Un hombre estaba acusado en un legajo judicial por el delito de lesiones, pero presentó una carta al damnificado, pidió disculpas y terminó definitivamente sobreseído.
El hecho investigado ocurrió el 28 de agosto de 2024 en horas de la mañana, cuando Iván Uriel Ojeda abordó el interno 88 de la empresa Mi Bus, que cubría el recorrido de la línea 50, a la altura del supermercado ubicado en el acceso al barrio Villa Los Coihues.
Varios kilómetros después, a la altura del kilómetro 8,200 de la avenida de los Pioneros, el chofer de la unidad del Transporte Urbano de Pasajeros le solicitó a Ojeda que descienda de la unidad, pero el sujeto se tornó agresivo y se le abalanzó, haciendo que el colectivo zigzagueara en la ruta y le propinó varios golpes de puño en el rostro.
Con su accionar, Ojeda provocó lesiones de carácter leve al chofer de la unidad, motivo por el cual fue formalizado por el delito de lesiones leves.
Pero abierta la etapa penal preparatoria, el fiscal del caso hizo saber que las partes arribaron a un criterio de oportunidad para resolver el conflicto. En lo sustancial, mediante una conciliación de partes, el acusado pidió disculpas al chofer y el chofer las aceptó.
Saldado el asunto, la fiscalía promovió el sobreseimiento definitivo del acusado, postura a la que por supuesto adhirió al defensor particular.
Sin controversias que resolver, el juez Juan Pablo Laurence dictó el sobreseimiento definitivo del acusado, con la expresa mención de que el proceso judicial cerrado no afectó el buen nombre y honor del que hubiera gozado con anterioridad.
