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¿Por qué el Papa Francisco nunca volvió a la Argentina?

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En casi 12 años de papado Francisco realizó 47 viajes apostólicos fuera de Italia y estuvo en 66 países. Recorrió 32.814 kilómetros en avión.

El papa Francisco ha sido uno de los líderes más destacados de la Iglesia católica en los últimos tiempos, no solo por su origen no europeo, sino también por su mensaje inclusivo y su enfoque progresista en temas sociales. Sin embargo, hay un tema que ha dejado a muchos argentinos con una sensación de esperanza no cumplida: su regreso a la tierra natal.

Desde que Jorge Mario Bergoglio asumió el cargo de Sumo Pontífice en marzo de 2013, se inició una especulación incesante sobre su posible visita a Argentina. Francisco, nacido y criado en Buenos Aires, ha manifestado en repetidas ocasiones su deseo de regresar al país del tango y de significativos referentes religiosos como la Virgen de Luján y Mama Antula.

A lo largo de la historia del papado, varios Pontífices jamás volvieron a sus lugares de nacimiento tras asumir su papel en la dirección de la iglesia. Francisco pertenece a este grupo particular de líderes espirituales. La razón de este fenómeno radica en algunas restricciones geográficas e históricas, y recientemente, en la decisión personal, motivada por diversas circunstancias y condiciones.

Uno de los ejemplos más notables de papas que no regresaron a su patria después de su elección incluye a Juan XXIII, Pío IX y más recientemente Benedicto XVI. No obstante, el caso de Francisco tiene una faceta colorida y única debido a su enfatización en ciertos valores y situaciones.

El deseo de Francisco a lo largo de los años estuvo motivado por varios proyectos concretos. En su momento, pensó en celebrar un evento de conmemoración por los 500 años de la primera misa celebrada en el actual territorio argentino. La pandemia del COVID-19 trajo frustración a estos planes.

Curiosamente, el papa ha visitado extensivamente muchos países de todo el mundo. Ha viajado a 66 países e hizo más de 47 viajes internacionales. En contraposición, nunca cruzó sus tierras nativas desde una óptica cercana. Quizás lo curioso no sólo radique en su infrecuencia en casa, sino en haber cruzado el espacio aéreo de Argentina mientras sobrevolaba hacia otro destino, como en sus visitas a Paraguay y Chile.

“Al sobrevolar la amada Patria argentina para dar comienzo a mi visita pastoral a Paraguay, me alegra enviar un cordial saludo a vuestra excelencia, expresando mi cercanía y afecto a esta querida Nación, para la que le pido al Señor copiosas gracias que le permitan progresar en los valores humanos y espirituales, acrecentando el compromiso para la justicia y la paz”, le escribió a la ex jefa de Estado en 2015.

Los motivos de no regresar fueron muchos, multicausales, que involucran distintos factores y decenas de personas. Según pudo saber este cronista, que participó activamente de jornadas de organización y debate para su vuelta a la Argentina, Bergoglio planificó al menos seis visitas frustradas.

La mayoría incluían recorridas por villas o asentamientos, visitas a cárceles y lavadas de pies a personas privadas de su libertad, encuentros con abuelos olvidados. Nunca se pensó en la Casa Rosada. Pero sí en que durmiera una noche a pocos metros de la Casa de Gobierno, en su antiguo departamento de la Catedral porteña, donde varias veces se habló del operativo regreso.

En otras charlas se mencionó la posibilidad de ir a Salta, por la fe que moviliza la Virgen del Milagro, pero también por su amor por los pueblos originarios de la Puna. Incluso, una vez se propuso que vaya a bendecir Vaca Muerta, a reunirse con los mapuches y a ver el terreno de Añelo donde se pretende levantar una nueva capilla.

Las visitas fallidas previstas a lugares simbólicos en Argentina como Santiago del Estero, Luján y Quilmes reflejan una rica historia de intentos. Se hipotetizó incluso que Francisco estudiase una estancia prolongada en el departamento que tenía como Arzobispo. Quería visitar lugares no políticos, sino de profundo simbolismo religioso y humanitario.

El papa Francisco estableció una serie de condiciones claras que habrían de cumplirse para plantearse su regreso. Una macrostabilidad que comprenda desde la unidad política hasta una aceptación social clara en la Argentina, un país con complejidades notables y un acentuado dinamismo político.