“Qué grande es nuestro idioma, ¿verdad?”. Teresa Viejo habla con ojos grandes y con manos que se mueven. Tiene un acento castizo que choca —o mejor: se complementa— con el chilango y el porteño de sus dos interlocutores. “Muchas veces digo que los españoles vivimos un poco mirando a Europa y deberíamos mirar a América”.
María Teresa Viejo Jiménez, tal su nombre completo, es una periodista y escritora española. Y es también embajadora de la buena voluntad de UNICEF. Con una vasta trayectoria en radio y televisión, trabajó en TVE, Antena 3, Telemadrid, Radio España, etc. Como autora publicó ensayos y novelas; entre otras: Cómo ser mujer y trabajar con hombres, La memoria del agua (que fue adaptada para una miniserie de TVE), Que el tiempo nos encuentre, Mientras llueva.
Su libro más reciente se llama La niña que todo lo quería saber (editado por HarperCollins Ibérica) y es un ensayo en el que aborda la curiosidad como un motor de exploración y aprendizaje. En este diálogo con Ticmas, Teresa habla de las claves para mantener una menta abierta y con ganas de descubrir el mundo.
—La curiosidad es algo innato en los seres humanos. Cualquiera sabe que los hombres son curiosos por naturaleza, como también que, con la edad, tienden a ser más conservadores. ¿Qué estrategias pueden desarrollarse para que la curiosidad no se pierda?
—Yo trabajo curiosidad en niños, adolescentes, adultos y trabajadores seniors. Cuando empecé a estudiarla, me preguntaba esencialmente dos cosas: una, cuándo y por qué se pierde, y luego, tanto si la hemos perdido como la tenemos viva, cómo la podemos potenciar. Las respuestas son: para la primera, nunca; y para la segunda, sí.
—¿Podemos profundizar en las respuestas?
—Primero, no hay una única curiosidad, no es monolítica. La curiosidad, entendida como una fortaleza humana —que es mi aproximación—, no es única. Hay varias dimensiones y una de ellas es la tolerancia a lo nuevo, que quizá vaya decreciendo con el paso del tiempo. Pero hicieron en Japón con 2.000 personas de entre 17 y 90 años para monitorear cuando decrece y se vio que las ganas de aprender y de vivir experiencias lúdicas nuevas nunca las perdemos. Por tanto, efectivamente todos la poseemos, aunque varíe dependiendo de cómo la usamos en nuestro comportamiento, bien profesional, bien personal.
—¿Por qué decrece?
—Es multifactorial. A lo mejor se da porque no la necesitamos en el día a día en nuestro desempeño profesional. O bien porque tenemos un exceso de información, algo que se da en la sociedad actual. En este tiempo hemos tratado de recibir, categorizar, almacenar y discernir demasiada información y eso choca con la necesidad de adherir una nueva. Otro motivo: la curiosidad también depende de la socialización. Esto es muy interesante. Si hemos tenido un apego seguro que refuerza nuestra conducta exploratoria, vamos a seguir manteniendo la curiosidad como algo bueno. Si, al contrario, la figura de referencia de apego era temerosa y nos decía que no te salgas del lugar de confinamiento y quédate ahí donde estás, pegadito, no gatees, entonces no vamos a tener un alto comportamiento. Quiero decir: nuestra conducta curiosa es intrínseca y también depende del entorno.
—¿Cómo impacta en la curiosidad el contacto con la naturaleza?
—Es muy probable que el contacto nos haga altamente curiosos, porque hemos tenido que aprender a dialogar con ella. Por eso es tan importante que todo lo que nos rodea cuide de la curiosidad.
—Esto nos lleva a la segunda parte de la respuesta, que es cómo incentivar la curiosidad.
—Sí. ¿Se puede activar? Sí. Requiere de la voluntad de poner en valor eso que es intrínseco en mí y que además me da un rédito muy positivo. Tener voluntad y constancia tiene mucho que ver con adquirir nuevos hábitos, de la misma manera que entrenamos diferentes partes del cuerpo.
—¿Cómo se hace?
—Hay distintos caminos. Yo utilizo una herramienta, que es la de mi tesis doctoral y que creo que es la más idónea, que es la indagación apreciativa.
—¿Qué modelos o enfoques educativos pueden potenciar la curiosidad de los estudiantes?
—Todos los modelos experimentales flexibilizan la educación tradicional. “Tradicional” entendida como “reglada”, porque, por ejemplo, en España, en los años 30, antes de la Guerra Civil, se vivió una reforma educativa encaminada a lo experiencial. Eran los años 30 del siglo XX. Se buscaba poner al niño en el centro y que el aprendizaje fuera a través del descubrimiento. ¡Fijaos! Todos los modelos que funcionan así son buenos: el bachillerato internacional, las escuelas que no tienen espacios de clase, las escuelas transversales. Antes de la pandemia he leído un estudio muy interesante sobre las escuelas rurales en España. Como vivimos un abandono del ámbito rural, a veces queda muy pocos niños por escuela y forzosamente en un curso hay niños de distintas edades.
—El aula multigrado.
—Exacto. Eso exige un esfuerzo pedagógico del docente, pero es muy rico. Bueno, pues en esas escuelas, los índices educativos estaban disparados. Lo cierto es que el modelo que hemos usado hasta ahora es un modelo para un mundo que ya no existe y hay que prestar mucha atención a los sistemas educativos porque ¿qué están haciendo con los niños? Evidentemente, tienen que trabajar habilidades tecnológicas y ahí es fundamental el STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés]. Pero no perdamos de vista que no solo vamos a necesitar habilidades tecnológicas. Yo no necesito habilidad tecnológica, no tengo que ser una lumbreras para manejar ChatGPT. Pero sí tengo que tener criterio para discernir lo que me dan para saber si es bueno o si me están manipulando. Eso lo logro con curiosidad, con creatividad, con pensamiento crítico, con flexibilidad, con capacidad de adaptación, con conectividad con las personas. Para mí, las softs skills son tan o más importantes que las habilidades STEM. Hay que ir hacia un aprendizaje lineal y continuado del niño para que lo viva dentro del ámbito educativo, después en la familia y en el parque, en conexión con la naturaleza. Tenemos que caminar hacia un mayor humanismo.
—¿Cómo lo harías?
—Con aspectos de la psicología positiva, con indagación apreciativa, con trabajos de grupo y con elementos que permitan el autoconocimiento. Más psicología y menos política. O mejor: más psicología y menos ideología.
Anuncio
—¿Cómo tiene que ser la labor de los docentes?
—Mi experiencia viene desde España. Y tengo un enorme sentimiento compasivo; entiendo el malestar y el desconcierto que sienten. ¿Por qué? Porque está clarísimo que ellos necesitan un aprendizaje continuo y no lo tienen; tampoco disponen del tiempo suficiente para tenerlo. Se encuentran con cambios permanentes en los modelos educativos. En concreto, en España, cambian cada vez que cambia el gobierno. Es una barbaridad. El gobierno, con su carga ideológica, termina impregnando el modelo educativo. La docencia es una profesión muy vocacional que necesita un enorme apoyo. En ellos se ha delegado una parte de la educación en valores que debería ser competencia de las familias —porque las propias familias no pueden o no disponen de tiempo— . Los maestros están sobrepasados, tienen un burnout elevadísimo. Como sociedad entiendo que hay que cuidar de un profesional al que hay que seguir formando. Y hay que pagarle más.
Será el viernes (13 de septiembre) en su propia sala. “Los farsantes exhiben su impunidad, hacen de la crueldad su mejor gag”, cuestiona el elenco que dirige Gabriela Otero.
“Tragedia que se repite se vuelve farsa”, anticipa la sinopsis de la obra que El Brote estrenará el próximo viernes (13 de septiembre) desde las 20. La aseveración tiene raíces en la teoría política más influyente de los últimos 200 años, pero adquiere absoluta actualidad en la Argentina de 2024. El título de la nueva pieza es precisamente “El pan o la vida. Reescritura trágica en clave de farsa” y tiene como dramaturga a Gabriela Otero, quien también dirige la puesta en escena. El estreno se producirá en la sala donde el elenco hace de local (Beschtedt 568).
En la trágica repetición argentina “los farsantes exhiben su impunidad, hacen de la crueldad su mejor gag. Nosotros, atrapados en un bucle de la historia, saltamos para alcanzar el pan”, completa la breve introducción. En intercambio con El Cordillerano, la teatrera recordó que “con más de 27 años de oficio teatral, El Brote se caracteriza por la apuesta a la creación de dramaturgias con una identidad propia y regional”.
Como resultado de esa opción, el grupo tiene en su haber nada menos que “13 obras de creación grupal, que atraviesan distintos momentos del país desde 1997 hasta la fecha”. De manera que El Brote algo entiende de tragedias, repeticiones y farsas. Mucho tuvo que ver en los ritmos de su camino el “maestro teatral” Humberto “Coco” Martínez, quien en su oportunidad observó: “Los actores (del elenco) no portan el discurso, ellos son el discurso”.
Para Gabriela, se trata de “un discurso encarnado, con una calidad de presencia escénica que sitúa el acontecimiento teatral en un lugar de verdad vital”. Entonces, “para actores que saben bien de hambre, de locura “ y “de desmemoria, no es el miedo a caer o el deseo de sobresalir lo que los mueve (hacia) el gesto efímero del teatro. Es la valentía de existir”, resaltó su directora.
El elenco de “El pan o la vida”
Así las cosas, “el Brote propone dar escena, una vez más, a quienes están siendo expulsados de la escena. Revisita y convoca a la memoria colectiva a través de distintos procedimientos dramatúrgicos y con austeridad en el uso de recursos técnicos y escenográficos, se propone poner en evidencia lo imprescindible del teatro: las y los actores y el público, la reunión de cuerpos presentes”, valoró.
“El teatro se desnuda de artificios y hace de eso una revelación: reconocernos en la escena, no solo como espejo de la realidad, sino también como espejo de los sueños”. En la nueva obra “las escenas se estructuran en actos, independientes entre sí, que se articulan en torno a un eje común: la lucha por alcanzar el pan. Pareciera imposible encontrar humor en una realidad tan cruda, pero el género de la farsa nos permite a través de la caricatura y el grotesco generar identificación y extrañamiento reflexivo”, anticipó la actriz.
Inevitable en el contexto preguntarse: “¿de qué me estoy riendo? El humor propio de la sátira farsesca y los códigos del teatro popular, se conjugan con procedimientos de distanciamiento brechtiano en una combinación tragicómica propia del estilo de El Brote”, describió Gabriela. “Las y los actores sostienen con frescura y verdad escénica un hecho teatral que nos interpela como sujetos de una historia que define su devenir en tiempo presente”.
En escena estarán Guillermina Ormeño, Ramón Gandolfo, Marina Fernández, Sabrina Fuselli, Natalia Gómez, Cristina González, Susana Thomas y la propia Gabriela, con Natalia Gómez como asistente de Dirección. De los aspectos técnicos se ocupa Sabrina y de la difusión en redes sociales Virginia Salamida. El colectivo decidió concretar el estreno en el marco de las Jornadas Frente en Movimiento, que impulsa el Frente Cultural Bariloche.
“El Brote es parte del Frente Cultural, un movimiento abierto, horizontal, autogestionado y solidario del que participan trabajadores y hacedores de la cultura, que nos hemos convocado en defensa de nuestro quehacer y en respuesta a las crueles políticas neoliberales que afectan los derechos básicos de la población”, enmarcó la directora del elenco. “Lo hacemos activamente reclamando su cese”.
Las jornadas también se pensaron como actividades solidarias “con la necesidad básica de alimentación que sufren familias vecinas de nuestros barrios. Por eso, en cada actividad recolectamos alimentos no perecederos y aportes para alimentos frescos indispensables para llevar un plato más de comida a los comedores barriales de nuestra ciudad”, recordó la teatrera.
De hecho, la recaudación de la función se destinará al merendero “Ayudame a crecer”. Por otro lado, el estreno del “El pan o la vida. Reescritura trágica en clave de farsa” también se inscribe en el marco de las 2das. Jornadas Latinoamericanas Simultáneas de Arte y Salud Mental. La instancia cuenta con la organización de la Red Latinoamericana de la especialidad y se desarrolla en localidades de la Argentina, Venezuela y Brasil.
La propuesta fue oportunamente seleccionada en el concurso Producción de obra del Instituto Nacional del Teatro (INT). Como la capacidad de la sala es más bien limitada, sería inteligente reservar al +54 2944 50 2349 (Virginia). “Atrapados en un bucle de la historia, saltamos para alcanzar el pan”, dice El Brote. Y tal vez, esté contribuyendo a desarmar la maraña de la farsa.
El título será otorgado por el Instituto Universitario de las Artes (IUPA), de General Roca. Hay tiempo para inscribirse hasta el próximo 16 de septiembre. Se cursará entre fines del corriente mes y diciembre.
Hasta el próximo 16 de septiembre hay tiempo para inscribirse en la Diplomatura en Gestión de Proyectos Culturales que impulsa la Secretaría de Cultura de la Nación en exclusividad para la Región Patagonia. Es una propuesta formativa nueva en modalidad virtual que se destina a gestores y hacedores culturales de estas latitudes. También participa del proyecto el Instituto Universitario de las Artes (IUPA).
El nombre completo de la instancia es Diplomatura en Gestión de Proyectos Culturales con Enfoque en Públicos, Audiencias y Comunidades. Los contenidos están organizados en módulos, seminarios y talleres, según informó Cultura de Nación. Los tres módulos troncales son Coordenadas actuales para la gestión cultural regional; Herramientas de gestión y planificación de proyectos culturales; y Gestión de públicos, audiencias y comunidades.
También se hizo saber que la diplomatura cuenta también con un Taller de integración transversal y con seminarios sobre Circulación regional, Accesibilidad cultural y Pantallas, digitalización y nuevos formatos para infancias y juventudes. “La modalidad de cursada es enteramente virtual y está organizada en clases sincrónicas y recursos asincrónicos”, precisa la información.
En efecto, “cada uno de los 3 módulos troncales posee 4 clases sincrónicas de 3 y 8 horas asincrónicas. Los encuentros sincrónicos (de asistencia obligatoria) se dictarán todos los martes, de 18 a 21 (para módulos) y algunos sábados (según cronograma de cursada), de 9 a 12 (para los seminarios y el Taller transversal)”, indicó el área nacional.
La convocatoria se dirige a gestores y hacedores culturales residentes en la Región Patagonia, es decir, incluye a Bariloche y al conjunto de Río Negro. “Se priorizará la participación de aquellas personas que cuenten con experiencias previas en proyectos, iniciativas y/o prácticas vinculadas con públicos, audiencias y comunidades culturales. El cupo máximo será de 80 vacantes. No se requiere título universitario ni secundario para poder inscribirse”, se aclaró.
Quienes cumplan con los requisitos de cursada y aprobación, accederán al título de Diplomado en Gestión de proyectos culturales con enfoque en públicos, audiencias y comunidades, que otorgará el IUPA. En definitiva, se trata de una oferta académica de pregrado que impulsa Nación a través de la Subsecretaría de Promoción Artística y Cultural. Además de la institución de General Roca, participan de la iniciativa la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF).
Se dictará entre el 24 de septiembre y el 14 de diciembre de 2024. La inscripción se realiza a través del formulario de inscripción que puede encontrarse en la página web de la Secretaría de Cultura de la Nación. Como el cupo es limitado, para la adjudicación de vacantes se priorizarán el cumplimiento de los requerimientos administrativos; las motivaciones explicitadas; la experiencia en territorio vinculada a proyectos culturales con foco en públicos, audiencias y comunidades; entre otras situaciones.
Se recomienda chequear las “preguntas frecuentes” antes de inscribirse. Por consultas y más información, escribir a [email protected].
Está abierto para artistas de toda la Argentina mayores de 18 años. Hay tiempo para inscribirse hasta el 26 de septiembre en el rubro Pintura y el 28 de octubre en la categoría Mural.
El Banco de la Provincia de Córdoba abrió la convocatoria para el 17º Premio de Pintura BANCOR 2024 para artistas y muralistas de todo el país. En la categoría Pintura habrá premios entre un millón y medio y tres millones de pesos, mientras que para el rubro Mural se instituyó un primer premio de tres millones. En la primera de las instancias, hay tiempo para participar hasta el 26 de septiembre, en la segunda hasta el 24 de octubre.
En conjunto, el fondo que se distribuirá entre ganadores totaliza 12 millones, según la información que la entidad hizo llegar a El Cordillerano. “La nueva edición de alcance nacional tiene como novedad la convocatoria a muralistas de todas las provincias y la participación en el jurado de los artistas Carla Barbero, Milo Lockett, Sofía Torres Kosiba, Hugo Albrieu y Dino Valentini”, precisa el envío.
Al momento de lanzar el certamen, el presidente de BANCOR destacó el carácter federal del premio. Raúl Paolasso también resaltó “la prestigiosa trayectoria en la cultura nacional desde hace 17 años” que tiene la iniciativa cordobesa. Las inscripciones para participar en la categoría Pintura estarán abiertas hasta el 26 de septiembre y para Muralismo hasta el 24 de octubre. Cabe puntualizar que, en el último de los casos, el proyecto ganador se realizará en la capital de la provincia mediterránea.
Pueden participar interesados mayores de 18 años con temática libre para las dos categorías. “El Premio de Pintura BANCOR es uno de los más prestigiosos y esperados del país por la comunidad artística nacional, tanto por los fondos estímulos otorgados como por la calidad de sus jurados, los procesos de selección y la permanencia y coherencia conceptual que mantiene desde sus inicios en 2008”, añade la presentación.
En efecto, “el espíritu federal de la distinción se refleja en la activa participación de artistas de Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, San Luis, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Jujuy, Tucumán, Catamarca, Salta, La Rioja, Chaco, Neuquén, La Pampa, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego”, puntualiza el llamado. “Un año más, BANCOR renueva su compromiso con la cultura y el arte argentino, fomentando las expresiones artísticas y promoviendo la inclusión y el acceso a los bienes culturales de nuestro país”.
En la categoría Pintura el Primer Premio Adquisición significará 3 millones de pesos para el o la artista; el Segundo Premio Adquisición 2 millones y el Tercero un millón y medio de pesos. En tanto, se instituyeron tres menciones Arte BANCOR Joven Adquisición (hasta 35 años) de un millón de pesos cada una. En Muralismo, el Primer (y único) Premio representará también 3 millones de pesos.
“En la modalidad Pintura, podrán presentar obras artistas individuales o colectivos de todo el país, y la temática es libre. Quienes fueran seleccionados por el jurado deberán enviar sus obras de manera física al Museo Tamburini”, precisan las bases y condiciones. “Para la categoría Muralismo, esta edición presenta la novedad de convocar por primera vez a artistas individuales o colectivos de todo el país, a proponer un proyecto inédito de temática libre. La obra ganadora se ejecutará en un mural a designar por la organización en la ciudad de Córdoba”.
Para conocer más detalles, interesados e interesadas “deben consultar las bases y condiciones de cada uno de los concursos y el instructivo de inscripción”. Para acceder a inscripciones debe hacerse desde el enlace Premiopintura.bancor.com.ar. Para consultas, se puede escribir a [email protected] o chequear Premio Pintura BANCOR en Facebook. ¡A probar suerte!