Nigeria
Francia – Países Bajos
La síntesis del partido
Argentina 1: Paulina Aprile; Juana Cángaro (m.90, Luciana Pérez), Camila Duarte, Serena Rodríguez, Milagros Martín; Samantha Weiss, Margarita Giménez, Sofía Domínguez (m.90+3,Julieta Romero); Denise Rojo (m.90, Juana Fonseca), Verónica Acuña (m.81, Delfina Lombardi) y Kishi Núñez. DT: Christian Meloni.
Kishi Núñez festeja su tremendo golazo a Costa Rica (@Argentina).Kishi Núñez festeja su tremendo golazo a Costa Rica (@Argentina).
Costa Rica 0: Génesis Pérez; Jimena González (m.59, Marian Solano), Saray Benavides, Josselyn Briceño, María Paula Arce; Montserrat Díaz, Jimena Jiménez (m.59, Daniela Ocampo), Alisha Lindo (m.68, Luisa González), Alexa Herrera; Sheika Scott (m.68, Mónica Matarrita) y Sianyf Agüero (m.86, Pamela Elizondo). DT: Ana Aguilar.
Árbitra: Fangyu Dong (China).
Gol: 1-0, m.18: Kishi Núñez.
Amonestadas: Paulina Aprile y Milagros Martín.
Cancha: Estadio Metropolitano de Techo.
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Sigue la acción de la fecha FIFA. Este lunes, continuará la actividad en la UEFA Nations League con una jornada que tendrá mucha actividad. La Francia de Kylian Mbappé, que perdió en su debut, enfrentará a Bélgica por la segunda fecha de su zona; mientras que Italia, con Mateo Retegui entre los convocados, también saldrá a la cancha para jugar ante Israel. Mirá la agenda completa de este lunes 9 de septiembre: horario y cómo ver fútbol en vivo.
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