Ucrania reanudó este miércoles la evacuación de miles de personas luego de que la destrucción parcial de una represa bajo control ruso desató un torrente de agua que inundó una veintena de localidades y desató temores de un desastre humanitario.
Muchos de los habitantes de una isla cercana a la ciudad de Kherson tuvieron que escapar en camiones militares o balsas mientras el agua subía por las calles y los techos de las casas.
“Hasta ahora, 24 localidades en Ucrania han sido inundadas”, dijo el ministro del Interior, Igor Klymenko, y hubo que evacuar a más de 17.000 civiles de las zonas anegadas, según el fiscal general.
“Más de 40.000 personas podrían estar en zonas inundadas. Las autoridades ucranianas evacúan a más de 17.000 personas. Desgraciadamente, más de 25.000 civiles se encuentran en el territorio bajo control ruso”, indicó en Twitter el fiscal ucraniano Andrii Kostin.
Las autoridades ucranianas acusaron a los rusos de haber dinamitado la presa a propósito, mientras que los rusos culparon a los ucranianos de haber atacado militarmente.
“Los rusos no se preocuparon por las consecuencias cuando atacaron la presa. No merecen perdón”, dijo Oleksandr Sokeryn, que perdió su casa por la inundación.
Naciones Unidas dijo que al menos 16.000 personas ya han perdido sus hogares y que se están realizando esfuerzos para proporcionar agua limpia, dinero y apoyo legal y emocional a los afectados. Los funcionarios en el lado del río controlado por Ucrania trasladaron a algunas personas a ciudades como Mykolaiv y Odesa al oeste.
La central hidroeléctrica de la represa, conquistada por los rusos al comienzo de su ofensiva en Ucrania, hace más de un año, también está “completamente destruida”, anunció el jefe de la operadora ucraniana de hidroelectricidad, Ukrhydroenergo.
Por su parte, un alto funcionario instalado por los rusos en la parte de la región de Kherson (sur) bajo su control anunció la evacuación de unas 900 personas de las áreas ocupadas cerca del río Dniéper.
Acusaciones mutuas
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, acusó a Rusia de detonar una “bomba ambiental de destrucción masiva”, y aseguró que hasta 80 poblados se verían inundados.
“Este crimen acarrea enormes amenazas y tendrá graves consecuencias en la vida de las personas y el ambiente”, sostuvo Zelensky, especificando que la explosión tuvo lugar el martes a las 02:50 hora local.
En octubre pasado, Zelensky acusó a Rusia de colocar minas en la presa, y advirtió que su destrucción generaría una nueva ola de refugiados en Europa.
Poco después Rusia replicó pidiendo a su vez la “condena” de Ucrania por la destrucción de la represa.
“Pedimos a la comunidad internacional que condene las acciones criminales de las autoridades ucranianas, que son cada vez más inhumanas y representan una grave amenaza para la seguridad regional y global”, dijo el ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia en un comunicado.
Según el gobierno ucraniano, la destrucción es un intento de los rusos para “frenar” la ofensiva de su ejército. El lunes, Ucrania aseguró haber ganado terreno cerca de la ciudad de Bakhmut, en el este, al tiempo que relativizó la escala de las “acciones ofensivas” en otras partes del frente.
Por su parte, Rusia dice que está repeliendo estos ataques a gran escala, al tiempo que reconoció el martes la muerte en los últimos días de 71 de sus soldados.
Las autoridades ucranianas afirman haber estado preparando durante meses una gran contraofensiva para obligar a las tropas rusas a retirarse.
“No hay peligro nuclear inmediato”
La destrucción parcial de la represa hace temer consecuencias para la central nuclear de Zaporizhzhia, ubicada a 150 km río arriba, porque garantiza su enfriamiento.
Sin embargo, “no hay peligro nuclear inmediato”, subrayó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y agregó que sus expertos en las instalaciones están monitoreando la situación.
Al igual que la represa, la central eléctrica está ubicada en un área ocupada por las fuerzas rusas desde la invasión que lanzaron en febrero de 2022.
El director de la central, Yuri Chernichuk, nombrado por los ocupantes rusos, afirmó que “en la actualidad no hay amenazas” sobre la seguridad de la instalación.
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En la ciudad de Kherson , los habitantes temen las consecuencias.
“La inundación está justo ahí, frente a nuestros ojos. Nadie sabe lo que puede pasar de ahora en adelante. Un buen ruso es un ruso muerto, no puedo decir nada más”, dice Viktor, un residente, a la AFP.
La destrucción parcial de la represa es “el mayor desastre ambiental provocado por el hombre en Europa durante décadas”, dijo Zelensky, acusando a Rusia de ser culpable “de un ecocidio brutal”.
Rusia tendrá que rendir cuentas por este “crimen de guerra” que constituye la destrucción de una infraestructura civil, dijo el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, al tiempo que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció un “acto escandaloso”.
A su vez, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó el ataque como “otra consecuencia devastadora de la invasión rusa a Ucrania”.
“La tragedia de hoy es otro ejemplo del espantoso precio de una guerra para la gente”, agregó Guterres.
La represa de Kajovka, construida en la década de 1950, en plena la época soviética, tiene un valor estratégico ya que suministra agua al Canal de Crimea del Norte, que nace en el sur de Ucrania y atraviesa toda la península de Crimea, bajo control ruso desde 2014.
El miércoles se confirmó la noticia del fallecimiento de Alberto Fujimori, exmandatario de Perú, a través de un post en la red social X, publicado por su hija Keiko Fujimori. Con 86 años de edad, Fujimori había sido condenado a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos durante su gobierno.
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Según un informe de Transparencia Internacional de 2004, se afirmó que su gobierno había malversado aproximadamente 600 millones de dólares, lo que llevó a Fujimori a ser incluido en la lista de los diez líderes más corruptos del mundo.
Con unas emotivas palabras, Keiko señaló: “Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre, Alberto Fujimori, acaba de partir al encuentro del Señor“. Agregó además: “Pedimos a quienes lo apreciaron que nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma.”
El exmandatario gobernó Perú con una dura mano entre 1990 y 2000. Se destacó por combatir el terrorismo en el país, luchando contra grupos armados como Sendero Luminoso y el MRTA. Sin embargo, su administración estuvo marcada por repetidas denuncias de abusos a los derechos humanos y corrupción. En 1992, Fujimori llevó a cabo un autogolpe de Estado al disolver el Parlamento, lo cual fue solo uno de los muchos actos controvertidos de su mandato.
El gobierno de Fujimori fue conocido por implementar severas reformas económicas de corte neoliberal que lograron estabilizar el país, que en su momento atravesaba una grave crisis económica. Sin embargo, en el año 2000, huyó a Japón en medio de un gran escándalo de corrupción y renunció a la presidencia por fax. En 2007, regresó a Perú bajo extradición, siendo condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción, en casos emblemáticos como las masacres de La Cantuta y Barrios Altos.
Los últimos meses de su vida los pasó en libertad, gracias a un indulto humanitario concedido en diciembre de 2023. Durante este período, había expresado su intención de presentarse en las elecciones presidenciales de 2026, aunque su estado de salud se fue deteriorando rápidamente. Su última aparición pública fue el 4 de septiembre cuando fue visto en una silla de ruedas saliendo de un hospital privado. Cuestionado entonces sobre su candidatura, respondió en tono jocoso: “Veremos, veremos”.
Perteneciente a una familia de inmigrantes japoneses, Fujimori fue el primer descendiente de japoneses en convertirse en jefe de Estado de otro país. Nació en Lima en 1938 y estudió matemáticas en la Universidad Nacional Agraria de La Molina, donde se destacó como un desconocido profesor antes de incursionar en la política. Se convirtió en presidente en 1990 tras derrotar al famoso escritor Mario Vargas Llosa, ganándose el apoyo popular con promesas de cambio y estabilidad.
Europa continúa consolidándose como un destino de gran atractivo para quienes buscan nuevas experiencias y oportunidades. Específicamente, el continente europeo es un imán tanto para turistas como para profesionales, gracias a su robusta oferta educativa y laboral. En este sentido, muchas personas de América Latina están encontrando en Europa el entorno ideal para mejorar su calidad de vida y sumergirse en culturas diversas y enriquecedoras.
Italia, en particular, ha dado un paso significativo al abrir sus puertas a los nómadas digitales, aquellos que tienen la flexibilidad de trabajar desde cualquier rincón del mundo. Esto les permite no solo cumplir con sus responsabilidades laborales, sino también disfrutar de la riqueza cultural, gastronómica y estilística que ofrece Italia. No es sorprendente, entonces, que este país europeo haya desarrollado programas específicos destinados a atraer personas interesadas en un cambio de ambiente, incluyendo la venta de propiedades a bajo costo y la oferta de viviendas gratuitas.
Uno de los programas más sorprendentes y recientes es el “Work From Ollolai”, ubicado en la pintoresca isla de Cerdeña. Este innovador programa está diseñado para atraer a trabajadores remotos al pequeño pueblo de Ollolai, el cual tiene una población de apenas 1300 habitantes. La iniciativa ofrece a los trabajadores la oportunidad de vivir gratis en el pueblo durante tres meses mientras continúan con sus empleos remotos. Un fondo de 20.000 euros ha sido destinado para ofrecer alojamiento amoblado y cubrir los gastos de servicios públicos, transformándose en una oportunidad única para quienes desean experimentar un cambio de aire sin preocuparse por los costos.
Cómo hay que inscribirse
La razón detrás de este programa de Italia es revitalizar la población de Ollolai, la cual disminuyó considerablemente en los últimos años, pasando de 2250 a 1300 habitantes. Con este plan se espera atraer a 30 trabajadores remotos en los próximos dos años. Para aplicar, solo es necesario ingresar al sitio web de Work From Ollolai, completar el formulario y tener el pasaporte en regla. La convocatoria estará abierta hasta diciembre, lo que brinda tiempo suficiente para evaluar esta emocionante oportunidad de vivir y trabajar en Italia.
Un atroz hecho ha sacudido a los habitantes de Brisbane, Australia, y ha resonado en el ámbito internacional. Un hombre, cuya identidad fue rápidamente confirmada por las autoridades, es buscado intensamente tras un ataque en un parque local. Pese a los esfuerzos de las fuerzas del orden, el agresor logró escapar del país antes de que se pudiera proceder a su detención.
Las primeras indagaciones sugieren que el individuo sospechoso abordó un taxi inmediatamente después de perpetrar el acto violento y se dirigió al Aeropuerto de Sídney, donde abordó un vuelo internacional, tan solo 12 horas antes de que fuera posible dar a conocer su identidad.
La joven víctima, un niño llamado Luka, fue trasladado de urgencia a un hospital. Luka presentó quemaduras graves tanto en el rostro como en su cuerpo, lo que requirió rápidas intervenciones quirúrgicas y múltiples injertos de piel. Según el testimonio de los profesionales médicos, las heridas del pequeño son severas y su recuperación exigirá un notable esfuerzo y tiempo.
El desenlace de esta historia tiene a la comunidad en vilo, especialmente porque la identificación del agresor fue posible gracias a la vigilancia por cámaras de seguridad situadas alrededor del parque del siniestro.
Las imágenes revelan a un hombre huyendo a pie, vestido de manera casual con bermudas, camisa, gorra y gafas de sol. A pesar de que las pistas son claras, el descubrimiento de su huida internacional ralentizó considerablemente la captura.
Del mismo modo, los padres de Luka han manifestado su consternación y sorpresa, asegurando no conocer al individuo ni encontrar razones que justifiquen el ataque a su hijo.
La policía de Brisbane ha emitido una orden de arresto internacional en su contra y colabora con diferentes agencias para detenerlo.
La gravedad del ataque ha llevado a las autoridades a presentar cargos por daño corporal grave, delito que, según la legislación australiana, puede conllevar una pena de hasta cadena perpetua. La colaboración internacional es ahora crucial para encontrar y presentar ante la justicia al responsable de este horrible crimen.