El Presidente ya no oculta su alianza con el senador.
En un inesperado giro político, el nombramiento del senador entrerriano Edgardo Kueider ha generado fuertes tensiones en el Senado argentino. Kueider, un ex peronista considerado un aliado vital para el nuevo gobierno de Javier Milei, fue sorprendido cuando fue detenido en Paraguay, al intentar cruzar la frontera con Brasil, llevando consigo una considerable suma de dinero no declarada que superaba los 200 mil dólares.
La relación de Kueider con el oficialismo comenzó de manera circunstancial, cuando, tras romper filas con el kirchnerismo, se alineó rápidamente con el gobierno libertario de Milei. Su presencia en el Senado se había convertido en un pilar fundamental para la consecución del quórum necesario en votaciones clave, como la reciente Ley Bases, en donde su voto fue crucial. Esta ley fue sometida a un tenso empate que finalmente resolvió la Vicepresidente Victoria Villarruel.
Ante la fulminante destitución de Kueider por la cámara alta, Javier Milei salió al público a manifestar su desacuerdo con la manera en que se ha manejado el caso. “La sesión fue inválida”, declaró el presidente desde su estancia en Italia. Según expuso, una intrincada confusión administrativa ha llevado a una situación inédita y cuestionable respecto a la legitimidad de las decisiones tomadas en la sesión, debido a que la Vicepresidenta, Villarruel, habría actuado simultáneamente en funciones ejecutivas y legislativas.
El mandatario sostiene que su salida del país fue acompañada con una protocolaria notificación a la vicepresidenta, aunque señala que esta no fue debidamente reciba. “Hubo un intento por notificar a la Dra. Villarruel, pero ni ella ni su secretaria respondieron en el momento esperado, a pesar de haber sido informadas con antelación”, comunicó Milei.
En estos momentos críticos, el gobierno busca explorar todos los recursos legales posibles para revertir la expulsión de Kueider, no solo como un acto de reciprocidad hacia él por su apoyo político, sino también como un intento de solidificar una frágil pero necesaria alianza en el Senado.
