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hace 2 añosel
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La muestra que las y los congrega se denomina “A 18 minutos del Sol” y también cuenta con participación del Instituto Balseiro y de INVAP. Estará abierta al público hasta fines de 2023.
En 1977 así se llamó un disco de Luis Alberto Spinetta. En 2023 es el nombre de una muestra que se desarrolla en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) con considerable participación barilochense. En efecto, “A 18 minutos del Sol” congrega la presencia a través de sus obras de Ingrid Roddick, José Villalonga, Mercedes Schamber y Maia Gattás Vargas. Se inauguró a comienzos de junio y permanecerá a disposición del público hasta que expire el año en curso, de manera que hay margen para pegarse una vuelta en caso de pasar por la gran urbe.
Maia es de la partida de dos maneras, ya que además de exponer, brindó una suerte de asistencia en la investigación que llevaron adelante los curadores. La persona indicada para hacer de interlocutora con El Cordillerano. “Es una muestra de arte contemporáneo que también contempla otro tipo de objetos estéticos, por ejemplo, un satélite de INVAP o artesanías”, introdujo la artista.
Es que “A 18 minutos del Sol” postula “poner en igualdad y en conversación distintos materiales para conformar una muestra de arte contemporáneo. Empecé en agosto de 2021 a tener conversaciones con Marcos Krämer y Javier Villa, que son los curadores de la muestra. Había algunos puntos del país que tenían más fuerza en su relato curatorial, que tienen que ver con Bariloche, especialmente, por las instituciones científicas: INVAP y el (Instituto) Balseiro”, comentó la asistente-expositora.
Sucede que tanto una como otra “tienen relación con el estudio de los cielos, que es el eje central de la muestra”, subrayó la barilochense. “También estaba Córdoba por el Observatorio (Astronómico) y sus instituciones académicas; más Chaco por la lluvia de meteoritos. Entonces, buscaron algunos aliados en esos territorios, yo los llamaría asistentes de investigación. En mi caso, fui la asistente en Bariloche”, informó.
INVAP, también presente.
Con ese esquema, “Javier viajó para acá en mayo de 2022 y durante la semana que estuvo, hicimos visitas a la biblioteca y archivo del Balseiro, a INVAP, a la comunidad mapuche de la Península (San Pedro), a talleres de artistas y al Museo de la Patagonia, para pensar qué archivos y artistas iban a formar parte de la muestra”, relató Maia. “Hablamos sobre algunas ideas para armar la agenda de visitas, pero me dieron bastante libertad para que yo mapee la parte del arte en esta zona, tema que tenía que ver con mi trabajo de tesis doctoral”.
Con los cometidos claros, “fui indagando sobre qué artistas estaban trabajando con temáticas vinculadas al cielo o al espacio”, describió. De esa indagación surgieron varios nombres y después, convocatorias. Por ejemplo, el de Ingrid Roddick, periódica interlocutora de este medio. Para el compromiso porteño, “llevó a la muestra unos mapas interactivos sobre la contaminación lumínica”, describió su colega.
En tanto, “José Villalonga tiene (en el MAMBA) un video hecho con processing que va retroalimentándose, es decir, no tiene un fin y va creciendo al infinito. Está hecho en base a sonidos y semillas de retama que van creciendo, transformándose de azul a rojo a medida que crecen para armar como una bola de fuego”, describió Maia. “Particularmente, a Javier le interesó mucho porque estaba muy motivado en pensar la posible y futura colonización de Marte por parte de Elon Musk. Estaba preocupado por el tema del colonialismo en el espacio”, compartió la asistente.
También participa la particular iniciativa “Mercedes Schamber, quien forma parte del Grupo Artístico Cabezudos, con Horacio Occhi (Neuquén) y Paola Sferco (Córdoba). Hacen unos videos bastante delirantes, de una ciencia ficción muy graciosa”. No es barilochense, pero como pasa buena parte de su tiempo aquí, también está presente el lonco mapuche Mauro Millán, “con unas piezas (de platería) hechas especialmente para la muestra”.
En cuanto a su propio aporte, dijo Maia: “se llama El cosmos, tiene que ver con lo que vengo trabajando últimamente: los cruces entre las artes y las ciencias, pensando la producción de imágenes en ambos campos y los métodos compartidos, con la intención de tender puentes más que pensar en las diferencias. Es una video escultura: dos teles, una arriba de otra”, introdujo.
Así las cosas, “en la de arriba hay un video en el que trabajo archivos científicos sobre geología. En la de abajo, archivos científicos sobre estudios del cosmos, la astronomía, exploraciones en el espacio, etc. Las dos teles está vestidas, yo lo llamo ‘vestido para ir al espacio’: papel glacé y otros papeles a modo de collage, porque siempre trabajo en collage”, recordó la multifacética artista.
La referencia a la indumentaria tiene una explicación. “La idea de vestido para el espacio viene de la visita guiada que realizamos a INVAP, donde había una sala de Corte y confección que me sorprendió mucho. Ahí fabrican los vestidos para los satélites, con telas térmicas que -creo- van de menos 130 grados a más 150 para cubrir toda la amplitud térmica de un viaje al espacio. Entonces, se me ocurrió la idea de hacer un vestido para la video escultura y viajar al espacio”, completó Maia. Trayecto tan atractivo como inquietante.
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