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Miles de argentinos sin chance: se aprobó el decreto que limita el acceso a la ciudadanía italiana
Italia convalidó definitivamente una ley que limita la concesión de la nacionalidad a descendientes de italianos en el extranjero para frenar la avalancha de solicitudes.
La comunidad argentina observa con preocupación las recientes decisiones del parlamento italiano que han puesto un freno a las solicitudes de ciudadanía, afectando a miles de descendientes de italianos en el extranjero. La medida fue adoptada después de un incisivo proceso legislativo, encabezado por la primera ministra Giorgia Meloni, con el objetivo declarado de controlar el gran número de peticiones de nacionalidad.
Durante el proceso de discusión, una mayoría parlamentaria finalmente logró aprobar el decreto que limita la ciudadanía a sólo dos generaciones hacia atrás. Ahora, el vínculo con Italia debe ser más cercano, permitiéndose únicamente para aquellos que tengan un padre o abuelo nacido en el territorio italiano. Las condiciones incluyen también la residencia de los padres durante al menos dos años consecutivos en Italia antes de que el solicitante naciera en el extranjero.
Esta reforma jurídica afecta desproporcionadamente a los argentinos, una nación cuyos lazos con Italia se forjaron durante los masivos flujos migratorios desde Europa a fines del siglo XIX y después de la Segunda Guerra Mundial. Muchos ciudadanos sudamericanos sentían un fuerte vínculo con su herencia italiana, que ahora se ve directamente perjudicada por las nuevas regulaciones. Los italianos en Argentina empezaron a ampliar sus esfuerzos para proteger su conexión con Italia a través de la ciudadanía, que hasta entonces se consideraba un derecho patrón dentro del contexto del ‘Ius Sanguinis’.
Antonio Tajani, vicepresidente italiano y ministro de Exteriores, ha defendido activamente esta nueva política. Argumentó que las peticiones desbordaron el sistema debido a la instrumentación del linaje como principal argumento, muchas veces basándose en ancestros ya muy alejados en las líneas generacionales. Sus declaraciones generaron controversia, especialmente en foros públicos y entre comunidades de emigrantes que ven en la postura del gobierno un cierre abrupto al reconocimiento de sus raíces.
La reacción política interna en Italia también ha sido intensa, con oposición liderada por el diputado del Partido Demócrata, Toni Ricciardi. Este legislador criticó la decisión, subrayando que la ‘italianidad’ debe ser atendida reconociendo su histórico éxodo hacia territorios distantes. Este factor cultural hace que influencias italianas se encuentren hoy en día en pequeños detalles lingüísticos y costumbres en países como Brasil y Argentina, enfatizando el desarraigo cultural que representa esta nueva normativa.