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Lanzan un nuevo chip anticonceptivo que dura hasta 5 años

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Casi el 13% de los nacimientos en el país corresponden a mujeres menores de 20 años. La mayoría de estos embarazos no son planificados y tienen consecuencias de largo plazo.

El embarazo adolescente sigue siendo una de las principales problemáticas sociales y sanitarias en la Argentina. Según datos oficiales, uno de cada diez bebés nacidos en el país es hijo de una mujer menor de 20 años. Y lo más preocupante: alrededor del 70% de estos embarazos no fueron intencionales.

Además de los riesgos médicos, que incluyen mayores probabilidades de partos prematuros y bajo peso al nacer, el embarazo adolescente suele marcar un antes y un después en la vida de las jóvenes: interrumpe o frena sus estudios, limita su inserción laboral y reduce sus posibilidades de autonomía económica.

Estas consecuencias individuales se proyectan también sobre el conjunto de la sociedad. La falta de oportunidades para las madres adolescentes impacta negativamente en la productividad del país y en el ciclo de reproducción de la pobreza, generando un círculo difícil de romper.

Un problema estructural de salud pública

El embarazo en la adolescencia no es solamente una cuestión médica o familiar. Es un síntoma de desigualdad estructural. Las estadísticas muestran que los embarazos en adolescentes se concentran en contextos de mayor vulnerabilidad social y económica, donde también es más limitada la información sobre salud sexual y reproductiva, el acceso a métodos anticonceptivos y la continuidad educativa.

Frente a esto, los especialistas insisten en la necesidad de políticas públicas sostenidas que aborden el problema desde una perspectiva integral: educación sexual integral en las escuelas, acceso universal a anticonceptivos, acompañamiento a las jóvenes embarazadas y estrategias de prevención que involucren a las familias, las instituciones y los medios de comunicación.

Embarazo no planificado: el otro gran desafío

Si bien en los últimos años se registró una leve baja en las tasas de embarazo adolescente, la proporción de embarazos no intencionales sigue siendo alarmante: siete de cada diez adolescentes que quedan embarazadas no lo habían planificado. Esto evidencia la persistencia de fallas en el acceso a derechos reproductivos y la necesidad de reforzar las políticas de prevención.

Desde distintos organismos, como la Secretaría de Niñez y Adolescencia y el Ministerio de Salud, se viene trabajando en campañas de concientización, pero la implementación territorial sigue siendo desigual y muchas veces insuficiente.

Nuevos métodos anticonceptivos

En medio de un escenario económico que comienza a mostrar signos de mayor estabilidad, el laboratorio Bayer lanzó en Argentina su nuevo implante anticonceptivo subdérmico de larga duración, un producto que busca posicionarse como alternativa accesible para el sistema público de salud y los sectores de menores ingresos.

El dispositivo —popularmente conocido como “chip anticonceptivo”— ya fue aprobado por la ANMAT y tiene una duración de hasta cinco años, lo que lo convierte en una opción atractiva desde el punto de vista sanitario y económico. El objetivo de la farmacéutica es que el método sea incorporado al Programa Médico Obligatorio (PMO) para que cuente con cobertura tanto por parte del Estado como de las obras sociales y prepagas.

“Este es uno de los métodos más elegidos por mujeres jóvenes. Es eficaz, de larga duración y sostenible para el sistema de salud”, destacó Philip Glaser, gerente general de la división Farmacéutica de Bayer para el Cono Sur.

Un método pensado para el acceso universal

El nuevo implante consta de dos varillas subdérmicas que liberan hormonas de manera sostenida. Su principal diferencial está en el tiempo de efectividad, que permite un uso prolongado sin necesidad de intervención médica frecuente. La idea de Bayer es que pueda integrarse a programas de salud reproductiva con distribución gratuita en centros públicos, como ya ocurre con otros métodos como los DIU hormonales.

Actualmente, Bayer ya comercializa en el país un DIU hormonal que forma parte del PMO. La intención es que este nuevo producto siga un camino similar. “Debemos discutir su incorporación con cada provincia, entrar en licitaciones y negociar precios”, explicó Glaser, quien remarcó que la falta de una Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias a nivel nacional —como sí existe en Brasil— ralentiza el proceso de incorporación de nuevas terapias al sistema de salud argentino.

Un nuevo ciclo económico para la industria farmacéutica

El contexto macroeconómico también juega un papel clave. Desde Bayer aseguran que el nuevo escenario de menor inflación y tipo de cambio más estable facilita la llegada de nuevos productos e inversiones.

“Antes, la devaluación constante nos impedía tener claridad sobre el negocio. Hoy podemos planificar a largo plazo, como hacemos en países como México o Brasil”, señaló Glaser.

Argentina representa el 75% de la facturación del Cono Sur para Bayer, con ingresos por 129 millones de euros en 2024, un crecimiento del 300% respecto al año anterior. El país también lidera la región en cantidad de ensayos clínicos, con 19 estudios activos en 120 centros y más de 500 pacientes involucrados.

El 60% de las ventas del laboratorio en el país corresponde a productos de alta complejidad, que se comercializan directamente a hospitales y centros de salud. El resto se distribuye a través de farmacias, incluso cuando están cubiertos por obras sociales o prepagas.

¿Una política de salud pública o una oportunidad de negocio?

La llegada del chip anticonceptivo abre un debate recurrente en el sistema de salud argentino: ¿quién garantiza el acceso efectivo a los métodos anticonceptivos de última generación?

Si bien Bayer insiste en que el nuevo producto puede ser una solución sustentable y de bajo costo para el Estado, el sistema público ya enfrenta dificultades para garantizar la provisión regular de anticonceptivos básicos en muchas provincias. La inclusión del implante en el PMO y su financiamiento dependerán de decisiones políticas que hoy están condicionadas por la reducción del gasto público impulsada por el Gobierno nacional.

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Con el lanzamiento de su chip anticonceptivo en Argentina, Bayer apuesta por un doble objetivo: expandir su presencia en el sistema sanitario local y capitalizar un entorno macroeconómico más favorable. Pero su impacto real dependerá de si el Estado decide garantizar el acceso a este método para la población más vulnerable.

Mientras tanto, el acceso equitativo a tecnologías reproductivas modernas sigue siendo una asignatura pendiente para muchas mujeres argentinas.