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Política y Economía

Mundo pick-up: los 6 modelos del mercado argentino, comparados por precio, motor y prestaciones

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Rumbo a su último año con la línea actual, la Volkswagen Amarok fue la camioneta que puso en riesgo el liderazgo histórico de la Toyota Hilux en los últimos meses de 2023

Por primera vez en muchos meses, los autos, los SUV y los vehículos utilitarios van camino a aumentar su precio en una proporción similar entre sí en el mercado argentino. Esto es debido a que una vez que el gobierno modificó la base imponible del impuesto interno que se hizo famoso como el “impuesto a los autos de lujo”, la mayoría de los modelos más accesibles del mercado, los sedanes y hatchback, no deben dejar su precio topeado para evitar el arancel que afecta a todos los modelos de uso particular.

La mejor forma de ver reflejada la distorsión que esto generaba en el mercado siempre estaba dada por las camionetas y furgones, que al no estar alcanzados por ese impuesto por tratarse de vehículos afectados al trabajo, los fabricantes tenían libertad para establecer sus actualizaciones de precios de acuerdo a la inflación de cada mes.

Así era muy evidente que los precios corrían a la misma velocidad de la depreciación de la moneda nacional en los segmentos libres de intervención y pero se seguían retrasando en el resto de la industria automotriz.

Berta Ranger
La Ford Ranger es la más reciente del mercado. Lanzada en julio de 2023, duplicó inmediatamente las cifras de ventas de la generación anterior

Pero como algunas marcas habían publicado listas de precios a mitad de enero y otras mantuvieron los valores de finales de diciembre, el escenario todavía se sigue ajustando y recién cuando haya terminado febrero, debería ser posible comprobar que tanto autos, como SUV o pick-ups actualicen sus precios en porcentajes similares.

Las camionetas de una tonelada son las más populares del mercado y el producto que más se fabrica en las plantas argentinas, con cinco modelos nacionales, Toyota Hilux, Volkswagen Amarok, Ford Ranger, Nissan Frontier y Renault Alaskan, y uno importado de Brasil, Chevrolet S10.

Luego de dos meses en los que algunos fabricantes tomaron distintas estrategias de aumentos en fechas diversas y por lo tanto con porcentajes diferentes, el mercado quedó equilibrado con precios muy competitivos para casi todas las marcas.

Nissan Iguazú
La Nissan Frontier fue una de las que recibió la actualización más reciente en 2022. Se produce en Santa Isabel en la misma planta de Renault

Salvo algunas marcas como Toyota o Chevrolet, que todavía comercializan versiones chasis o de cabina simple, la comparación se puede hacer con las pick-up medianas de doble cabina, tracción simple y caja de cambios manual, como las representantes de las camionetas más accesibles que ofrecen todos los fabricantes.

La más barata es la importada que trae General Motors, la Chevrolet S10 2.8 LS, que tiene un precio de $27.333.900 y sobresale del resto de los competidores en el segmento. Luego entra la nueva Ford Ranger XL 2.0, que se vende en $31.519.000, seguida por la Toyota Hilux 2.4, que tiene un precio de $32.185.000, la Renault Alaskan Confort con $33.592.000, la Volkswagen Amarok Trendline, publicada en $33.695.650 y finalmente la Nissan Frontier S 2.3, que tiene un precio de 33.705.300 millones de pesos.

Hilux GRS
La Toyota Hilux es la camioneta más vendida del mercado. Su versión GR-Sport IV es la más cara del mercado

Entrando en las más accesibles pero que ofrecen tracción integral aunque con equipamiento básico, la Ford Ranger XL 2.0 tiene un precio de $36.161.000, Volkswagen Amarok Trendline en $37.096.150, Toyota Hilux DX 2.4 en $37.713.000, Nissan Frontier S en $34.637.700, la Renault Alaskan Confort en $39.922.000. Todas estas versiones 4×4 tienen asociada una caja de cambios también de accionamiento manual. No entra en esta categoría General Motors porque no tiene una versión 4×4 con caja manual sino directamente pasa a la transmisión automática.

Y es en este segmento en el que vuelve a estar completa la oferta. Nissan tiene un producto con ambas cualidades a mejor precio, como es la Frontier X-Gear 4WD 2.3 en $42.185.000. Después aparece Chevrolet con la S10 2.8 LT AT en $43.823.900, delante de Toyota con la Hilux SR 2.8 AT en $46.077.000. En este segmento dos marcas tienen alternativas de motor de 4 cilindros o un V6. Se trata de Volkswagen con su Amarok V6 Comfortline y un precio de $48.552.050 o la Highline, mucho más equipada pero con el motor de 4 cilindros y un precio de $54.738.550.

Pablo Sibilla Renault
Renault Alaskan, la más jóven incorporación al mundo de las pick-up entre las marcas, produce 19 versiones en Santa Isabel

La otra marca con ambas motorizaciones diésel es Ford, que ofrece la Ranger XLS V6 en $49.100.000 o la XLT 2.0 litros en $49.871.000. Finalmente, mostrando que a medida que sube el equipamiento, las marcas empiezan a tomar distintos caminos, la Renault Alaskan Outsider 2.3 dCi AT se publica con un precio de $50.597.700.

Las camionetas de una tonelada llegan a la cima de precios del mercado automotor que vende sus productos en pesos en Argentina, con sus modelos del segmento de alta gama donde todos tienen participación. Allí, la Chevrolet S10 2.8 HC está en $51.008.900, seguida por la Alaskan Iconic 2.3 4WD con un precio de $54.795.800, la Frontier Pro4X está en $55.537.500, y un escalón por encima de ellas, aparecen la Amarok Black Style V6 en $64.524.000, la Ranger Limited+ V6 en $64.840.000 y la especial Hilux GR-SPORT IV 2.8 se vende en $64.886.000, siendo la única versión deportiva de las pick-ups medianas del mercado argentino.

pickup argentina
La Chevrolet S10 es la única camioneta del segmento que no se fabrica en Argentina sino que General Motors la importa desde Brasil

Entre las más accesibles y las más costosas, todas las marcas tienen muchas variantes que combinan confort, equipamiento, motorizaciones, tipo de transmisión manual o automática, y opcionales congurables casi a nivel de personalización. Chevrolet trae 7 versiones de la S10, Renault fabrica en Santa Isabel nada menos que 19 configuraciones distintas de Alaskan. En la misma planta de la provincia de Córdoba, Nissan hace 10 distintas Frontier. En Zárate, Toyota fabrica 16 Hilux distinas. Y finalmente, en General Pacheco, Ford tiene 8 versiones de Ranger y su vecino, Volkswagen, produce 13 Amarok con distinta especificación. En total, el consumidor argentino tiene 73 combinaciones posibles de marca y configuración de camioneta en el segmento de una tonelada.

Política y Economía

Pronóstico del Dólar Blue según Salvador Di Stefano para 2024: “Va a caer por debajo del MEP y el CCL”

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11 septiembre de 2024

El analista financiero Salvador Di Stefano, titular de la consultora SDS y conocido como “el gurú del dólar blue“, ha compartido sus predicciones sobre la cotización del dólar en el mercado informal para lo que resta del 2024, basándose en la política económica y las tendencias macroeconómicas actuales.

“Yo en diciembre/enero dije que había que vender los dólares. Estaba más cantado que el tango ‘Caminito’ que el dólar bajaba, lo que pasa es que la gente vive con Milei, pero sigue pensando como si estuviera el kirchnerismo”, planteó el Gurú del Blue en una entrevista con Radio Continental. 

Inflación e Inflación: Di Stefano ha subrayado que la inflación es una de las variables principales que afectan el valor del dólar blue. En un contexto donde la inflación ha mostrado un aumento significativo, el dólar blue ha tendido a seguir esta tendencia, aunque no necesariamente a la misma tasa. Si el gobierno logra controlar la inflación, el dólar blue podría estabilizarse o incluso disminuir en relación a la inflación esperada.

Política Económica y el Cepo Cambiario: Con la administración de Javier Milei, Di Stefano ha sugerido un cambio en la mentalidad respecto a la política económica. Si el gobierno mantiene su rumbo de no emitir moneda y busca una restricción presupuestaria, el dólar no debería aumentar tanto como en administraciones anteriores. Sin embargo, si se levanta el cepo cambiario, Di Stefano ha advertido que el dólar podría dispararse hasta $3.000, lo que tendría un impacto significativo en la inflación y el poder adquisitivo de los argentinos.

Blanqueo de Capitales y Mercado Financiero: En el contexto de un blanqueo de capitales, Di Stefano ha observado una tendencia a la baja del dólar blue, ya que muchos venden sus dólares para blanquearlos en pesos. En este escenario, el especialista pronosticó que “el dólar blue va a estar en breve por debajo del dólar MEP y el contado con liquidación”. 

La política de igualar el dólar CCL con el mayorista afecta negativamente a los productores agropecuarios, ya que pierden la oportunidad de vender a un dólar más alto. Esto podría tener implicaciones en la producción y en la economía rural, aunque Di Stefano no ha profundizado en cómo esto podría repercutir en el precio del dólar blue a largo plazo.

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Política y Economía

Problemas para Javier Milei: la inflación volvió a chocar contra la pared del 4%

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El Indec publicó hoy el Indice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto, que registró un incremento mensual de 4,2%, en línea con las estimaciones más elevadas de los consultores y analistas del mercado.

Había algunas estimaciones más cercanas a 3,5% y el propio Gobierno esperaba poder, finalmente, perforar la pared del 4%. Pero no se pudo.

La inflación de julio fue 4%. La de junio había sido 4,6%. La de mayo, 4,2%. Por ahora, la línea de 4 es impenetrable para la delantera compuesta por Milei, Luis Caputo y Santiago Bausili.

En agosto, la división de mayor aumento en el mes fue vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (7%) por las subas en alquiler de la vivienda y gastos conexos, suministro de agua y electricidad, gas y otros combustibles. Le siguieron educación (6,6%) por el alza en los distintos niveles y tipos de enseñanza; y transporte (5,1%) por los incrementos en el transporte público.

Problemas para Javier Milei: la inflación volvió a chocar contra la pared del 4%

La división con mayor incidencia en todas las regiones -excepto en la región GBA- fue alimentos y bebidas no alcohólicas (3,6%), donde se destacaron en algunas regiones los aumentos de Carnes y derivados y, en otras, las subas en verduras, tubérculos y legumbres. 

En la región GBA, la mayor incidencia la tuvo transporte (5,1%) por los incrementos en el transporte público. 

Las dos divisiones que registraron las menores variaciones en agosto fueron prendas de vestir y calzado (2,1%) y bienes y servicios varios (2,3%). 

A nivel de las categorías, Regulados (5,9%) lideró el incremento -por las subas en las tarifas de servicios públicos-, seguida el IPC núcleo (4,1%), mientras que los estacionales aumentaron 1,5%.

A nivel interanual, la inflación fue de 236,7% y, en el acumulado anual, los precios ya subieron 94,8%.

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Política y Economía

Es el peso, estúpida

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La semana pasada Cristina Fernández de Kirchner escribió una nueva carta con críticas al programa económico, así como ideas sobre cómo el peronismo “se torció y se desordenó” durante el Gobierno pasado (posiblemente mientras ella estaba ocupada escribiendo otras cartas y dando charlas).

En sus reflexiones sobre la deriva del peronismo, CFK muestra señales de haber obtenido algunas lecciones de estos meses de Gobierno libertario. Entre otras, parece admitir que los intermediarios de planes sociales fueron un error que atenta contra “la universalidad” de las políticas de asistencia social y que el “Estado omnipresente” puede alcanzar dimensiones que lo vuelven “ineficiente e ineficaz”. 

Hay que celebrar el reconocimiento de que pedirle más de 40% del PIB a la población para darle a cambio servicios malos más descalabro macroeconómico podría llegar a ser percibido como una estafa por una mayoría de votantes.

Sin embargo, en la primera parte del documento Cristina insiste en las ideas de política monetaria y cambiaria que generaron el problema del cual estamos tratando de salir hoy: la “restricción externa”, es decir, “la escasez de dólares” como responsables de la inestabilidad macroeconómica. 

Que la economía argentina es bimonetaria lo sabemos todos. Pero esto es el resultado de años de castigar el poder adquisitivo del peso, no su causa. En la formulación kirchnerista, el bimonetarismo aparece como dato exógeno que parecería no tener ninguna relación con la emisión descontrolada de moneda y con su ancestro inmediato, el déficit fiscal. 

Del mismo modo, las “corridas cambiarias” son presentadas como un evento externo, desvinculado de la emisión: la decisión de tener menos pesos en cartera no aparece como una consecuencia del valor esperado del activo “peso” o de que el BCRA provea más de este activo de lo que demanda la gente.

Esto lleva a pensar el problema como algo que ocurre en un mercado específico (el “del dólar”) como si este fuera un mercado de bienes a regularse, en lugar de un problema de la moneda “peso”, que pierde valor frente a todo. Así, el cepo se convierte en un instrumento necesario en lugar de excepcional; e incluso se advierte que entre 2019 y 2023 se fracasó en “administrar divisas”. 

CFK no lo dice en su carta, pero economistas cercanos a ella incluso insisten en que hubiera sido mejor tener más controles aún, con más funcionarios estudiando y decidiendo el uso de dólares. 

Como si la virtual administración del comercio exterior a través de permisos y licencias no automáticas en 2023 no hubiera sido suficiente muestra de la ineficiencia del sector público para este propósito, sin mencionar su enorme potencial para generar corrupción.

En contraste con este marco conceptual, durante los últimos 20 años muchos países de la región dejaron atrás el problema de la inflación y construyeron monedas estables. Lo hicieron sin cepos ni administración cambiaria, mediante el establecimiento de bancos centrales responsables, prudencia macroeconómica y poniendo el foco en el valor de la moneda doméstica. 

En el caso de Perú, a pesar de una enorme inestabilidad política, el Banco Central de Reserva del Perú fue una institución firme que incluso logró revertir en gran medida el uso del dólar como depósito de valor preferido por la población. 

Paradójicamente, el Presidente que prometió dolarizar puso en marcha medidas que realmente contribuyen a recuperar credibilidad para el peso.

En el caso de Chile, gobiernos de centro izquierda y centro derecha se alternaron respetando la independencia del Banco Central de Chile, así como reglas presupuestarias prudentes para moderar la influencia de precios volátiles de los principales productos de exportación.

En el caso de Brasil, Lula no dudó (en su primer mandato) en utilizar altas tasas de interés real ni tampoco en ajustar al sector público más allá de lo pedido por el FMI para anclar expectativas y mostrarse fiscalmente responsable.

¿Por qué es tan difícil en Argentina generar prácticas similares? Porque el objetivo de largo plazo -construir una moneda sólida y confiable- es constantemente subordinado a otros objetivos de política pública, como la actividad, el consumo, el empleo o satisfacer los pedidos de cada grupo de interés que obtiene partidas del presupuesto. 

Las señales del Gobierno (o en su momento, del principal partido de oposición) terminan marcando siempre la misma dirección: si hay que elegir entre objetivos contrapuestos, siempre se va a aceptar más inflación antes que afectar la actividad o poner en riesgo las próximas elecciones. 

La sumatoria de estas decisiones, año tras año, es la destrucción del peso y la creación de “la economía bimonetaria”.  

Durante el Gobierno kirchnerista, no solo se eliminó cualquier independencia del BCRA sino que también literalmente se cambió su misión para que quedara bien claro que lo importante ya no era “preservar el valor de la moneda” (una “máxima neoliberal” comentó Página/12 en 2012) sino un montón de vaguedades impulsadas por el Poder Ejecutivo de turno. 

Y por supuesto no podemos olvidar la intervención del Indec para falsear los datos de inflación así como muchas otras medidas en detrimento del mercado de capitales -estatizaciones, defaults, cepos y arbitrariedad- cercenando la capacidad del sector privado de construir mecanismos para que el sector público pudiera eventualmente obtener financiamiento genuino a largo plazo en moneda doméstica. 

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Lo que aprendimos los argentinos en esas dos décadas es que siempre que las papas quemen, los tenedores de pesos van a ser el pato de la fiesta.

Paradójicamente, el Presidente que ganó las elecciones prometiendo dolarizar es quien ha puesto en marcha medidas que realmente contribuyen a recuperar credibilidad para el peso: reparando la hoja de balance del BCRA, proponiendo prudencia en la emisión monetaria y proporcionando señales de que el sector público puede operar sin requerir financiamiento permanente del Banco Central. 

Son sólo los primeros pasos: falta mucho y construir credibilidad requiere años de esfuerzo sostenido. 

Históricamente fue difícil para gobiernos mirando la próxima elección, pero quizá no lo sea tanto para un Gobierno que arriesga poquísimos escaños en el Congreso en 2025. 

Quienes creen que una moneda nacional es una herramienta fundamental de política pública o un atributo indelegable de soberanía deberían pedir más, no menos, de este esfuerzo.

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