El efecto de su llegada fue inmediato. Gustavo Alfaro cargó sobre sus espaldas una pesada mochila y no tardó en empezar a levantar vuelo. El experimentado entrenador de 62 años, viejo sabio de la tribu, revitalizó a un Paraguay que en los últimos tiempos se había acostumbrado a convivir con la frustración, que había tenido un arranque muy flojo en las primeras seis fechas de las Eliminatorias y que venía de terminar último sin sumar puntos en el Grupo D de la Copa América. El conjunto guaraní sorprendió: rescató un valioso empate en Montevideo contra Uruguay (0-0) y logró una gran victoria frente a Brasil (1-0), en Asunción, para meter al equipo en zona de repechaje para la Copa del Mundo. Con el triunfo, la Albirroja volvió a festejar en un duelo oficial por los puntos tras casi 11 meses: la última alegría había sido el 17 de octubre del año pasado ante Bolivia, por 1-0.

A Lechuga no lo amedrentó el desafío. El 26 de agosto firmó un contrato cuya caducidad dependerá de la meta que alcance el equipo: será hasta el final de las Eliminatorias o el Mundial. Todo un síntoma de la convicción del entrenador hacia la materia prima disponible y también a sus condiciones para potenciar a los futbolistas. “Lo que todos buscamos es tener esa gran chance, esa linda posibilidad, que últimamente le ha sido esquiva a Paraguay, que es participar de un Mundial”, fue lo primero que comentó Alfaro. Y avisó: “Hay que sacar puntos contra todos”.

El comienzo de su ciclo estuvo a la altura del entusiasmo que contagió apenas puso un pie en Paraguay. Fue un arranque prometedor que trascendió al enorme valor de los resultados. La Albirroja fue superior a Uruguay: impuso su juego, le generaron pocas situaciones y el encuentro se disputó como quiso Alfaro. Lo mismo sucedió ante Brasil, que no encontró la forma de romper el cerrojo de un conjunto granítico y pragmático.

“¡Vamos que nos vamos al Mundial! ¡Dale!”, les gritó el entrenador argentino a Damián Bobadilla y Julio Enciso mientras ambos se dirigían hacia el vestuario tras la victoria ante la Verdeamarela. La euforia no era para menos: Paraguay llevaba 16 años sin derrotar a Brasil. “Lo único que tuve que hacer es zamarrear un poquito el árbol para que se caigan las arañas y nos demos cuenta que ese árbol está lleno de frutos para cuidar”, contó Lechuga.

Alfaro sorprendió con algunas decisiones, como la titularidad de Isidro Pitta, delantero de Cuiaba que con 25 años tuvo su primera vez en la selección. También con la presencia del lateral Juan Cáceres, de Lanús. Recuperó al arquero Gatito Fernández, que no jugaba desde 2020, y mantuvo a algunos históricos como Gustavo Gómez, Enciso y Miguel Almirón. Más allá de los nombres y de sostenerse desde el orden, también apuntó a potenciar anímicamente a los jugadores.

“Fue tremendo y difícil el partido porque tiene mucha jerarquía Brasil. Sirve mucho este resultado para creer. Lo muchachos están confiando y empiezan a aparecer cosas”, le comentó Alfaro a este diario, el hombre que restituyó la esperanza en Paraguay.