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Quizá por costumbre, o por nitidez de las líneas vistas desde arriba en una tribuna o cabina, se puede apreciar cuando cambia un DT en el fútbol si este aplica un 4-4-2 diferente al, por ejemplo,4-2-3-1 de su antecesor. O si juega al contragolpe en lugar de ir al ataque… En el caso del rugby es más difícil notarlo, porque parece más complejo sus reglamento y porque la posición la marca, básicamente, la pelota. Sin embargo, en Los Pumas que apenas llevan tres partidos con Felipe Contepomi de entrenador, se están viendo cambios, la mano del DT.
El ex capitán del equipo, que fue la mano derecha del australiano Michael Cheika, quien dirigió desde el 2022 hasta el año pasado, cierre en el Mundial de Francia con el cuarto puesto, empezó a juntarse virtualmente con los jugadores desde enero, hasta que en marzo se reunió con ellos en una concentración realizada en Inglaterra. Por zoom y en el campo les fue inculcando algunos nuevos conceptos, o reformulados los anteriores, para empezar a volcar en la cancha desde julio. La Selección perdió en el debut ante Francia, pero luego abrochó tres triunfos: antes los mismos franceses, contra Uruguay y el bombazo del sábado vs. los All Blacks.
Quizá ante la exigencia mayor se potenció el estilo que busca Contepomi. Todo un desafío, ante el subcampeón del mundo y en su casa, imponer un estilo más que el resultado en sí. Los Pumas ganaron (38-30) con sus armas, su libreto, sin cambiar una coma.
Lo más claro que busca el mellizo es un ataque más franco y sostenido. El equipo prácticamente no patea en sectores de la cancha en los que antes lo hacía, si bien, claro, no come vidrio: esto no quiere decir salir jugando porque sí desde el ingoal. Los 15 se comprometen para tratar de mover la pelota, si puede llegar a la punta, mejor, y atacar con ella en su poder. Una plataforma que se está notando muy positiva es el line, con Juan Martín González, octavo al que levantan y supera los cuatro metros en el aire para atrapar la pelota. Quizá el arma más picante sea Mateo Carreras, el pequeño wing que tiene unas piernas como troncos para traccionar y desairar rivales, como a Demian McKenzie el sábado, a la carrera y con un cambio de paso.
Los que tienen la llave de las decisiones, sobre cuándo y cómo atacar, son Santiago Carreras, que pese a un 2023 con cuestionamientos se quedó con la 10, y Juan Cruz Mallía, un bocho, líder de los backs. Con 26 y 27 años toman las decisiones y son los que aparecen desde el fondo para encabezar los avances, generalmente por tierra, aunque el apertura es el que patea más a cargar y el fullback, el que despeja. En este último ítem se suma Lucio Cinti, el zurdo de los tres cuartos, cada vez que hay que cambiar el perfil.
Clave en el ataque, además, es la elección de jugadores. Si bien los backs son los mismos que en el Mundial, salvo por el siempre rendidor Matías Moroni, que está reemplazando de wing al lesionado Emiliano Boffelli, y hasta la tercera línea se repite, Contepomi no dudó en mandar a los nuevos al Coliseo. Unos guerreros. Franco Molina (26), que el año pasado estaba jugando la Liga Sudamericana con Dogos XV, entra en la segunda línea, igual que Pedro Rubiolo (21), debutante en el 2022. Está bien que faltan Guido Petti y Matías Alemanno, y que Tomás Lavanini recién está regresando, pero el dúo se está ganando muy bien sus minutos, lo mismo que Efraín Elías, Pumita (M-20) este año que viene de debutar ante los All Blacks. Sumado a los cambios de la primera línea (Ignacio Ruiz por el lesionado capitán Julián Montoya y Eduardo Bello por el retirado Francisco Gómez Kodela), le dan más frescura y dinámica al equipo, en el que hoy se ve un pack más dinámico, a medida del juego que busca Felipe, conducido por el medio scrum Gonzalo Bertranou.
El otro punto clave y nítido que está buscando el equipo es la forma de defender. Estos Pumas no esperan, atacan con su defensa, apenas sale la pelota de la formación, en línea presionan hacia adelante, asfixian a los rivales. Por ejemplo, hubo una jugada en el ST en Wellington, en la que los All Blacks, de tener la pelota casi en mitad de cancha, debieron retroceder, incluso teniendo la posesión, hasta casi sus 22. Naturalmente, los alimenta una vocación por el tackle y la responsabilidad de saber que, si uno falla, se viene el try en contra. ¿Y si el rival patea por sobre la marca? Está la mencionada cobertura de Santi Carreras y Mallía, además, peligrosos en la contra.
A nivel individual, lo que están tackleando Chocobares, Kremer, Rubiolo y Gallo es notable. Lo mismo que algunos rendimientos individuales como el de Pablo Matera, que volvió a ser capitán -por ausencia de Montoya- y la está rompiendo en una tercera línea fuori clase con Kremer y González.
Un párrafo aparte -no podía ser de otra manera con un equipo argentino- se lo lleva el scrum, que cuando anda bien mucho no se lo destaca, pero se le cae cuando no funciona. El fijo, si bien apenas se jugaron cuatro ante los All Blacks, mejoró, se ganaron, de manera firme, los cuatro propios que se jugaron. Es clave porque un poco marca la temperatura del equipo.
Con estas armas, las que entrega Contepomi y desenfundan los jugadores, Los Pumas están desandando un nuevo camino, por ahora, bien. El sábado, de nuevo ante los All Blacks, tienen otra prueba muy exigente para seguir demostrándolo.
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