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A raíz de los errores cometidos durante la pandemia del Covid-19 es que se firmó este convenio, que busca establecer reglas claras y preventivas.
En una acción histórica y sin precedentes, todos los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han votado a favor de un nuevo tratado global para fortalecer la preparación mundial ante futuras pandemias. El acuerdo, cuya adopción fue aclamada con gran entusiasmo durante la Asamblea anual de la OMS en Ginebra, marca un hito en la cooperación internacional para la salud pública, buscando aprender de los errores cometidos durante la pandemia del COVID-19 y avanzar hacia un enfoque más coordinado y eficaz en caso de futuras amenazas sanitarias.
La pandemia del COVID-19 reveló deficiencias significativas en la manera en que las naciones manejaron colectivamente la crisis sanitaria. Diversos expertos coinciden en que la ausencia de un protocolo claro y unificado generó descoordinación en las respuestas nacionales, perjudicando los esfuerzos globales para contener el virus. Con este nuevo acuerdo, inicialmente propuesto tras evidenciar tales fallos, la OMS busca establecer un conjunto de directrices internacionales que las naciones deberán seguir rigurosamente, tanto en prevención como en reacción cuando se presente una nueva emergencia pandémica.
Uno de los componentes centrales del tratado es la implementación de un sistema para compartir patógenos y datos genéticos de forma oportuna y equitativa. Esto significa que los países que concedan estas muestras recibirán acceso a las aplicaciones y beneficios generados, ya sean vacunas o diagnósticos cruciales para la gestión de la pandemia. Este aspecto del acuerdo cobra especial relevancia tras la experiencia vivida con la variante ómicron del COVID-19, detectada en Sudáfrica, que pese a compartir rápidamente sus descubrimientos, no pudo beneficiarse proporcionalmente del desarrollo de vacunas más eficientes.
Además del mencionado sistema, el Tratado Global sobre Pandemias estipula la importancia de asegurar un acceso equitativo a medicamentos y tecnologías durante las pandemias. Establece un compromiso compartido entre las naciones para garantizar que ninguna quede rezagada cuando se trata de acceder a recursos críticos de salud, abordando las desigualdades flagrantes observadas en la distribución de vacunas COVID-19. Este enfoque equitativo es vital no sólo para proteger vidas individuales, sino también para evitar que una pandemia se propague y exacerbe a nivel global.
Finalmente, el acuerdo subraya el principio de ‘Una sola salud’, reconociendo la interdependencia entre la salud humana, animal y ambiental. Dentro de este marco, se promueve una vigilancia multidimensional y coordinación internacional para prevenir brotes que podrían tener su origen en enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de los animales a los humanos, asegurando una protección integral del ecosistema.
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