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Cultura y Educación

Nunca hay que dejar de nombrar a Rodrigo Dalziel

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El recordado director del Coral Melipal, entre muchas otras agrupaciones, falleció en marzo de 2014 como consecuencia de un accidente. Pero su calidez y aportes musicales siguen vivos un década más tarde.

Dalziel en su salsa.

En marzo último se cumplieron 10 años de su inesperado fallecimiento, pero como dicen ciertos impulsores de prácticas que estimulan la memoria, sólo mueren aquellos que dejamos de nombrar. Desde esa perspectiva, Rodrigo Dalziel vive aún en Bariloche, merced al impulso de un grupo de amigos suyos y colegas que desafían el paso del tiempo y el probable olvido. Desde Facebook y una página web, se comenzó a reconstruir su biografía, aunque no desde el dato fío, sino con la calidez que supo caracterizar al coreuta.

Confió la novedad a El Cordillerano Adriana Robles y vaya sorpresa, asumió la tarea de mantener vivo el legado de Rodrigo José Luis Tubert, otro pilar de la música barilochense a comienzos de los 90. Cosas de la vida, el flautista reside hace un tiempo en Israel, pero las tecnologías que ya no son tan nuevas permiten que el afán venza miles de kilómetros y diferencias horarias.

La página en cuestión se presenta con precisión envidiable: “este sitio está dedicado a rescatar la memoria del ser humano talentoso, trabajador, creativo, solidario, cálido y bondadoso que fue Rodrigo Dalziel”. La biografía es un auténtico trabajo de reconstrucción que comienza bastante antes del Coral Melipal y las andanzas del homenajeado en Bariloche, merced a recuerdos que hilvanó su hermana Ellen, precisamente en conversación con Adriana.

Gracias a esos aportes, puede saberse que, aunque de progenitores escoceses, nació el 26 de enero de 1941 en la Argentina. “Su nombre en inglés era Roderick, un nombre muy escocés, pero al anotarlo lo argentinizaron como Rodrigo”. A sus hermanos los anotaron como Roberto y Elena. Cosas de aquellos tiempos, cuando urgía una graduación universitaria, “Rodrigo podría haber elegido la música, porque ya la amaba, pero cumplió el deseo de su padre y se recibió de ingeniero agrónomo”.

El que firma recuerda con claridad la ligazón que evidenciaba el director de coros con la tierra, a tal punto que muchísimo antes de que se pusiera de cierta moda la música así llamada étnica, el Coral Melipal grabó en mapudungun. En efecto, “al poco tiempo de recibirse, Rodrigo se mudó a Bariloche para trabajar en un proyecto del INTA en conjunto con Naciones Unidas llamado Programa para el desarrollo de la Región Comahue, un trabajo que lo llevó a recorrer la extensa estepa patagónica y a enamorarse de su naturaleza y su paisaje”. Del todo coherente.

¿Quién podría olvidarlo?

La reconstrucción añade que “si bien en su familia no había músicos profesionales, tenía un tío que tocaba el violín, otro era un prodigio tocando el piano de oído y la mamá de Rodrigo también tocaba el piano. A poco de llegar Rodrigo se insertó en la vida musical de Bariloche. De hecho, formó parte del grupo de cuatro personas que gestó la primera Navidad Coral en diciembre de 1968”.

Impulsaron aquella iniciativa “Juan Schultis, quien estaba dictando un curso de dirección coral en el Camping Musical, Luis Caram, de la Dirección de Cultura Municipal, Lucka Kralj de Jerman, directora del Coro del Colegio Woodvile -que luego se convertiría en el Coro de Niños y Jóvenes- y Rodrigo Dalziel, que en tan poco tiempo ya dirigía el Coro del Centro Atómico”, rehace el aporte.

Las cosas se definieron con prontitud: “asistiendo a distintos cursos del Camping Musical, Rodrigo fue adquiriendo una formación musical y munido de esas primeras armas decidió dejar la agronomía y dedicarse por completo a la música”. Hasta ahí llega el primer segmento de la biografía que puede leerse en la página web. “Poco a poco iremos completando su biografía con todos los datos que podamos ir recogiendo. Agradeceremos mucho todos los aportes que nos hagan llegar al respecto”, piden sus impulsores.

A propósito, las vías de comunicación son [email protected] o vía WhatsApp +9 72 50 555 1294. Claro que tal vez sea más práctico contactarse con Adriana, que no está sola en el cometido. “Somos un grupo de amigos, ex coreutas, familia…  Su única hermana Ellen, José Luis Tubert, Adrián Porcel de Peralta, Pepe Alonso y yo”, completó nuestra vecina. De hecho, de Alonso aparecen varias palabras que ideó cuando el Coral Melipal cumplió 25 años de existencia.

Aunque la utilización de las plataformas de video streaming no estaba tan generalizada 10 u 11 años atrás, hay algunos registros que alcanzaron a subirse de la agrupación con dirección de Dalziel. También es posible volver a escuchar el disco que grabó en conjunto, precisamente con Tubert. Hasta una partitura puede leerse, para que disfruten y recreen los más entendidos. Nunca hay que dejar de nombrar a Rodrigo Dalziel.