En la última jornada, se intensificaron los enfrentamientos en el Medio Oriente, con un notable incremento en la hostilidad entre Israel y Hezbollah. La agencia de noticias libanesa emitió informes afirmando que cuatro ataques aéreos israelíes golpearon posiciones al sur de Beirut, una zona conocida como bastión del grupo Hezbollah. En respuesta, Hezbollah lanzó un ataque coordinado con drones sobre la ciudad israelí de Haifa, dejando un saldo de varios heridos.
El ataque aéreo israelí fue parte de una serie de acciones militares para neutralizar ‘amenazas inmediatas’ en toda la región de Gaza. El ejército israelí justificó sus acciones manifestando que tenían como objetivo desmantelar instalaciones de almacenamiento de armas y bases de la inteligencia de Hezbollah en el Líbano. Sin embargo, uno de estos ataques impactó un hospital, generando reacciones internacionales de preocupación por la escalada de las hostilidades.
Según fuentes asociadas a Hezbollah, los bombardeos destruyeron estructuras cruciales en las áreas aledañas, lo que obligó a muchos residentes locales a buscar refugio en áreas más seguras de Líbano.
Ya pasaron 365 días desde que cientos de miembros de Hamas y otros grupos armados palestinos atacaron el sur de Israel, mataron a más de 1200 personas y secuestraron a otras 240, entre ellas una veintena de argentinos. Un año después, siete siguen cautivos en algún lugar de la devastada Franja de Gaza.
Entre ellos hay dos nenes. Uno cumplió un año mientras estaba en cautiverio. El otro tiene apenas cinco. Su suerte se desconoce, al igual que la de otras decenas de rehenes israelíes condenados al silencio. Sus familias siguen reclamando por su liberación. En total, se estima que un centenar de personas están secuestradas desde el 7 de octubre de 202
El gobierno israelí, por su parte, ha mantenido un discurso firme, advirtiendo a los ciudadanos libaneses que evacúen las áreas de conflicto antes de lanzar nuevos ataques, en un intento por minimizar el número de víctimas civiles. La reacción defensiva de Hezbollah no se hizo esperar. En respuesta, lanzó un ‘enjambre de drones’ sobre Haifa, una estratégica ciudad portuaria en el norte de Israel. Este ataque provocó heridas a media docena de personas y dejó evidencia clara de destrucción en varias infraestructuras cruciales.
Este intercambio de ataques subraya la volatilidad y fragilidad de la región, especialmente en la fecha en que se cumple un año del ataque terrorista por parte de Hamas en suelo israelí. Las tensiones no solo suponen un riesgo para Israel y Líbano, sino que potencialmente pueden desencadenar reacciones en cadena afectando a toda la geopolítica del Medio Oriente