—Antes de conocerte no era feliz, la verdad es que se ve que no me aceptaba y no era feliz. Cuando te conocí fui feliz, mis amigas fueron más felices, mi familia también. Me llevaste a Gualeguaychú, conocí a tu familia, me di cuenta que era muy parecida a la mía, que se podía, y me mostraste que podíamos tener una vida juntas y eso te lo voy a agradecer toda la vida.
Esas fueron las palabras que Malena Pizarro le dijo a Martina Feldkamp en su casamiento, las mismas que sus familiares recuerdan conmovidos como la mejor parte de la ceremonia. Las dos estaban emocionadas y agradecidas por todo lo que vivieron juntas desde que se conocieron hace siete años. En esos tiempos jugaban al fútbol en equipos distintos, pero un día faltó una jugadora y gracias a eso sus caminos se cruzaron. Ganaron un campeonato y celebraron, pero el amor surgió muchos meses después, a través de las redes sociales. En diálogo con Infobae cuentan su historia, el significado de la frase que eligieron para su cuenta de Instagram, “No somos primas”, y los proyectos que fueron surgiendo desde que empezaron a subir contenido para visibilizar la diversidad y apoyar al colectivo LGBTQ+.
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Son un equipo en todo lo que emprenden, y hace poco lanzaron una marca de accesorios, Prima, muchos inspirados en el orgullo LGTBQ+. Comprometidas con la comunidad fiel de seguidores que tienen, también organizaron un encuentro que decidieron llamar “Mesa dulce”, y nada tiene que ver con el sentido literal del concepto, sino con una metáfora de doble sentido. “Es una iniciativa que armamos hace un par de meses, que es como una app de citas para lesbianas solteras pero a través de Instagram, y la idea era: ‘Vení a la mesa dulce y elegí la torta que te guste’; empezó como un posteo que hicimos en nuestra cuenta, donde si eras mujer podías comentar la foto, y otra mujer que viera tu comentario te podía escribir, relacionarse, y hace poco hicimos la primera presencial en un restaurante y vinieron más de 100 mujeres”, detalla.
Y continúa: “Nos pasa que nos escriben chicas para contarnos que están de novias y que se conocieron por la mesa dulce, lo cual es un flash y ya nos preguntan cuándo va a ser la próxima, porque no hay muchos after o fiestas en Buenos Aires exclusivas de lesbianas, hay muy pocas; así que nos gustaría que sea algo recurrente, que una vez cada tres meses hagamos esta juntada”. Les gustaría organizar otra para noviembre, en el mes del orgullo, y tratarán de planificarlo con tiempo para conseguir un bar, sponsors y una campaña de difusión.
“Ocho años atrás yo tenía una sola amiga lesbiana, y no había lugares para ir, es como que tenías que ir a lugares heterosexuales, hoy tenés opciones, alternativas, aplicaciones, un montón de bares gays, un grupo enorme de amigas lesbianas, y la gente está mucho más abierta, por más que todavía tenés un montón de personas que no lo entienden, más retrógradas, pero siento que hubo avances a pesar de todo”, argumenta Martina. El círculo social donde aún cuesta más “sentirse libre”, según los mensajes que reciben diariamente, sigue siendo el ámbito laboral.
“La salida del clóset en el laburo sigue siendo un tema, porque también hay muchos hombres en las empresas, en los puestos jerárquicos, y yo también en su momento lo viví, de tener miedo de contarlo en mi trabajo porque sentía que quizás si yo quería ascender o que me dieron otra posición, me iba a perjudicar decir que soy lesbiana, y me quedaba callada, pero después me di cuenta de que si en un lugar donde pasás nueve horas de tu vida todos los días, si ahí no puedo ser auténtica estoy perdiendo el tiempo”, manifiesta. Tanto a ella como a Malena les gusta mucho la frase “La vida es una”, las motiva a ser valientes y tomar decisiones basadas en lo que realmente sueñan y quieren.
“Nosotras mostramos nuestro día a día, nuestra vida, visibilizamos una relación de dos personas que se quieren, que se eligen, y que no le hacen mal a nadie, sino todo lo contrario, tratamos de generar algo bueno. Incluso nos escriben mujeres heterosexuales, mensajes como: ‘Me sirve mucho conocer el amor de ustedes para educar a mis hijos porque quiero que crezcan en un ambiente libre y que el día de mañana estén con la persona con la que quieran estar, sea mujer, hombre, o lo que sea’”, confiesa. Así como llegan comentarios emocionantes y alentadores, también reciben críticas y frases hirientes, y aunque son las menos, Martina también agradece que exista la posibilidad de debatir.
“Hay una realidad que no podemos dejar de ver, y cuando aparecen haters también se generan conversaciones, seguidores que nos defienden, se responden entre sí, y sin darse cuenta los que nos critican también nos hacen virales”, indica entre risas. Después de casarse, aseguran que cualquier intento de ofensa pierde relevancia frente al contraste del gran apoyo que recibieron. Eligen seguir celebrando los logros, como la excelente relación que tienen sus consuegros desde que se conocieron, y el haberse convertido en una gran familia donde la honestidad y el respeto son valores inquebrantables.
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