Policiales y Judiciales
Se murieron las gallinas tras sanción a un interno y deberán reponerlas
La jueza de Ejecución Penal y luego un juez de Revisión confirmaron una sanción disciplinaria para Heriberto Miguel, quien había sido autorizado a cuidar gallinas dentro de la cárcel pero realizó modificaciones y arreglos sin pedir permiso. No obstante lo anterior, advirtieron al Servicio Penitenciario que deberá reponer los animales muertos porque nadie les dio comida durante los días en que al detenido le impidieron cuidar a sus gallinas.
Heriberto Miguel siguió la audiencia desde un dispositivo en el Penal 1 de Viedma.
Heriberto Miguel acumula un larguísimo historial delictivo. Las condenas que recibió fueron unificadas en la pena única de 26 años de prisión que cumple en el Establecimiento de Ejecución Penal 1 de la capital provincial, lugar en el que tiempo atrás fue autorizado a montar un gallinero y atender a los animales, como parte de su trabajo intramuros.
Pero en febrero pasado el personal del Servicio Penitenciario Provincial lo sorprendió, en una recorrida de rutina, realizando arreglos y modificaciones para las que no había pedido la correspondiente autorización. Pese a que le advirtieron de la gravedad de la situación, Miguel contestó “No estoy haciendo nada malo” y continuó con su objetivo de ampliar y reemplazar una parte de la estructura dañada por el paso del tiempo.
Como consecuencia de ello, le aplicaron una sanción que determinó su exclusión por siete días de la actividad. Durante ese tiempo nadie procuró alimento y agua para los animales, que terminaron muriendo.
Pero Miguel no estuvo de acuerdo con la sanción e intentó a través de su defensa que la Jueza de Ejecución Penal revisara su sanción y ante la confirmación de la misma insistió en otra instancia de revisión. Pero el juez Gregor Joos rechazó sus pretenciones y confirmó todo lo actuado.
La defensora oficial Carolina Biglieri se había quejado por lo excesiva e infundada de la sanción, señalando que se trataba del primer incumplimiento de Miguel al reglamento carcelario pese a todos los años que lleva detenido y se quejó porque la sanción afectaba sus calificaciones y su avance en el sistema de progresividad que plantea el régimen carcelario. La defensora adujo que Miguel simplemente reemplazaba un tramo de nylon que cubría un sector del gallinero porque estaba demasiado dañado por el paso del tiempo.
Pero la fiscala Silvia Paolini negó la pretensión defensiva al señalar que Miguel fue notificado de que tenía que abstenerse de hacer la tarea sin solicitar permiso, pero contestó que no hacía nada malo y siguió como si nada. Además, destacó que no se trataba simplemente del reemplazo de materiales dañados sino que además, estaba ampliando el espacio asignado para el gallinero y destacó que se trató de una infracción grave.
Miguel, visiblemente molesto siguió la audiencia desde un dispositivo conectado a la plataforma Zoom desde el interior del Penal de Viedma. “Desde que estoy acá nunca me llamaron la atención, tengo huerta y animales acá”, aseguró y se quejó porque a partir de la sanción, se murieron las gallinas porque nadie fue a alimentarlas durante esos días.
“No puede reclamar ni quejarse” disparó el juez Gregor Joos al responder a los planteos defensivos de Miguel y añadió “no debió continuar cuando lo advirtieron” y “si hubiera acatado no estaríamos acá”
La situación del gallinero y los animales fue tratada en audiencia por zoom esta mañana.
El magistrado no consideró inadecuada la elaboración de un sumario interno ni la sanción y graficó que sería muy difícil administrar un Establecimiento Penal con 130 o 140 detenidos “si cada uno hace lo que le da la gana y no acata ante una advertencia. Sería desastroso”, evaluó.
Joos consideró altamente positivo que a Miguel le hayan permitido “montar un gallinero en un Complejo Penitenciario en medio de la ciudad” y destacó el criterio amplio que tuvieron las autoridades del Servicio Penitenciario al autorizarlo, pero al mismo tiempo criticó que no se hayan tomado las medidas necesarias para salvaguardar la vida de los animales durante los días que duró la sanción para Miguel. “Comparto la indignación porque se haya dejado morir a esas gallinas y por lo tanto también me parece adecuada la resolución de la jueza de Ejecución Penal, en el sentido de tomar algún tipo de recaudo al respecto, deberán reemplazar esos animales de tal manera de que Miguel pueda continuar con el gallinero y cuidar esas gallinas”, cerró.
Pesados antecedentes: 26 años de prisión, dos homicidios y más
En mayo de 2022, el mismo juez Gregor Joos presidió un tribunal que además integraron Sergio Pichetto y Juan Martín Arroyo, para unificar las condenas que había acumulado Miguel a lo largo de su vida delictiva. La suma aritmética de todas ellas daba 40 años de prisión, pero aplicaron el método compositivo y le impusieron la pena única de 26 años de cárcel, mediando un acuerdo entre la fiscala Betiana Cendón, la defensora oficial Natalia Araya y el propio Miguel, que para entonces tenía 36 años.
Su historial atemoriza, aunque lleva tantos años detenido que los informes del Servicio Penitenciario Provincial aseguran que su comportamiento ha ido cambiando y está evaluado como positivo.
Heriberto Miguel acumula un frondoso prontuario (Foto Archivo
El 22 de diciembre de 2004 la Cámara Segunda en lo Criminal lo condenó a nueve años de prisión por considerarlo autor del delito de coacción agravada por el uso de armas contra tres menores de edad y homicidio simple en perjuicio de Nancy Méndez, hermana de los tres primeros, de apenas 13 años. La sentencia confirmó que el por entonces joven de 19 años asesinó a la niña porque ésta se negó a darle un beso.
Mientras cumplía esa primera condena, logró evadirse y estando prófugo. En noviembre de 2009 cometió un hecho encuadrado en la figura de robo agravado por el uso de armas y, en septiembre de 2010, sumó una nueva condena a seis años de prisión.
Más adelante acumuló otra condena de tres años y seis meses de prisión por los delitos de privación ilegítima de la libertad y atentado a la autoridad.
En este punto se realizó la primera unificación de condenas contra Heriberto Miguel, aplicando el método compositivo -y no la suma aritmética- y le impusieron la pena única de trece años de prisión.
Pero Miguel volvería a delinquir y el 29 de junio de 2015 sumó una nueva condena a seis años y ocho meses de prisión por robo calificado por el uso de arma de fuego. El hecho investigado había ocurrido el 20 de abril de 2013 cuando en el Alto de la ciudad abordó a dos menores que caminaban por la vía pública y tras robarle algunas pertenencias les efectuó disparos lesionando a una de las víctimas.
Nuevamente fue sometido a un proceso de unificación de penas y fue beneficiado con una nueva aplicación del método compositivo y no la suma aritmética, imponiéndosele en definitiva la pena única de diecisiete años y seis meses de prisión.
Ocurrió que más tarde Heriberto Miguel volvió a ser condenado por el homicidio de Paula Vera. Le impusieron una nueva condena de trece años de prisión y otra vez por aplicación del método compositivo -y no la suma aritmética-, le unificaron todas las condenas en la pena única de 26 años de prisión.