Conecta con nosotros

Cultura y Educación

¿Qué se sabe de las pinturas rupestres que se hallaron en el Área Limay?

Publicada

el


Tendrían una antigüedad cercana a los 1.000 y reproducen un estilo ampliamente difundido en el norte de la Patagonia. Ya se conocía su existencia, pero nunca se divulgaron estudios al respecto.

El Área Limay transcurre en la margen rionegrina del histórico río. Foto gentileza.

Las pinturas rupestres cuyo hallazgo se difundió días atrás ya se conocían, pero hasta el momento no fueron objeto de estudios que se divulgaran. A priori, se puede inferir que tienen una antigüedad de aproximadamente 1.000 años y que se emparentan por su estilo con otras que existen en el sur neuquino y el sudoeste de Río Negro. Reproducen “un código visual ampliamente compartido por los diversos grupos humanos que habitaron y habitan actualmente la Patagonia”.

Contextualizó la información a instancias de El Cordillerano Emmanuel Vargas, arqueólogo que se desempeña en el Museo de la Patagonia, dependiente de la Administración de Parques Nacionales. El sábado último, la Secretaría de Cultura informó que “guardas ambientales de la provincia hallaron una serie de pinturas rupestres en el Área Natural Protegida Río Limay de las cuales no existían registros previos”. La noticia despertó considerable curiosidad entre las/los lectores de este medio.

El Cordillerano: ¿qué se puede anticipar de las “nuevas” pinturas rupestres que se encontraron en el Área Limay? La información de Provincia aseveró que no había registro de su existencia, pero entiendo que sí hay otras en la misma zona, ¿verdad?

Emmanuel Vargas: se trata de un sitio arqueológico que fuera identificado por primera vez por la licenciada Ana María Albornoz, quien efectuó los primeros relevamientos a fines de los años 90. En este sentido, no podríamos decir que son “nuevas”, pero sí que nunca se realizó alguna publicación sobre las mismas, sea académica o de divulgación.

En cuanto a la existencia de otros sitios arqueológicos con presencia de arte rupestre en las cercanías, podríamos decir que abundan y actualmente por razones de conservación no se publica su localización exacta. Lo que sí podemos decir es que tanto el sur de Neuquén como el sudoeste de la provincia de Río Negro concentran una importante cantidad de sitios con arte rupestre, en particular sobre los valles vinculados a cuerpos lacustres como el Nahuel Huapi y el Traful. También a los diferentes cursos de agua permanentes como el Limay, el Pichileufu y otros arroyos tributarios.

EC: Más allá del caso puntual, ¿qué se sabe de las pinturas rupestres emparentadas con las del hallazgo o vecinas?

Vargas: Haciendo una observación rápida y general de las imágenes publicadas, podemos decir que las pinturas reubicadas dentro del Área Protegida Provincial se emparentan con aquellas que han sido clasificadas y/o denominadas por los arqueólogos como pertenecientes a un tipo de producción de imágenes visuales abstractas y geométricas. Presentan trazos definidos en forma de escalera mayormente de color rojo, en el que su desarrollo, sea vertical u horizontal, termina componiendo figuras complejas conformadas por otras más pequeñas como cruces, figuras en ocho o enmarcadas. Históricamente, dentro de la disciplina arqueológica, este tipo de producción visual se ha denominado “estilo de grecas” y representa un momento de producción tardío, no más de 1.000 años, aunque estas fechas siempre están sujetas a nuevas investigaciones o datos.

Este estilo de arte o producción visual se encuentra ampliamente distribuido en Patagonia septentrional y se puede observar tanto en soportes tipo aleros o cuevas, así como también en otro tipo de objetos móviles o mobiliares que pertenecieron al amplio repertorio tecnológico del mundo indígena, tales como placas -rocas- grabadas, cerámica, huesos de animal, artefactos leñosos o de madera, moluscos marinos y también manufacturas en cuero animal. Debido a su gran extensión y homogeneidad -similitud morfológica-, se presume que este tipo de estilo formó parte de un código visual ampliamente compartido por los diversos grupos humanos que habitaron y habitan actualmente la Patagonia, funcionando como dispositivos de comunicación y significación de aspectos simbólicos o aspectos de la vida cotidiana.

La imagen que difundió Provincia.

EC: ¿qué estudios se hacen habitualmente en estos casos y cómo se puede preservarlas, teniendo en cuenta que el Área Limay es muy visitada?

Vargas: Del estudio del arte rupestre se encarga la arqueología y como tal su abordaje científico se desarrolla en el marco de investigaciones arqueológicas, autorizadas siempre por la autoridad de aplicación. Se realizan no solo para responder preguntas sobre su posible significado y función en la sociedad, sino también para comprender la vida social, económica y ambiental de los grupos humanos que plasmaron estas imágenes en la roca. En términos generales, el arte rupestre formó parte de la trama simbólica y comunicacional de estos grupos, de modo que su producción y reproducción en el tiempo y en el espacio, estaba controlada y/o pautada, interviniendo en la vida social no solo en diferentes momentos de encuentro, sino también para eventos más específicos de índole secular o sagrados.

Usualmente se hacen estudios morfológicos y físico químicos no invasivos sobre el arte rupestre para conocer el modo en que fue manufacturado. También para identificar regularidades o no en el repertorio de diseños que nos permitan inferir la presencia de códigos visuales estandarizados y, por consiguiente, significativos para el grupo humano que los hizo. Posteriormente, estudios comparativos permitirán diferencias momentos de producción y, en consecuencia, si intervinieron o interactuaron entre sí diferentes grupos humanos.

Para su preservación es sumamente importante la presencia de los organismos o autoridades de aplicación de las leyes nacionales y provinciales que protegen el patrimonio arqueológico, al igual que el activo involucramiento de ámbitos académicos y científicos para seguir indagando y conociendo lo que se pretende conservar. Por último y no menor, es la participación del ciudadano para su protección, dando aviso ante un eventual hallazgo fortuito o la detección de eventuales daños que puedan producirse sobre los sitios arqueológicos y/o históricos. En este caso en particular, entiendo que están interviniendo las áreas de Ambiente y Cultura de la provincia de Río Negro, aplicando los protocolos del caso.

Hasta ahí las consideraciones de Vargas. Sumemos que el Área Natural Protegida Río Limay transcurre por la margen rionegrina del histórico río y “abarca un extenso corredor fluvial de paisajes únicos y de gran valor ecológico”, dice la información que ofrece Provincia en su página web. Desde el ingreso a través de Estancia San Ramón, es visitada por caminantes que buscan las alturas del cerro Villegas los fines de semana o por ciclistas. También forma parte de su jurisdicción el Valle Encantado. Que contribuyan al resguardo de las pinturas rupestres vecinos/as y turistas es asunto central.