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hace 10 mesesel
El documental que ganó su categoría en el FAB 2023, se exhibirá en la Universidad Nacional del Comahue el próximo fin de semana. Ineludible para todos aquellos y aquellas que todavía sientan una pizca de amor por la Patagonia profunda.
Belleza, soledad y trabajo. Palabras más, palabras menos, así describe una protagonista de la película en qué consiste vivir en El Turbio, un paraje que están tan lejos como cerca. Sus angustias y grandezas están descriptas con mucha emotividad en la película del mismo nombre que dirigió Alejandro Encinas y se va a proyectar el fin de semana en Bariloche. Un aporte destacable a la cinematografía regional.
Si el probable espectador o espectadora acampó alguna vez en el Parque Nacional Lago Puelo o se interesó por los senderos de la zona, seguramente escuchó hablar de El Turbio, sitio un tanto enigmático al cual no se puede llegar en vehículos por vía terrestre. Pues bien, allí viven familias que, entre postergaciones y afirmaciones, llevan adelante una cotidianeidad que debió ser más generalizada unos 70 años atrás, pero en el presente, está en franca retirada.
He ahí un primer mérito: “El Turbio” actualiza para las audiencias a las que pueda llegar formas de relacionarse con el territorio que hace tiempo son ajenas para la población de las grandes ciudades. No sólo para Buenos Aires o Rosario, sino también para los enclaves patagónicos que se dejaron llevar por delante por las variantes extractivistas del turismo y la actividad inmobiliaria, entre ellas, Bariloche.
El documental pone énfasis en una injusticia histórica: la increíble vigencia de los Permisos Precarios de Ocupación y Pastaje (POPP), instrumento jurídico que instituyó Parques Nacionales en los albores de su funcionamiento y que todavía en 2024, implica que familias que tienen a sus mayores enterrados en el campo de que se trate, no tengan derecho a titularizar la tierra.
Como contrapartida, la llegada de capitales trasnacionales no la tienen tan difícil a la hora de hacerse de ambientes que parecen prístinos. Parte de El Turbio es jurisdicción del Parque Nacional Lago Puelo y quien fuera su intendente al momento del rodaje, es uno de los participantes de importancia en el registro. Otra, integra una reserva provincial de Chubut, pero más allá de esos estatus, la historia demuestra que la aplicación de leyes nacionales o provinciales resulta más bien laxa si de por medio hay una buena cantidad de dólares.
Las y los pobladores del paraje despliegan actividades agrícola ganaderas. Son gente de campo en el sentido cordillerano: sus cuadros están flanqueados por cerros que todavía albergan conmovedores bosques. Para arrimar a la localidad de Lago Puelo, deben combinar con una embarcación que, a su vez, tiene que coordinarse con un tractor capaz de depositarla en las aguas. Desde una perspectiva citadina, no es fácil vivir en El Turbio, pero nadie entre su gente pareciera preferir las supuestas comodidades urbanas.
No obstante, la nostalgia amaga en convertirse en desesperanza, porque la escuela está cerrada, entonces, los pocos niñes que van quedando, reciben instrucción por parte de sus mamás y papás. En la película no hay explicitación al respecto, pero pareciera que lejos de favorecer la permanencia, el Estado más bien alienta la despoblación del lugar. ¿Con qué objetivos?
En la Comarca, “El Turbio” lleva 13 funciones exitosas. En Bariloche, se exhibirá el sábado próximo (18 de mayo) a las 18 y el domingo (19 de mayo) a las 16, en los dos casos en el aula mayor de la Universidad Nacional del Comahue. Desemboque Audiovisual, la productora que se conformó en torno a la experiencia, prevé las funciones barilochenses como una suerte de antesala al recorrido que prevé por festivales nacionales e internacionales, aunque en términos estrictos ese camino ya comenzó en 2023, cuando la película se alzó con el premio de su categoría en el FAB.
El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) tiene que continuar con su funcionamiento, pero “El Turbio” también demuestra que se puede filmar, aunque no se acceda a las fuentes tradicionales de financiamiento. Del esfuerzo participaron diversos ámbitos del sector público, entre ellos, municipalidades, reparticiones de la provincia de Chubut, el PN Lago Puelo y un instituto del CONICET que tiene sede en Bariloche. Además, se adivina un inmenso espíritu militante por parte del equipo técnico.
De ahí que sea importante apoyar con las entradas. La recaudación permitirá enriquecer técnicamente el documental -que ya está irreprochable- para acercarlo a los estándares internacionales. Se puede acceder a las anticipadas a través del WhatsApp 2944 514155. Para todo aquel o aquella que todavía sienta un vínculo con la tierra y guarde un mínimo de amor por la Patagonia profunda, “El Turbio” implica una cita ineludible. Soledad y trabajo, sí. Pero también enorme y esperanzadora belleza.
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