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Cultura y Educación

Teatro Espeluznante y una propuesta ídem

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El elenco repondrá “C.O.S.O (Contra el orden social opresor)” en el CC El Negro el próximo viernes. Un combo de zombis, crítica social y rescate histórico.

En C.O.S.O. fantasmas buscan paz. Foto: Pichi de Martini.

Una noche cualquiera, el planeta se detiene y empieza a girar, pero en sentido contrario. Todo será posible en la insólita penumbra. Un grupo de fantasmas aprovecha el caos para saldar deudas con la historia y avanzar hacia otro orden que les permita, finalmente, descansar en paz. Así de llamativa es la trama de “C.O.S.O. (Contra el orden social opresor), la obra que Teatro Espeluznante repondrá el próximo viernes (1ro de noviembre) desde las 21 en el Centro Cultural El Negro (Angelelli 7350 – Virgen Misionera). Como mínimo, perturbador atractivo.

Con dirección de Francesca Giordano, actúan en “C.O.S.O.” Agustín Sarmiento; Chadri Miñones, Pichu De Martini; Santiago Verdaguer y Victoria Crespi. La iluminación corre por cuenta de Limay Brouckaert. La entrada es a la gorra y el espectáculo se recomienda para mayores de 12 años. Para indagar un tanto más allá de la breve sinopsis que llegó a El Cordillerano, el que firma intercambió algunas palabras con la directora.

Francesa repasó sintéticamente los orígenes del elenco. “Teatro Espeluznante nació en 2021 a partir de la idea de dar un taller que tuviera que ver con mi propia búsqueda, con mi trayectoria como actriz y creadora, con los lugares que me interesan para pensar la actividad”, comentó. “Entonces comencé a identificar que podía generar mi propio lenguaje para dar clases, clases en las que se piensa la actuación y el teatro, no simplemente talleres para desinhibirse. El teatro es espeluznante y se trabaja con esa premisa”, resaltó.

“A partir de ahí indagamos en la actuación, pero siempre con el terror pisándonos los talones: hay misterio, hay sospecha, hay poética y monstruosidad”, enumeró la directora. Como se trata de talleres, estos “proponen hacer una puesta final. Primero fue Posesxs, que planteaba el terror de no poder salir de una fiesta totalmente desquiciante y un mal viaje. Luego fue La Ruta, a partir de cumplir con las premisas del espacio Casa Ainda de Villa Los Coihues, donde había que estar descalzos y no hacer mucho ruido en el horario del taller. Entonces trabajamos con el sigilo y los susurros”, recordó. “La obra era sobre la Ruta 40 y los fantasmas que la merodean”.

Más cerca en el tiempo “vino C.O.S.O. y lxs integrantes estaban muy entusiasmadxs, así que la obra se hizo en distintos espacios, incluyendo la Casa de La Cultura de El Bolsón y el teatro donde solemos ensayar y hacer los talleres: El Posible, de Casa de Piedra”, señaló. En este caso, “trabajamos con el terror de romper el orden social establecido. Así indagamos en el anarquismo y su historia, en nuestro país, en el mundo y en distintas lecturas que podían hacerse con esa hipótesis. La obra fue escrita por mí, pero los ensayos y la actuación reescriben constantemente”, aclaró entonces, la también dramaturga.

La paz del cementerio

Sin contar el final, adelantó Francesca que “se trata de una noche en el cementerio, una noche muy especial porque el mundo se detuvo y comenzó a girar para el otro lado, entonces alrededor todo es un caos”, introdujo. “Por supuesto que en el cementerio hay cierta paz porque nadie pisa los cementerios. Estos fantasmas están en una especie de limbo del cual quieren salir, su intención es morir por completo, pero para eso deben hacer algo que en vida no pudieron: instalar un orden absolutamente nuevo, en el que los ideales anarquistas por fin se materialicen en el mundo contemporáneo”, describió.

El pibito de Malvinas. Foto: Agustín Demichelis.

Es que “sólo así podrán descansar definitivamente”. Entonces, “prueban distintas cosas e invocan a otros fantasmas, como los fusilados de la Patagonia… Son médiums, como lo es la actuación, y actúan desde el corazón, como también lo hace la actuación, con cuerpo y estado de aparición, como zombis”, puntualizó.

En materia de personajes, “hay un niño soldado de Malvinas, un falso italiano de ideas partisanas, una travesti que quiere ser actriz y actuar de Eva Perón, ser Eva Perón o cuestionarla por completo, un payaso punk y el fantasma de Salvadora Medina Onrubia”, la anarquista que llegó a dirigir el diario Crítica. “Los personajes son todos fantasmas y ese estado es lo que me interesa”, destacó Francesca.

Queda claro que “la obra habla de una hipótesis imposible y a la vez invoca lugares que también hablan de teatralidad: la marginalidad, lxs lacras, ‘lo que no se reconoce’, la fantasmagoría, el poder y la cotidiana opresión que ejerce el orden de las cosas, hasta ahogarnos en una supuesta normalidad. Así, (la obra) se pregunta y se ríe de su propio discurso”.

Pareciera ser un sello distintivo de su teatro, ya que “en mis puestas me interesa mucho que aparezca la contradicción. Es grotesca y el humor habla donde nadie podría hablar o decir ciertas cosas. Todo el tiempo es esto, pero también es otra cosa.  De esa forma y de muchas otras, el teatro es espeluznante, porque hay algo donde no debería haber nada. Y sobre todo porque es en sí una actividad que a nadie le importa, una actividad antigua, eterna y siempre lateral. El teatro es estúpido y voraz, absolutamente improductivo y tremendo”, definió la teatrera.

Música potente

Además, “me interesa la música como lenguaje muy potente en el teatro. En C.O.S.O. particularmente se usa una música que atenta contra cierta pacatería que se instala en la sala y acompaña lapsus -entre comillas- oníricos, caóticos, oscuros y maravillosos. Es música que grita libertad. A la palabra libertad nos la robaron y vapulearon mucho en este tiempo, la libertad no es la de mercado. Pensamos que es importante en este momento poner en órbita esa palabra y el constante esfuerzo de muchxs por conseguir aquello que significa. Hay una de esas canciones que dice: La libertad que hoy gozamos no surgió de la nada, por favor no la pisotees, pese a que muchos amigos, compañeros ya no están, sigo de pie, seguimos de pie, seguiremos por siempre de pie, por amor: ¡Seguiremos!”

Tamaña advertencia. Además de la función prevista para el próximo viernes en Virgen Misionera, habrá una más antes de que expire 2024, el 24 de noviembre (domingo) en Paico – Casa de Arte (El Frutillar) desde las 21:30. Agéndese: Teatro Espeluznante Contra el Orden Social Opresor.

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