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La fuerte baja de las tasas de interés no parece ser suficiente para dinamizar los préstamos al sector privado. Por el contrario, las últimas estadísticas oficiales indican que la demanda de créditos se sigue achicando.
En detalle, los préstamos en pesos al sector privado presentaron en marzo una caída de 2,2% a precios constantes y sin estacionalidad respecto al registro del mes previo. A nivel de las diferentes líneas de crédito la baja fue generalizada, según datos publicados por el Banco Central (BCRA) en su Informe Monetario Mensual.
En términos interanuales los préstamos registraron una contracción real de 38,7%, en tanto que como ratio del Producto se posicionaron en 4,1%, un registro mínimo respecto a los valores de los últimos años, según informaron desde el BCRA. “El bajo nivel de financiamiento bancario se explica fundamentalmente por el proceso de desintermediación financiera experimentado durante los últimos años”, explicaron desde la máxima autoridad financiera.
En un contexto en el que el BCRA redujo la tasa de interés de referencia y se dejaron sin efecto las normativas que establecían tasas de interés mínimas para algunas líneas comerciales, las tasas de interés de los préstamos presentaron caídas significativas en el promedio mensual, profundizando la tendencia bajista que se observa desde diciembre de 2023.
Esta dinámica, junto con una desaceleración de la inflación y la corrección de las distorsiones de precios y de los desequilibrios macroeconómicos acumulados, favorecería el proceso de intermediación financiera. No obstante, como los números lo demuestran, los préstamos al sector privado se siguen achicando.
Caída sin atenuantes
En marzo de 2024 los bancos le prestaron al sector privado 18,8 billones de pesos, una cifra que representó un aumento nominal de 146,4% en relación a marzo del año pasado, cuando se prestaron 7,6 billones de pesos. No obstante, como se mencionó anteriormente, la variación real fue de -38,7%, por el efecto de la inflación sobre el poder adquisitivo de la moneda nacional.
Ahora bien, cuando se analizan los datos por tipo de crédito, se encuentra que no hubo ninguna excepción en la tendencia de caída. Los créditos hipotecarios, por ejemplo, sufrieron una baja real del 62% en el período analizado, pasando de 389.800 millones de pesos otorgados en el tercer mes del año pasado a 595.000 millones en igual mes de 2024. Como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), bajaron del 0,2% a un escaso 0,1% en marzo de este año.
Se destacó también la caída de los préstamos personales. En marzo de 2023 se otorgaron créditos con ese destino por un monto total de 1,21 billones de pesos, un 50,9% menos en términos reales que los 2,39 billones de pesos otorgados en igual mes de este año.
También disminuyó de forma significativa el monto financiado a través de tarjetas de crédito. De acuerdo a los datos publicados por el Banco Central, en marzo de este año los bancos le prestaron a los usuarios a través de los “plásticos” un valor total de $5,96 billones, mientras que en igual mes del 2023 habían otorgado una suma de $2,24 billones. En términos reales, la variación fue de 34%.
Por último, los créditos prendarios pasaron de $508.900 millones en marzo de 2023 a $1,05 billones en marzo de 2024. La diferencia fue de 107,5% en términos nominales, pero fue de -48,4% en términos reales, considerando el efecto de la inflación sobre el peso.
En contraparte, se incrementaron 18,5% los préstamos al sector no financiero otorgados en dólares. Dentro de ese segmento, se destacó el incremento del financiamiento a través de tarjeta de crédito, que creció 53% entre marzo de 2023 e igual mes de este año.
Se trata de empresas de todo tipo de las que piensa retirarse el Estado apelando a distintos procedimientos.
El Gobierno nacional ha iniciado un ambicioso plan de privatización que busca redistribuir la participación estatal en más de 129 empresas. Este proceso se centra en vender o transferir al sector privado sus activos, incluidas importantes entidades como Aerolíneas Argentinas, ARSAT, y el Banco Nación, entre otras. De acuerdo con el anuncio de Diego Chaher, director de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, es posible que más empresas se unan a este listado.
Uno de los enfoques principales de este proyecto es reducir las deudas entre la Nación y las provincias, no a través de efectivo, sino mediante el traspaso de activos del Estado. Este enfoque fue resumido por Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete del Interior, quien declaró que la intención es “ordenar las cuentas” mediante la neteación de esos pasivos.
Algunos de los métodos bajo consideración incluyen la transferencia de acciones, terrenos fiscales o activos como carreteras, a las administraciones provinciales, como una forma de pagamento de deudas.
El camino hacia la privatización incluye diversas estrategias: desde ofertas públicas iniciales en el mercado de valores, vía una concesión de unidades de negocio, hasta el cierre de operaciones no rentables. La venta de IMPSA es un ejemplo reciente de estas acciones, cuyo proceso recibió ofertas hasta finales de octubre.
Además, compañías clave como OPTAR serán ofrecidas a sus empleados mientras sus acciones se colocan en el mercado bursátil para ampliar la participación privada. Mientras tanto, empresas como TANDANOR están en proceso de ser reconstruidas estratégicamente para el mercado internacional, al mismo tiempo que YPF se prepara para deshacerse de algunas de sus operaciones no centrales.
Esta serie de decisiones buscan “no solo aliviar las deudas provinciales sino también racionalizar y modernizar el portafolio de activos del Estado, fortalecer ciertas industrias estratégicas incluidas telecomunicaciones, defensa y servicios energéticos”. En particular, AySA, NASA y ARSAT planean diversificar y aumentar la inversión privada para poder desarrollar sus objetivos de mediano y largo plazo, enfocándose en innovación tecnológica y renovación de infraestructuras.
Dentro de este proceso, el gobierno no sólo prevé “un uso más eficiente de los recursos públicos”, sino también establece un “enfoque más moderno y funcional centrado en la rentabilidad y la internacionalización de los servicios esenciales”.
La contienda política interna del Partido Justicialista (PJ) culminó con la proclamación de Cristina Fernández de Kirchner como su nueva presidenta. Este hito político se hará oficial este martes, seguido de la asunción formal del cargo el 17 de noviembre, día inicialmente destinado a las elecciones del partido.
Esta decisión fue definida tras un proceso turbulento que incluyó un fallo judicial de la jueza María Servini en contra del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, quien había solicitado postergar la elección para reformular los detalles de su lista ‘Federales, un grito de corazón’. La jueza no solo desestimó las pretensiones del gobernador, sino que además ratificó la validez de la lista ‘Primero la Patria’, conducida por Fernández de Kirchner. Ante la ausencia de otras candidaturas, el peronismo evitó el costo político y económico de llevar a cabo una interna.
El nuevo cargo coloca a la expresidenta frente a desafíos considerables. En primer lugar, la unificación de un partido desgarrado por las desavenencias internas. La necesidad de generar diálogo con Quintela y aquellos sectores del peronismo que se distancian de la línea kirchnerista será crucial. Además, se enfrenta a una disyuntiva crítica, marcada por las diferencias entre La Cámpora y el gobernador bonaerense Axel Kicillof.
Evitando la competencia frente al riojano, que se mantuvo cierto tiempo como el único postulante tras recorrer el país durante meses, Kirchner asume una posición decidida. Su candidatura sorpresa impulsada por La Cámpora cambió el escenario, provocando que Quintela tomara acciones legales al recibir el rechazo a los avales por parte de la Junta Electoral. Paralelamente, la quietud de Axel Kicillof, objeto de críticas por su falta de apoyo abierto a Fernández de Kirchner, ha mantenido a los focos sobre él durante el conflicto interno.
El acto se realizó a un día de conocerse los resultados de las elecciones en Estados Unidos. El nuevo funcionario es el reemplazante de Diana Mondino.
El funcionario juró sobre la Torá. Foto: gentileza
Mientras crece la expectativa por la elección en los Estados Unidos, el presidente de la Nación, Javier Milei, le tomó juramento este lunes (04/11) por la tarde al nuevo canciller, Gerardo Werthein, quien hasta ahora ocupaba el cargo de embajador en ese país del norte.
El acto se realizó en en el Salón Blanco de la Casa Rosada tras la ruidosa salida de su antecesora, Diana Mondino, del mando del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (Cancillería). Su ingreso fue el resultado de otra demostración de alineamiento del gobierno de Milei con los Estados Unidos.
Werthein acompañó al presidente en todos sus viajes al exterior desde que asumió, ocupando un rol de cuasicanciller en cada una de esas comitivas reducidas que poco incluyeron a Mondino. Ahora, formalizará ese rol junto a otras prioridades, según confirmaron fuentes del gobierno como, a nivel local, “pasar la motosierra por los gastos de las embajadas” y comandar la reestructuración anunciada para la cartera.
En el tablero geopolítico, la elección en Estados Unidos definirá también la posición de la Argentina hacia China. Sobre la agenda confirmada, lo más próximo es la visita del presidente francés, Emmanuel Macron, la posterior participación de Milei en Brasil de la cumbre del G20 y, acto seguido, otra visita de la primera ministra de Italia, Georgia Meloni. (ANB)