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Perejil: la hierba común que alivia infecciones urinarias, favorece los riñones y ayuda a disolver cálculos renales de forma natural
Presente en casi todas las cocinas del mundo, el perejil es mucho más que un simple complemento decorativo en los platos. Esta planta de hojas pequeñas y aroma intenso guarda en su interior un potente arsenal de beneficios para la salud, especialmente para los riñones.
Gracias a sus propiedades diuréticas, antiinflamatorias y depurativas, el perejil es utilizado desde hace siglos como remedio natural para combatir infecciones urinarias y ayudar en la expulsión de cálculos renales.
Sus infusiones y extractos concentran compuestos activos que actúan directamente en el sistema urinario, ofreciendo alivio y prevención sin necesidad de recurrir de inmediato a fármacos.
Desde tiempos antiguos, el perejil ha sido mucho más que un ingrediente de cocina. Civilizaciones como la griega y la romana lo utilizaban con fines curativos, especialmente para tratar afecciones relacionadas con el sistema urinario.
En la medicina tradicional andina y europea, era común recomendarlo como “depurador de sangre” y “limpiador de riñones”. La sabiduría popular atribuía a esta planta la capacidad de purificar el cuerpo desde adentro, eliminando residuos y reduciendo inflamaciones.
El uso medicinal del perejil se consolidó por su efecto diurético natural. Esto significa que estimula la micción, lo que a su vez ayuda a prevenir la formación de piedras en los riñones y a eliminar bacterias alojadas en las vías urinarias. No es casual que, en zonas rurales, su infusión se recete aún hoy como primer recurso ante las molestias urinarias.
El poder del perejil radica en su capacidad para estimular los riñones y favorecer la eliminación de microorganismos dañinos. Al aumentar la frecuencia y el volumen de la orina, se produce un “lavado” natural de las vías urinarias.
Esta acción es fundamental para combatir la cistitis —una inflamación frecuente de la vejiga—, así como otras infecciones causadas por bacterias que proliferan en ambientes húmedos.
Asimismo, se ha observado que esta planta puede colaborar en la disolución de cálculos renales de pequeño tamaño, facilitando su expulsión antes de que provoquen obstrucciones o dolor intenso. Las infusiones concentradas de hojas frescas o secas, combinadas con una hidratación adecuada, ayudan a mantener los riñones activos y limpios. No reemplazan un tratamiento médico, pero sí pueden convertirse en un complemento efectivo en fases iniciales o preventivas.
Detrás del efecto terapéutico del perejil se esconden compuestos con nombres poco conocidos pero muy activos. El apiol, presente en su aceite esencial, actúa como antiséptico natural en las vías urinarias.
La miristicina, por su parte, posee propiedades antioxidantes que protegen a las células renales del daño oxidativo, especialmente útil en quienes sufren de inflamación crónica o retención de líquidos.
Además, el perejil contiene flavonoides como la luteolina y la apigenina, conocidos por sus efectos antiinflamatorios y hepatoprotectores. Estos compuestos ayudan a reducir el estrés en los órganos encargados de filtrar y depurar la sangre, como los riñones y el hígado.
También es rico en vitamina C, hierro y clorofila, que fortalecen el sistema inmunológico y favorecen la regeneración celular. Así, el perejil no solo actúa como diurético, sino también como protector integral del aparato excretor.
El perejil puede utilizarse de varias maneras, pero la más común es a través de infusiones. Hervir un puñado de hojas en agua durante cinco minutos y colarlo permite obtener una bebida depurativa de uso diario. También se puede consumir en batidos verdes, crudo en ensaladas o en forma de tintura natural, siempre respetando las dosis adecuadas.
No obstante, no todo organismo responde igual. En mujeres embarazadas, el consumo excesivo puede generar contracciones uterinas. También debe evitarse su uso prolongado en personas con enfermedades renales graves, ya que el aumento de diuresis puede alterar el equilibrio de electrolitos.