El fiscal Cristian Barría Aguilar iba a imputarlo por nuevas desobediencias a órdenes judiciales y usurpación, pero el acusado pidió ser defendido por Ana Vera y no por una defensora pública.
Hernández fue trasladado al calabozo tras la audiencia, en otro caso por abuso sexual tiene prisión preventiva. Foto: Eugenia Neme.
En la mañana de este martes Gabriel Alejandro Hernández tenía que enfrentar una nueva formulación de cargos por los delitos de usurpación y desobediencia a una orden judicial.
En sala se presentó la defensora oficial Yamile Saidt, pero el acusado rechazó la representación legal e indicó su deseo de nombrar a la defensora particular Ana Vera, quien lo defendió en los últimos legajos judiciales en los que está involucrado.
De hecho la defensora Ana Vera lo representó en un acuerdo parcial de juicio abreviado en el que finalmente resultó condenado a la pena de tres años de prisión, condena que se ubicó mucho más cerca del mínimo que del máximo de la escala penal prevista para el concurso real de delitos por el que se declaró culpable. En ese caso, la defensora había pedido el mínimo de la escala -6 meses-, señalando que creía en la resocialización de Hernández, que acumula entre otros delitos, condenas por 7 abusos sexuales y tiene otros en trámite.
La misma defensora, en la última audiencia en la que volvieron a acusarlo por amenazar a su expareja, señaló que no había podido cometer el hecho porque en esos días se encontraba en un campo de la letrada, en El Bolsón.
Pero ante el deseo de Hernández, el juez de Garantías Juan Pablo Laurence ordenó a la Oficina Judicial que reprograme la audiencia y notifique a las partes con la debida anticipación. Pero además aclaró a “Comegatos”, que si Vera no aceptaba su defensa, será patrocinado por la defensa pública.
“Comegatos”, tiene otros legajos en trámite y pesa sobre él una prisión preventiva ordenada en uno de los casos en el que está acusado por abuso sexual. También tiene otra causa por amenazas a su expareja.
Además, tiene pendiente el cumplimiento de una polémica condena de tres años de prisión, que le impusieron en un acuerdo de juicio abreviado en el que fue declarado culpable por tres hechos de abuso sexual simple, dos hechos de amenazas y tres hechos de desobediencia a una orden judicial.
En el pasado, ya había cumplido una condena de diez años de prisión, tras haber sido declarado de haber violado a dos adolescentes a los que invitó a su domicilio con el pretexto de jugar videojuegos, pero que terminó agrediendo sexualmente tras convidarles bebidas alcohólicas y drogas.
