Welby, de 68 años, es acusado de haber ocultado durante años abusos físicos y sexuales cometidos por John Smyth, un abogado asociado a la Iglesia.
La reciente renuncia del arzobispo Justin Welby ha sacudido los cimientos de la Iglesia anglicana y de la sociedad británica en general. El líder religioso, conocido por oficiar eventos significativos como el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III, decidió dimitir en medio de severas acusaciones de encubrimiento de abuso sexual.
Welby, de 68 años, es acusado de haber ocultado durante años abusos físicos y sexuales cometidos por John Smyth, un abogado asociado a la Iglesia.
Smyth, responsable de agredir a 130 menores en el Reino Unido y África desde la década de 1970 hasta 2010, murió en 2018 sin enfrentar a la justicia. Los informes sobre estos abusos fueron manejados internamente desde la década de 1980, según se reveló en un reciente informe encargado por la propia Iglesia.
Ante el escándalo, figuras importantes de la institución, incluido el rey Carlos III, dieron luz verde a la renuncia tras una petición pública que ganó más de 12.500 firmas en pocos días. El primer ministro británico, Keir Starmer, calificó de “horribles” las acciones cometidas y criticó el abandono sufrido por las víctimas, aunque no se refirió directamente a Welby.
El informe también acusa a Welby de no haber denunciado estos crímenes a la policía cuando tomó conocimiento en 2013. Este documento detalla el abuso sistemático y extremadamente violento que Smyth ejerció, llevándose a casa a niños con el pretexto de ofrecerles refugio espiritual.
Welby expresó su profunda vergüenza y contrición, asumiendo responsabilidad personal e institucional. Declaró que se esforzó por mejorar las fallas históricas de protección dentro de la Iglesia durante sus casi 12 años al mando, pero dejó en manos de otros el juicio sobre sus logros.
