El hombre se declaró culpable y aceptó el reproche fiscal en torno a una salvaje agresión a la que sometió a su expareja, luego de que ésta se negara a brindarle la clave de desbloqueo de su teléfono celular.
La golpiza cesó cuando la mujer logró huir y se dirigió a la comisaría 28.
El juez Marcos Burgos verificó las condiciones legales del acuerdo pleno de juicio abreviado que le ofrecieron las partes y resolvió homologarlo y condenar a la pena de seis meses de prisión en suspenso, a un sujeto que admitió haber golpeado a su expareja.
El hombre, empleado hotelero, protagonizó una violenta escena sucedida en la medianoche del 25 de febrero de 2023, en el interior de su domicilio. En dicha ocasión exigió a su expareja que le brinde la clave de desbloqueo del teléfono celular, con intenciones de revisar las comunicaciones que había mantenido la mujer en las últimas horas.
Ante la negativa de la víctima, comenzó a insultarla y propinarle golpes de puño y puntapiés, delante del hijo menor de edad. También le arrojó el aparato telefónico, que impactó en el rostro de la mujer y luego cayó al suelo sufriendo diversos daños.
La golpiza continuó hasta que la víctima logró escapar del domicilio y se presentó directamente en la comisaría 28 del Alto de la ciudad, en donde labraron las actuaciones de rigor y constataron las lesiones sufridas.
La fiscalía describió que el hecho se dio en un contexto de violencia de género, ya que ambos mantuvieron una relación de aproximadamente 9 meses, con episodios anteriores de violencia verbal y psicológica, con situaciones de hostigamiento, acoso, celos, control y manipulación.
En consecuencia el hecho fue encuadrado en la figura de lesiones leves agravadas por el vínculo y por un contexto de violencia de género y daño simple.
Ante la propuesta de juicio abreviado, el acusado identificado en la sentencia a la que accedió El Cordillerano con las iniciales W.R.G., admitió su responsabilidad en los hechos y se declaró culpable, aceptando también la condena propuesta por la fiscalía que es de carácter condicional.
De tal manera, el acusado quedará obligado a respetar una serie de pautas de conducta que le impusieron, para sostener la condicionalidad de la pena, de lo contrario terminará tras las rejas.
Entre otras varias pautas de carácter genérico, como fijar domicilio y presentarse trimestralmente ante el Instituto de Asistencia a Presos y Liberados (IAPL), el sujeto deberá realizar un curso de nuevas masculinidades y por supuesto, evitar todo tipo de incidente con la denunciante, por el término de dos años.
